Latinoamérica avanza en sus NDCs, pero necesita más ambición

Latinoamérica avanza en sus NDCs, pero necesita más ambición

Un estudio que ha analizado el progreso de los NDCs de 21 países de Latinoamérica concluye que es necesaria una mayor ambición para alcanzar las metas climáticas. El progreso de Chile, que acaba de presentar la actualización de sus NDCs, puede servir de ejemplo para otros países de la región


Con la llegada del Acuerdo de París en 2015, las Partes se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir con los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1.5°C.

Para lograr ese objetivo se crearon las Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC), que encarnan los esfuerzos de cada país para reducir las emisiones nacionales y adaptarse a los efectos del cambio climático. Según lo establecido en 2015, cada país tiene la obligación de comunicar y mantener las sucesivas contribuciones determinadas a nivel nacional que se proponga lograr.

Para apoyar en esa tarea existe desde 2011 la Asociación Global de Estrategias de Desarrollo de Bajas Emisiones (LEDS GP, por sus siglas en inglés), cuya división en Latinoamérica y Caribe (LEDS en LAC) acaba de lanzar un informe de evaluación en el que se expone la última información sobre el avance de la implementación de las NDCs de 21 países de esa región.

“La región LAC se caracteriza por su alto grado de vulnerabilidad frente al cambio climático. El reto que tienen por delante es múltiple y difícil, pero alcanzable y deseable. Aceptar ese reto abre una oportunidad para responder a las aspiraciones de desarrollo de las sociedades latinoamericanas y consolidar el liderazgo de la región en la lucha contra el cambio climático”, explica el informe.

Claves del informe de LEDS en LAC (clic para ampliar) | Foto: LEDS en LAC

Para determinar el nivel de avance de cada país dentro del estudio, se analizaron las cuatro etapas en el proceso de implementación de estas estrategias que sugieren el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Instituto de Recursos Mundiales (WRI).

La primera etapa, preparación para la planificación, se centra en los esfuerzos realizados por los países para sensibilizar y crear conciencia ciudadana, concretar arreglos institucionales y desarrollar capacidades técnicas e información base que sirva para planificar la implementación de sus NDCs.

En términos generales, se observa que todos países analizados reportan haber desarrollado planes, programas y acciones para aumentar la sensibilización sobre el cambio climático en la población. Sin embargo, solo 15 de los 21 poseen una institución que lidera la coordinación de la implementación de las NDCs, hecho que podría “retrasar el avance en los países en los que no se encuentran presentes estas instituciones”, según el documento.

La segunda etapa, planificación de la implementación de las NDCs y movilización de recursos, evalúa los avances que han tenido los países respecto al desarrollo de un plan de implementación de sus NDC, así como el desarrollo de una estrategia financiera para movilizar los recursos requeridos para la implementación del mencionado plan.

En este sentido, solo una tercera parte de los países de la región analizados cuenta con un instrumento que hace tangible la planificación para la implementación de sus NDCs, mientras que ocho países aún se encuentran en proceso de desarrollo de planes de implementación de sus NDCs. Estos últimos son Ecuador, Paraguay, Colombia, Costa Rica, Cuba, Panamá, Jamaica y Belice.

Los datos empeoran si atendemos al marco financiero, ya que solo cuatro países cuentan con una estrategia financiera para sus NDCs, mientras que 12 países se encuentran en proceso de evaluación económica e identificación de fuentes de financiación.

La tercera etapa, implementación de las NDCs y monitorización del progreso, busca conocer el estado de avance de los países respecto a la construcción de condiciones habilitantes y acciones de implementación llevadas a cabo para cumplir las metas planteadas en sus NDCs.

De este punto, cabe destacar que todos los países se cuentan con normativas que contribuyen a la reducción de emisiones, pero solo 13 de los 21 países analizados cuentan con marcos regulatorios y/o normativos que plantean explícitamente metas alineadas con las NDCs, y seis de estos con una Ley de Cambio Climático.

Resumen de incentivos a la movilidad eléctrica | Foto: LEDS en LAC

Finalmente, en la cuarta etapa, revisión y aumento de ambición de las NDCs y futuros ciclos, se plantea evaluar si los países han revisado y ajustado sus planes de implementación de acuerdo con resultados y si cuentan con un instrumento de desarrollo a largo plazo.

En este apartado, el informe indica que solo cinco de los 21 presentan estrategias a largo plazo, siendo Méjico el único que ha presentado su plan ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

Dados los resultados, el informe concluye que, si bien se han realizado avances en muchos aspectos, es necesario considerar en mayor medida el mecanismo de ambición y sus estrategias de largo plazo, sobre todo en materia de financiación y normativas.

“Esto será crítico para que los países puedan realmente aprovechar las oportunidades y cobeneficios que vienen con el modelo de desarrollo resiliente y bajo en carbono”, concluye el estudio.

El ejemplo de Chile

Dentro del informe, se desarrolla de forma individual la situación de cada país. Uno de los presentes es Chile, una región que “líder” dentro de esta materia, que está impulsando a otros países y gobiernos de la región a innovar y a avanzar para lograr sus respectivas metas climáticas.

Recientemente, este país hizo entrega oficial de la actualización de sus NDCs a la CMNUCC, transformándose “en el primer país latinoamericano y uno de los primeros países del mundo en hacerlo”, de acuerdo con un comunicado del gobierno local.

“Nos encontramos en un momento clave, por eso presentamos nuestra nueva NDC, con metas y compromisos ambiciosos que permitan enfocar nuestros planes de recuperación con un objetivo claro: avanzar a paso firme en la transformación hacia una economía baja en emisiones y resiliente al clima, con grandes ventajas sociales, ambientales y económicas para mejorar la calidad de vida de las personas”, sostuvo la ministra de medio ambiente chileno, Carolina Schmidt, durante la presentación del documento.

Los principales pilares en los que se basan sus NDC son la mitigación, la adaptación, la integración y los medios de implementación. Además, se considera como novedad este año un pilar social para alcanzar la transición justa.

En materia de mitigación, Chile se compromete a un presupuesto de emisiones de gases de efecto invernadero que no superará los 1.100 millones de toneladas de CO2 equivalente (MtCO2eq), entre el 2020 y 2030, con un máximo de emisiones de GEI al 2025, y a alcanzar un nivel de emisiones de GEI de 95 MtCO2eq al 2030.

En adaptación, se realizan varios compromisos, entre los que destacan el aumento de información y mecanismos de gestión respecto de los impactos del cambio climático en recursos hídricos.

Para ello, por ejemplo, al 2025 se habrá implementado un indicador, a nivel nacional y a escala de cuenca hidrográfica, que permita hacer seguimiento de la brecha y riesgo hídrico y avanzar en alcanzar la seguridad hídrica del país.

En el componente de integración, se contará en el 2021 con el Plan Nacional de Restauración a Escala de Paisajes, que considerará la incorporación, a procesos de restauración, de 1.000.000 hectáreas de paisajes al 2030, priorizando en aquellos con mayor vulnerabilidad social, económica y ambiental.

Respecto a los medios de implementación, durante este año pondrá en funcionamiento la Estrategia Financiera frente al Cambio Climático.

Las pérdidas económicas de la inacción

Los datos actuales de reducción de emisiones señalan que la humanidad alcanzará el límite de 1.5 °C entre los años 2030 y 2052. Debido a esto, los científicos argumentan que es necesario un aumento de la ambición en las NDCs de todos los países, precedido por una inversión económica sustancial.

1,5°C, la meta que más beneficiaría a la humanidad

temperatura

Si los países no pudieran implementar sus NDCs actuales, un estudio publicado en la revista Nature Communications, destaca que todo el mundo perdería unos beneficios por un valor de entre 149,78 y 791,98 billones de dólares hasta 2100.

“En otras palabras, el fracaso del mundo para cumplir los objetivos climáticos haría que los beneficios se desvanecieran”, destaca Biying Yu, investigador en el Centro de Investigación de Política Energética y Ambiental del Instituto de Tecnología de Beijing, y autor del texto.

De manera inmediata, para limitar el aumento de las temperaturas y reducir las emisiones, los países deberán asumir un coste, por lo que en la primera etapa los ingresos netos de las naciones serían negativos. Pero los beneficios se obtendrían a largo plazo si logran alcanzar el objetivo de 1,5 o 2 °C con unas NDCs más ambiciosas que las actuales.

“Muchos países y regiones pueden negarse ahora a incrementar sus acciones climáticas y optar por ignorar el daño climático que se producirá a largo plazo. Esto constituirá un grave obstáculo para lograr los objetivos”, concluye el autor.



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