El Observatorio de la Sostenibilidad de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) afirma que la temperatura media en España en los últimos cincuenta años ha aumentado 1,6ºC, el doble que en el resto del mundo



Del incremento de temperaturas sólo se ha librado Salamanca, única provincia en la que la temperatura ha descendido en estos 50 años, aunque, eso sí, mínimamente. En concreto en la estación meteorológica instalada en el aeropuerto de Matacán (a 17 kilómetros), la temperatura ha descendido 0,09ºC. Aunque es una bajada discreta, destaca al compararla con la subida general urbana.
El informe, hecho público este lunes, analiza las temperaturas medias de las 50 capitales de provincia y las dos ciudades autónomas de España desde 1965 (año en que comienza la serie histórica de la Aemet) hasta 2018 y realiza una predicción hacia 2050.
El estudio indica que se ha producido un incremento de 1,57 grados en la temperatura media de España en los últimos 53 años.
Las 52 ciudades examinadas (donde vive más del 50% de la población) han experimentado una subida de temperatura de casi un grado en los últimos 30 años, al pasar de 15,10 grados en 1998 a 16,06 en 2018
Los mayores incrementos térmicos se produjeron en Barcelona (1,89 grados más), Ávila (1,84), Murcia (1,82), Cueca (1,77), Teruel (1,74), Granada (1,52), Castellón de la Plana (1,45), Málaga (1,31), Albacete (1,26) y Lleida (1,22).
De seguir la tendencia actual de emisiones de efecto invernadero y sin que se hagan actuaciones de mitigación climática, las temperaturas en las capitales de provincia y ciudades autónomas aumentarán una media de 2,61 grados en 2050, con los mayores incrementos en Toledo (3,2 grados más); Ávila, Cuenca y Madrid (3,1), y Guadalajara, Cáceres, Ciudad Real, Jaén, Córdoba, Badajoz, Soria y Segovia (3,0).
Es decir, se notará más en el interior de la península, sobre todo en un área que se extiende por el Sistema Central, la mayor parte de Castilla-La Mancha, Extremadura y el norte de Andalucía.
La solución está en la mano de todos, en una carrera a contrarreloj a nivel mundial para evitar catástrofes medioambientales irreversibles. Con un objetivo, el de reducir las emisiones contaminantes y hacer un planeta más sostenible, para que las temperaturas no crezcan los 3,2ºC que se esperan a final de siglo si no se toman las medidas necesarias.
