Por primera vez los organismos científicos mundiales responsables de la lucha contra el cambio climático, el IPCC, y contra la pérdida de la biodiversidad, el IPBES, han realizado un informe conjunto que asegura que o se resuelven ambas crisis a la vez o no superaremos ninguna



Las crisis paralelas de cambio climático y pérdida de biodiversidad están indisolublemente vinculadas. Sin embargo, durante demasiado tiempo, estos dos problemas se han tratado y debatido en foros distintos y marcos internacionales independientes: la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Convenio de Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica. Pero esta separación puede haber llegado a su fin.
Por primera vez, los organismos científicos intergubernamentales para cada desafío global, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) y la Plataforma Intergubernamental de Ciencia y Política sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) han realizado un informe conjunto que recoge las conclusiones de un encuentro en el que han participado 50 expertos mundiales en clima y biodiversidad.
La conclusión de este informe no deja lugar a dudas: o resolvemos entre todos ambas crisis a la vez o no resolveremos ninguna.
Y es que la actividad humana genera impactos directos en nuestra tierra, aire y vida silvestre. Todos estos impactos contribuyen al cambio climático y la pérdida de biodiversidad. A medida que estas crisis empeoran, se refuerzan mutuamente.
Por ejemplo, los cambios en la temperatura o las precipitaciones debido a un clima cambiante pueden causar la pérdida de hábitats y agotar el sustento de los ecosistemas. La pérdida de biodiversidad relacionada puede reducir la capacidad de la naturaleza para almacenar carbono, agravando así el cambio climático. Ambos son problemas no solo para el medio ambiente, sino que tienen graves consecuencias para el bienestar y los medios de vida de las personas, en particular en relación con la salud pública y la seguridad alimentaria.


El informe asegura que “si continuamos abordando el cambio climático y la pérdida de biodiversidad por separado, seguiremos dando un paso adelante y dos pasos atrás”. Por ejemplo, las soluciones rápidas para almacenar carbono, como la plantación de árboles no autóctonos, pueden promover plantaciones de monocultivos que corren el riesgo de erradicar la biodiversidad y los servicios de los ecosistemas, lo que podría tener repercusiones perjudiciales y costosas en los medios de vida y la salud.
El informe abre también una puerta a la esperanza porque afirma que el secreto son las soluciones basadas en la naturaleza para compatibilizar tanto la mitigación del cambio climático como la conservación de la biodiversidad. Por ejemplo, al transformar la tierra para la energía renovable, un enfoque integrado incluiría el pastoreo y el cultivo alrededor de los paneles solares, proporcionando simultáneamente beneficios a los polinizadores y otros animales salvajes, mientras se producen alimentos y energía limpia.
Otros escenarios beneficiosos para todos que se destacan en el informe incluyen detener la deforestación en puntos críticos de biodiversidad y ecosistemas ricos en carbono como selvas tropicales, turberas y manglares. Según el informe, utilizamos más del 50% de toda la tierra de la Tierra para la producción de alimentos y madera. Por lo tanto, la transición a prácticas positivas para la naturaleza netamente cero en los sectores de la agricultura y la silvicultura también proporcionaría beneficios colaterales significativos para el clima, la naturaleza y las personas.
Soluciones basadas en la naturaleza
El informe conjunto de los expertos destacan que las soluciones basadas en la naturaleza pueden ayudar tanto a reducir las emisiones como a aumentar nuestra capacidad de recuperación ante futuros impactos inevitables. Además, podrían proporcionar el 37% de la mitigación de CO2 necesaria para 2030 para mantener el calentamiento global dentro de los 2°C, y a un coste menor que otras opciones.
«Los ecosistemas marinos y terrestres son los únicos sumideros de carbono que tenemos y tienen la capacidad de absorber el equivalente a alrededor del 60% de las emisiones globales provocadas por el hombre, con el potencial de hacer aún más. Del mismo modo, los humedales y los bosques pueden asegurar el suministro de agua durante las sequías, los árboles pueden ayudar a enfriar las ciudades durante las olas de calor y los manglares pueden proteger contra las inundaciones costeras», señala el informe que pide hacer de la naturaleza una aliada contra el cambio climático.


Según datos del Foro Económico Mundial, invertir en la naturaleza podría generar 395 millones de puestos de trabajo para 2030, y la pandemia de COVID-19 nos ha brindado una oportunidad sin precedentes para restablecer la relación de la humanidad con el medio ambiente. No podemos olvidar que las decisiones que tomen los ciudadanos, las empresas y los gobiernos en el futuro cercano darán forma al mundo en las próximas décadas.
«Los paquetes de recuperación deben combinarse con acciones enérgicas que incluyan la eliminación de los subsidios dañinos que no sirven al bien público y el apoyo a las personas con la capacitación necesaria y la reconversión en empleos verdes», insiste el informe que recuerda que cada dólar gastado por los sectores público y privado para abordar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad puede generar hasta siete de retorno.
Alianzas imprescindibles
El informe concluye con un mensaje claro: «es necesaria una gobernanza colaborativa que implique a los distintos actores para lograr una acción rápida tanto en el cambio climático como en la pérdida de biodiversidad». Si queremos tener éxito frente a estas dos crisis «hay que apostar por nuevos enfoques que abarquen más soluciones colaborativas, cuenten con la participación de muchos actores, se respeten múltiples valores y se basen en distintos sistemas de conocimiento».
«Hay que actuar rápidamente y con largo alcance como nunca antes se intentó. Por ello es necesario un compromiso no solo de países a través de acciones en sus territorios nacionales, sino también coaliciones emergentes que incluyan a actores privados y públicos y contemplen cooperación entre distintas regiones y jurisdicciones», concluye el informe. Es el único camino para solucionar esta doble crisis de las que depende el futuro de la humanidad.