Un equipo internacional de científicos ha presentado un plan para que China, el país más contaminante, abandone el carbón a través de una transición justa. Si el gigante asiático no renuncia al carbón, el planeta no tendrá opciones de cumplir con el Acuerdo de París



China es el mayor productor y consumidor de carbón del mundo y es el primer país emisor de gases de efecto invernadero, aglutinando cerca del 27% de las emisiones. A pesar de la apuesta por la sostenibilidad del país a través de la electrificación de sus sistemas de transporte, principalmente, el gigante asiático se resiste a abandonar esta fuente de energía fósil responsable del calentamiento global y tiene más 158.000 millones de dólares comprometidos en centrales de carbón planificadas o ya en construcción. Y en un intento por revivir la economía tras la pandemia de coronavirus, ha acelerado su desarrollo en el primer semestre del año.
A la llamada de atención que Naciones Unidas dio a China el pasado mes de julio, que no ve con buenos ojos su apuesta por el carbón, se suma ahora la comunidad científica. Un equipo internacional de investigadores dirigido por Gang He, de la Universidad de Stony Brook, en Estados Unidos, sostiene que China necesita dejar el carbón para ayudar al mundo a lograr la descarbonización global y mejorar la salud ambiental y humana de la nación, y describen los pasos que se pueden tomar para una transición justa y más rápida del carbón en un artículo publicado en la revista One Earth.
Y es que, mientras Europa cierra una a una sus centrales de carbón, si China no se compromete a abandonar esta fuente de energía altamente contaminante, el planeta no tendrá oportunidad de cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
El estudio propone una perspectiva político-socioeconómica que apunta a una cadena de valor integrada para resaltar algunas estrategias generales y políticas de implementación que aceleran la transición de China para abandonar esta fuente de energía. Este enfoque es diferente de la discusión convencional sobre la transición del carbón, que generalmente se centra en la contaminación del aire, las emisiones de carbono y la competencia de las energías renovables.


«Nuestro documento es un esfuerzo por incluir en la discusión general los impactos en el empleo y la justicia social, incluida la justicia ambiental, de dicha transición», explica el doctor Gang He, profesor asistente en el Departamento de Tecnología y Sociedad de la Facultad de Ingeniería y Aplicación Ciencias en la Universidad de Stony Brook.
«Los beneficios de la transición de China desde el carbón son enormes. Estimamos que la vía de transición del carbón más agresiva podría reducir la muerte prematura relacionada con la combustión del carbón de 224.000 personas en 2050, en comparación con el escenario habitual», afirma He . «De manera similar, nuestra reducción máxima estimada en el consumo de agua, posiblemente el más vital de todos los recursos, es de aproximadamente 4,3 mil millones de m3 en 2050«.
Cuatro pasos
Los investigadores argumentan que para una transición rápida lejos del carbón, China necesita seguir cuatro pasos. En primer lugar desmantelar las plantas generadoras de carbón y cancelar los proyectos de carbón recién planificados. En segundo, reducir el consumo de carbón de la nación más allá del sector energético masivo. El tercer paso sería afrontar una transición rápida con nuevas oportunidades económicas desde la apuesta por las energías renovables. Finalmente, y de manera paralela a los puntos anteriores, apuntan a que es necesario alinear las motivaciones e incentivos de las empresas clave y los intereses del gobierno, que en muchos casos no están coordinados.
El doctor He enfatiza que una transición exitosa del carbón implicaría cambios que deben tener en cuenta el bienestar y la seguridad económica de unos tres millones de personas que trabajan en empleos relacionados con la minería del carbón en China, así como de otras 500.000 que trabajan en el sector industrial y energético. Una transición justa lejos del carbón, escriben los autores, también debe adaptarse a los grupos de bajos ingresos que dependen del carbón abundante, barato y fácilmente disponible para el servicio básico de electricidad y calefacción.
Para comenzar la transición, los autores proponen la creación de un grupo de trabajo dedicado encargado de facilitar los planes de acción que se llevarán a cabo y un proceso que sirva a los mejores intereses de las partes interesadas afectadas y la población diversa de China.
