El Krakatoa, uno de los volcanes más peligrosos, entra en erupción

El Krakatoa, uno de los volcanes más peligrosos, entra en erupción

El pasado 10 de abril entró en erupción el Krakatoa, considerado por muchos como el volcán más peligroso del mundo por las muertes que produjo en el pasado. Junto a él, más de una decena de volcanes se activaron aquel día. Sin embargo, los científicos explican que se trata de una actividad normal e inconexa dado la alta actividad geológica de la región en la que se encuentran


La llegada del coronavirus es, sin duda, motivo más que suficiente para catalogar el 2020 como uno de los peores años de nuestras vidas. Sin embargo, la pandemia es solo la punta del iceberg, ya que si por algo destaca este año es por gran cantidad de sucesos impactantes que están ocurriendo.

El último de ellos tuvo lugar en archipiélago de Krakatoa, en Indonesia, donde entró en erupción el Krakatoa, considerado por algunos como “el volcán más peligroso del mundo”.

Según informa el portal Volcano Discovery, el suceso comenzó a las 20:00 horas (hora local) cuando diversas cámaras localizadas en los alrededores del volcán detectaron grandes columnas de vapor y cenizas emanando del cráter, así como diversas explosiones.

“Las explosiones que vimos en aquellos instantes probablemente se produjeron cuando el magma terrestre se abrió paso hasta el cráter que estaba parcialmente lleno de lagos, desembocando en lo que se conoce como erupciones freatomagmáticas”, detallan en el portal.

A las dos horas de ese suceso, se produjeron las primeras explosiones estrombolianas, es decir, aquellas originadas cuando las bolsas de gases que produce el magma ascienden y explotan al llegar a la superficie, liberando en el proceso magma y material rocoso.

Fue en este momento cuando saltaron las alarmas. De hecho, el Servicio de Vulcanología de Indonesia (VSI) elevó la alerta a nivel III en parte conducidos por la gran nube de gases que alcanzó una altitud de 15 kilómetros y que presagiaba lo peor.

Sin embargo, tras ocho horas de intensa actividad, las explosiones cesaron en el volcán y la agencia pudo bajar el nivel de alerta a nivel II, estableciendo, eso sí, una serie de recomendaciones para preservar la seguridad.

“El peligro potencial de la actividad de Anak Krakatau (nombre con el que se conoce al volcán en la región) en este momento es una explosión de material de lava, flujo de lava y fuertes lluvias de cenizas alrededor del cráter dentro de un radio de dos km del cráter activo. Mientras tanto, una lluvia de ceniza de menor tamaño puede desplazarse a áreas más distantes dependiendo de la dirección y la velocidad del viento”, advierten desde el VSI.

El despertar normal de otros volcanes

De forma paralela, cerca de 15 grandes volcanes en el mundo entraron en erupción, como si el Krakatoa hubiese activado el mecanismo de una suerte de efecto dominó que desencadenaría el próximo gran acontecimiento del 2020, como muchas personas se apresuraron a exponer en las redes sociales.

Entre esos volcanes se encontraron el Popocatepetl, en Méjico, que según informa el portal Volcano Discovery, se apreció una nube de humo que alcanzó los 5.800 metros de altitud durante el día 10 de este mes. En Indonesia y Japón despertaron unos ocho volcanes y en Kamchatka lo hicieron dos que dejaron nubes que sobrepasaron los 10.000 kilómetros de altitud.

La lista de los volcanes «peligrosos» que entraron en erupción entre el 10 y el 11 de abril se puede ver en este enlace

Sin embargo, a pesar del catastrofismo, se trata de una actividad dentro de la habitual, tal y como han destacado muchos geofísicos y vulcanólogos, como Mbah Rono, reputado científico de Indonesia.

Para buscar una explicación solo hay que observar que todos ellos se encuentran en el llamado “Cinturón de Fuego”, una región de 40.000 kilómetros de largo donde convergen varias placas tectónicas. Como resultado de la actividad que producen las placas, el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) explica que esa zona experimenta el 90 % de la actividad sísmica y acapara el 75 % de los volcanes activos e inactivos de la Tierra. La siguiente región sísmica y volcánica más activa del mundo es la del cinturón Alpino, que se extiende desde la región del Mediterráneo hacia el este a través de Turquía, Irán y el norte de la India.

Que 15 volcanes de los 1.500 que posee el mundo hayan entrado en erupción a la vez puede ser algo esperado y más dada la situación geográfica en la que se encuentran. No obstante, organismos y científicos han comenzado a investigar para aclarar con más precisión lo sucedido.

Región del Anillo de Fuego o Cinturón de Fuego

Divulgadores científicos de la materia, como Geólogo en Apuros, también se han apresurado a desmentir los bulos catastrofistas informando que todos estos volcanes no han parado de estar activos. Por ejemplo, según el divulgador el Popocatepetl lleva en erupción “desde hace casi 15 años”.

Además, explica que “gracias a ellos, tenemos un campo magnético que nos protege, por lo que la existencia de esta actividad volcánica (fruto de los movimientos de la corteza) es vital para nuestra supervivencia”.

Gracias a un mapa que recoge toda la actividad volcánica y sísmica desde 1900 hasta 2018, y que está disponible en la web del USGS, se puede confirmar la veracidad de esta información.

La historia de un volcán destructivo

La fama de este volcán proviene a raíz un suceso relacionado con él que ocurrió siglo XIX, concretamente en el año 1883.

Según relatan fuentes académicas, antes de ese año, el archipiélago donde se encontraba el volcán estaba compuesto por tres islas y varios islotes. En una de las formaciones, la isla de Krakatoa, se encontraba el volcán bautizado con ese mismo nombre y que se podía apreciar a través de sus tres conos volcánicos, uno de ellos con 813 metros de altura.

Paisaje del volcán Krakatoa el 27 de mayo de 1883. Foto tomada porParker y Coward (clic para ampliar) | Foto: The Royal Society, RS-10670

En mayo de 1883, uno de esos conos se activó e inició el episodio que haría famoso a este volcán. Durante aquel mes, las nubes de ceniza, fruto de la actividad volcánica, se extendieron a una altura de hasta 10 kilómetros sobre el nivel del mar y se pudieron escuchar las explosiones en Yakarta, a 160 kilómetros del lugar.

Sin embargo, eso solo fue la antesalada de lo que estaba por suceder. En la noche del 26 de agosto, una tremenda erupción freatomagmática, y sus réplicas, originaron una enorme nube de humo negra se elevó 50 kilómetros sobre el nivel del mar y que sumió a la región en una profunda oscuridad durante dos días y medio. De hecho, las cenizas cayeron en Singapur, a 840 kilómetros al norte.

Se dice que el polvo que se desplazó varias veces alrededor de la Tierra, causando espectaculares puestas de sol de color rojo y naranja durante todo el año siguiente.

Las explosiones, además, se pudieron escuchar en la isla Rodríguez, a 4.653 km de distancia a través del Océano Índico, y los fragmentos de piedra que expulsaron se precipitaron en un área de 775.000 kilómetros cuadrados. Algunos de los fragmentos eran tan grandes que, según el libro escrito por Tom Simkin y Richard Fiske, fueron capaces de permanecer a flote durante los dos años posteriores al suceso.

Aunque la explosión en sí fue de una magnitud sin precedentes, esta no causó daños directos graves. Las consecuencias de la erupción, sin embargo, si que se dejaron notar y fueron las que causaron una mayor destrucción. En concreto, los tsunamis y terremotos que vinieron después quitaron la vida a más de 36.000 personas que vivían en las islas próximas al volcán y que todo este suceso les pilló de madrugada por sorpresa. La ola más grande alcanzó 40 metros de altura.

Tras este acontecimiento, solo quedó en pie un tercio de la isla donde, cuarenta años después, surgió otro cono e isla fruto de la actividad volcánica de la región. A esta se la bautizó como “Anak Krakatau” o hijo del Krakatoa que hasta 2018 no volvería a ser portada en los periódicos por otra erupción que causó 426 muertos, 23 desaparecidos y 7.202 heridos.

Un tsunami fue de nuevo el artífice del grueso de las muertes. En esta ocasión, cuando ocurrió la erupción, el volcán se desestabilizó y se originó un corrimiento de tierra que fue a parar al mar, además de disminuir considerablemente la altura del cono (que pasó de 300 metros de altura a 110 metros).

A raíz de aquel suceso, se generaron gigantescas olas que fueron las causantes de la desgracia. Algunas de ellas superaron los 100 metros de altitud, aunque estas últimas no supusieron un peligro para los humanos ya que, tal y como apunta una reciente investigación, estas no rompieron en territorios poblados.

Una erupción de bulos

Con el «regreso» de la actividad al volcán, muchos usuarios de las redes se han lanzado estos días a emitir vídeos e imágenes de las primeras explosiones del Krakatoa. Sin embargo, cabe desatacar que todo ese material audiovisual, aunque del Krakatoa, no corresponden con la erupción del 2020.

La prueba reside en que en todas ellas se muestra la imagen de un volcán completo, en forma de cono perfecto y sin daños aparentes. Sin embargo, el Krakatoa, después del 2018, quedó parcialmente destruido y el único rastro de él es un enorme cráter en la isla Anak Krakatau (o simplemente Krakatoa) que con la erupción de este mes se ha sellado casi en su totalidad.

Las únicas imágenes que podemos observar de la erupción de este año están en manos del VSI y fueron captadas por las cámaras de seguridad que rodean las inmediaciones del volcán. Según informa el organismo, algunas de ellas fueron destruidas en el momento del suceso y otras parcialmente dañadas, como una que fue alcanzada por un fragmento de piedra a las 02:00 horas (hora local), pero que pudo seguir grabando el momento, aunque enfocando en otra dirección.

Vídeos como este del 2018 muestran las mismas imágenes que los vídeos que circulan estos días en redes asegurando que se trata de la erupción del 2020.


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