Medusas todo el año en el Mediterráneo por el cambio climático

Medusas todo el año en el Mediterráneo por el cambio climático

Expertos del Departamento de Biología Marina y Oceanografía del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona alertan de que el cambio climático genera una gran proliferación de medusas en el Mediterráneo


El Mediterráneo se vio afectado este verano por una de las olas de calor marinas más intensas observadas en la era de los satélites, con temperaturas en superficie cinco grados por encima de la media y los efectos siguen notándose también este otoño, cuando la aguas permanecen más calientes de lo habitual para la fecha.

Un calentamiento que se viene repitiendo cada vez con más frecuencia por el impacto del cambio climático en este mar cerrado y que ya da síntomas de afectación al comportamiento de algunas especies marinas como las medusas que, no solo han adelantado este año su llegada a las zonas litorales, sino que se prevé que alarguen su estancia hasta “bien entrado el otoño”.

En las últimas décadas, la aparición de blooms o proliferaciones de medusas se ha relacionado con variaciones ambientales y cambios en el ecosistema de origen antrópico. La sobrepesca, la eutrofización, el aumento de la temperatura y la acidificación oceánica son algunos de los factores a los que se ha atribuido la aparición masiva de medusas en las costas.

Según el biólogo del ICM-CSIC, Josep María Gili, este fenómeno era más común en verano, pero señala que debido al cambio climático se dan las condiciones para una mayor proliferación de estos animales aún en épocas en las que tradicionalmente no llegarían a nuestras playas.

Según el investigador del ICM-CSIC, «cuando los años tenían primaveras lluviosas y la temperatura del mar era más baja, las medusas costeras retrasaban sus ciclos hasta el verano y llegaban en menos cantidad».

Gili, quien asegura que estos animales podían avistarse en las playas ya desde el pasado mayo y que seguirán hasta el mes de noviembre, cuando su período natural en las costas españolas suele ser entre junio y septiembre.

Sin embargo, el experto no cree que este año “haya más o menos medusas que otros”, sino que “estamos en la pauta general” de lo que lleva ocurriendo los últimos 10 años.

El problema es, según el biólogo, la falta de registro y seguimiento de las medusas en España, que impide conocer la situación real, y que “hace parecer que solo hay medusas en los lugares que se preocupan por informar y comunicar sobre su presencia”.

No obstante, Gili ha explicado que el “desequilibrio” del ecosistema es perceptible en los elevados valores de nuestros termómetros y las temperaturas del agua, que están atrayendo al mar a especies no habituales.

Asimismo, “están facilitando” la reproducción de las medusas costeras -que pasan la mayor parte de su vida en forma de pólipo, antes de crecer, reproducirse y morir- y la llegada de las peligrosas medusas oceánicas, arrastradas por el viento hacia la costa.

Medusas más frecuentes en las costas españolas

La medusa más frecuente en España, según el Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, es la Cotylorhiza tuberculosa que puebla todo el Mediterráneo durante el verano y el otoño. Muy abundante en el Mar Menor.

Le sigue la Pelagia noctiluca, frecuente en aguas abiertas y en el océano Atlántico y Mediterráneo. En tercer lugar está el Rhizostoma pulmo, abundante en las mismas aguas que la Pelagia. Habita estas costas desde finales de la primavera hasta otoño.

En cuarto y quinto lugar están la Aurelia aurita y la Chrysaora hysoscella. La primera de ellas es más escasa, pero abunda en las zonas costeras del Mar Menor. La última de ellas es habitual en aguas abiertas, pero es arrastrada a la costa por las corrientes de verano.

La ‘Cotylorhiza tuberculata’, típica del Mediterráneo, sobrevive en el laboratorio a las condiciones futuras de cambio climático proyectadas por el IPCC para el año 2100

Un equipo del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN-CSIC), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha investigado los efectos de la acidificación oceánica causada por la absorción de CO2 de los océanos y el aumento de la temperatura del mar sobre la reproducción asexual y la dinámica poblacional de la especie Cotylorhiza tuberculata, una de las medusas típicas del Mediterráneo.

El objetivo del estudio consistía en conocer las consecuencias de la subida de temperatura y la disminución de pH en los océanos que prevé el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) sobre la dinámica poblacional de la medusa C. tuberculata. Para ello se reprodujeron en ambiente controlado de laboratorio las condiciones futuras esperadas en el mar Mediterráneo (para el año 2100) bajo un escenario de elevadas emisiones de CO2 (RCP8.5, IPCC 2013)”, enfatiza la investigadora. Los resultados revelan que los pólipos de C. tuberculata se reproducen prolíficamente bajo las condiciones proyectadas para finales de siglo.

Las medusas de la clase escifozoo tienen un ciclo de vida polimórfico que alterna una fase sexual pelágica, en la que los organismos tienen forma de medusa, y una fase asexual bentónica, en forma de pequeños pólipos milimétricos que viven anclados al substrato marino. A través de la reproducción sexual se forma una larva denominada plánula que se fija al substrato dando lugar a un pólipo. Estos pólipos, a su vez, se reproducen asexualmente por gemación (en el caso de C. tuberculata), generando clones genéticamente idénticos. Mediante un proceso de estrobilación, similar a una metamorfosis, el pólipo produce pequeñas medusas, las éfiras. Estás éfiras, tras ser liberadas, crecerán y se convertirán en medusas maduras.

“La alta tolerancia a los cambios ambientales evidenciada por los pólipos de esta medusa permitirá a la especie llevar a cabo una aclimatación gradual a largo plazo, adaptándose a las condiciones de temperatura y acidificación previstas. La presencia de zooxantelas (microalgas simbiontes) en esta especie modula los efectos negativos del descenso de pH sobre su supervivencia”, sentencia. Sin embargo, añade, “el calentamiento y la acidificación sí podrán afectar a la fase de transición de pólipo a medusa y la formación de éfiras, comprometiendo su supervivencia”.

Este estudio contribuye a generar conocimiento en relación a la respuesta de las comunidades de medusas ante las condiciones climáticas previstas en la cuenca mediterránea. Integrar las respuestas biológicas abre la vía para entender la dinámica de las poblaciones de medusas ante un escenario futuro de cambio climático caracterizado por un alto nivel de emisiones.



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