La vida en los lagos, amenazada por el calentamiento

La vida en los lagos, amenazada por el calentamiento

De acuerdo con un estudio, la capacidad de adaptación de las especies que habitan los lagos se verá ampliamente superada por la velocidad en la que inciden los efectos del cambio climático sobre estos ecosistemas, sobre todo, si se mantienen previsiones pesimistas de emisiones de carbono


Las aguas continentales que permanecen estancadas son especialmente vulnerables a los cambios de temperatura, al igual que las especies que viven en ellos. El motivo es simple: estas masas de agua se ven incapaces de renovar el agua que contienen y, por lo tanto, acumulan el calor, incrementando así su temperatura.

Estudios anteriores demuestran que la mayoría de los lagos, cerca de un 99%, se estaban calentando a un ritmo medio de 0,13 °C por década entre 1979 y 2018. Algunos incluso se atreven a afirmar que la temperatura de estos ecosistemas se incrementará de media en 4°C para finales de este siglo.

Con las cifras sobre la mesa, un reciente estudio publicado en la revista Nature Climate Change asegura que esas tasas de temperatura superan en gran medida la capacidad de algunas especies para dispersarse a áreas más frías como medio de adaptación.

La figura a representa la tendencia de la temperatura del agua superficial, mientras que b muestra el gradiente espacial bidimensional del cambio de temperatura del agua superficial. La figura c muestra la velocidad del cambio climático durante el período de 1979 a 2018 (Clic para ampliar) | Foto: ESA

Para comprobarlo, utilizaron una métrica conocida como “velocidad del cambio climático”, que a menudo se aplica para determinar la velocidad a la que se desplaza este fenómeno global en algunos ecosistemas, en este caso, el calor en el agua.

En esta ocasión, los autores muestran que la velocidad del cambio climático es de 3,5 km por década entre 1861 y 2005 -con una desviación estándar de 2,3 k-. Si bien esta cifra es similar o inferior a las tasas de dispersión de algunas especies móviles, esperan que la tasa se acelere desde ahora hasta finales de siglo.

En este sentido, estiman que dentro de un escenario de bajas emisiones de gases de efecto invernadero la velocidad del cambio climático aumente hasta 8,7 kilómetros por década. Mientras, si se toma el escenario más pesimista del IPCC, esa velocidad podrá aumentar hasta 57 kilómetros por década.

“Con esto se confirma que las temperaturas de los lagos aumentarán más rápido que la capacidad de algunas especies para dispersarse a áreas más frías. Las consecuencias serán más graves para las especies que se dispersan con menos facilidad, como los moluscos de agua dulce, pero es probable que las especies aún más móviles, como algunos peces, que podrían migrar más rápidamente, estén restringidas por barreras físicas”, señala Iestyn Woolway, coautor del estudio e investigador de la Agencia Espacial Europea (ESA).

Aun así, los autores afirmen que esta velocidad representa la mitad que sufrirán los entornos marinos. No obstante, lo lagos, debido a su distribución fragmentada, los convierten en piezas más vulnerables. En el caso de los océanos, por ejemplo, los peces pueden viajar a latitudes más altas o a zonas más profundas para adaptarse, algo que no ocurre en los lagos.

“Las observaciones por satélite juegan un papel importante en el desarrollo y validación de estos modelos. Este estudio aprovechó el primer conjunto de datos global para la variable climática esencial de los lagos, generado por un proyecto abanderado por la ESA”, destacan desde la ESA.



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