BlackRock, el gestor de fondos de inversión más grande del mundo, ha anunciado que quiere aumentar sus activos sostenibles hasta alcanzar el billón de dólares en una década. Su presidente, Larry Fink, cree que el cambio climático es «clave» a largo plazo para mercados y empresas



El cambio climático empieza a preocupar cada vez más al sector financiero. Las incertidumbres que éste plantea a largo plazo suponen un riesgo difícil de aceptar para los bancos y fondos de inversión, que comienzan a entender el enorme riesgo económico que suponen los cada vez más frecuentes fenómenos meteorológicos extremos y otras consecuencias del calentamiento global. Por eso, BlackRock, el gestor de fondos más grande del mundo -controla más de siete billones de dólares en activos- ha anunciado un «cambio radical» en las políticas de la entidad para centrarse en inversiones sostenibles. Su presidente, Larry Fink, explica en una carta a los directivos que los inversores «son cada vez más conscientes de que el factor climático constituye un riesgo de inversión», lo que conllevará una «profunda revisión» de los activos que controlan.
«Nos encontramos en los albores de un replanteamiento de las finanzas desde sus cimientos» asegura Fink en el arranque de la misiva, en la que se centra en advertir que el cambio climático representa un riesgo para los mercados nunca visto en cualquier crisis anterior. La empresa había sido fuertemente criticada por no haber utilizado hasta ahora su importante infuencia para combatir el calentamiento global.
Ahora, Fink considera que es una «necesidad» que los inversores tengan mejor información sobre cómo gestionan las empresas los temas relacionados con sostenibilidad. Y recuerda que las empresas tienen una responsabilidad para con la sociedad y el planeta, no solo con sus accionistas. «Una compañía no puede lograr beneficios a largo plazo sin contar con un propósito y sin tener en cuenta las necesidades de un amplio elenco de partes interesadas», avanza. Por eso, plantea el objetivo de lograr multiplicar por diez sus activos sostenibles hasta alcanzar «el billón» en la próxima década.
Primeros pasos


Para ello, BlackRock asegura que ya se han dado pasos en la dirección adecuada al incluir la rendición de cuentas ambientales en un factor decisivo a la hora de elegir consejeros. «El año pasado, BlackRock votó en contra o se abstuvo en la elección de 4.800 consejeros en 2.700 empresas distintas. Cuando consideramos que las empresas y los consejeros no están divulgando información sobre sostenibilidad de forma efectiva o no están implementado marcos para gestionar estas cuestiones, consideramos responsables a los miembros del consejo«, explica.
Según la empresa, este giro en la política de inversión del gestor es algo que reclamaban sus propios clientes. “El cambio climático es casi siempre el problema principal que los clientes de todo el mundo plantean a BlackRock. Desde Europa a Australia, de Sudamérica a China, de Florida a Oregón, los inversores preguntan cómo deberían modificar sus carteras para ajustarse a este cambio de paragadigma”, continúa Fink. “Y debido a que los mercados de capital impulsan el riesgo futuro, veremos cambios en la asignación de capital más rápidamente de lo que vemos cambios en el clima mismo. En el futuro cercano, y antes de lo previsto, habrá una reasignación significativa de capital ”, agrega.
Fink cree que la transparencia ambiental será fundamental para que los clientes del fondo puedan alinear sus intereses y sus inversiones, de manera que este cambio pueda materializarse. «Sin embargo, la transparencia no puede ser un objeto carente de propósito. La presentación de información debe ser el medio para lograr un capitalismo más sostenible e inclusivo«, argumenta al final de la carta.
