Australia está sufriendo a causa del calentamiento global una de las peores olas de incendios forestales de su historia. Más de 80 focos permanecen activos y las llamas han llegado este martes a menos de 15 kilómetros de Sídney, la ciudad más poblada del país



Cientos de miles de hectáreas quemadas, 85 focos, tres muertos, más de 100personas heridas, 200 casas calcinadas y miles de bomberos luchando contra el fuego. Ese es el balance actual de los incendios forestales que están arrasando el sureste australiano, formando una línea de fuego de 1.000 kilómetros que ya amenaza ciudades tan importantes como Sídney. Las autoridades de Australia han declarado el estado de emergencia en varias zonas del este y las condiciones «catastróficas» afectan sobre todo a las regiones de Nueva Gales del Sur y Queensland.
Los conocidos como bushfires (incendios de arbustos) son un fenómeno habitual en Australia durante los meses más cálidos y secos del año, en una zona en la que las precipitaciones ya son escasas de por sí. Suele afectar a áreas despobladas muy extensas cubiertas sobre todo de vegetación baja. Incluso cierta flora nativa en Australia ha evolucionado para depender de los incendios forestales como medio de reproducción. Es decir, estos incendios son una parte esencial de la ecología del continente.


Las causas de estos incendios son muy variadas: desde rayos hasta chispas producidas por deficiencias de las líneas eléctricas, pasando por incendios provocados, la ignición accidental del monte en el curso de actividades agrícolas de limpieza, molienda y soldadura. También las fogatas o incluso los cigarrillos y fósforos caídos pueden causar fuegos de miles de kilómetros de extensión debido a la aridez del terreno.
Sin embargo, los científicos del país llevan años alertando de que el calentamiento global ha elevado la frecuencia y virulencia de estos incendios, que cada vez afectan más a la costa, que es la franja más densamente poblada del continente australiano. De hecho, el bushfire más terrible hasta la fecha se produjo en el estado de Victoria (sureste), en 2009: durante el conocido como Sábado Negro, el fuego arrasó más de un millón de hectáreas y causó 173 muertos y 414 heridos.
30 incendios fuera de control
La subida de la temperatura, el ambiente seco y los fuertes vientos están complicando la extinción de los incendios forestales. El comisionado del Servicio Rural de Bomberos, Shane Fitzsimmons, advirtió de la «dificultad de controlar los fuegos» y conminó a la gente en zonas de riesgo a «dejar sus casas ahora» antes de que la situación empeore. «El comportamiento de las llamas en el frente de los incendios forestales está siendo fortalecido por los vientos cálidos y secos», apuntó Fitzsimmons en el canal público ABC.
Según las predicciones del Servicio de Meteorología de Australia, la temperatura máxima se situará durante este martes en los 37 grados, a lo que hay que sumar vientos con rachas por encima de los 65 kilómetros por hora. El primer ministro Australiano, Scott Morrison, indicó el sábado que las autoridades temen que la cifra de víctimas mortales crezca y explicó que el gobierno también valora la movilización de efectivos militares para ayudar en las tareas de extinción de los incendios.
Desde el 1 de julio hasta principios del presente mes, los fuegos han devorado más de 9.000 kilómetros cuadrados, un área similar a la de la provincia española de Lugo o la isla caribeña de Puerto Rico. La superficie quemada en este 2019 supera los datos de las dos últimas temporadas juntas.
