Un estudio publicado en Nature Geoscience señala que el exceso en la generación de vapor de agua por la descongelación del hielo marino del Ártico está detrás de algunas de las nevadas más intensas de Europa, como la vivida en febrero del 2018



El cambio climático se define como una variación global del clima de la Tierra hacia uno más cálido debido principalmente a la actividad antropogénica. Sin embargo, este fenómeno abarca consecuencias que van mucho más allá de “un simple calentamiento”, dando lugar a escenarios que parecen nadar contracorriente de este propio fenómeno.
Por ejemplo, científicos de la Universidad Ártica de Noruega han descubierto que la descongelación del hielo del Ártico por el calor está detrás de la aparición de inviernos más fríos y con abundante nieve en las latitudes medias.
Te puede interesar
En concreto, este trabajo encuentra una relación entre el constante declive del hielo marino del Ártico desde finales de la década de los 70 con un evento meteorológico conocido como “La Bestia del Este”, que se manifestó recientemente durante el invierno del 2018 en Europa.
Según Alun Hubbard, solo en Francia, la aparición de este fenómeno paradójico al cambio climático provocó que se destruyeran gran parte de las viñas del país, generando pérdidas un 90% superior a la media: “Aquella nevada de febrero del 2018 contabilizó daños diarios valorados en millones de euros”, señala el científico.
Según reflejan en la investigación, las tasas masivas de descongelación aumentan la cantidad de vapor de agua presente en la atmósfera que después viaja hacia el sur dejando por el camino “una huella geoquímica única”. Esta señal fue la que permitió a los expertos afirmar que el origen de esa agua se localizaba en el mar de Barents, una parte del océano Ártico entre Noruega, Rusia y Svalbard.
«Lo que estamos descubriendo es que el hielo marino es efectivamente una tapa sobre el océano. Y con su reducción a largo plazo en el Ártico estamos viendo cantidades crecientes de humedad que ingresan a la atmósfera durante el invierno, lo que impacta directamente nuestro clima aún más sur, causando fuertes nevadas extremas. Puede parecer contrario a la intuición, pero la naturaleza es compleja y lo que sucede en el Ártico no se queda en el Ártico”, advierte Hanna Bailey, coautora de la investigación.
Al analizar las tendencias a largo plazo a partir de 1979, los investigadores descubrieron que por cada metro cuadrado de hielo marino invernal perdido en el mar de Barents había un aumento correspondiente de 70 kg en la evaporación, la humedad y la nieve que caían sobre Europa.
Esto quiere decir que durante los próximos 60 años, cuando el mar de Barents esté desprovisto de hielo, las precipitaciones en forma de nieve o lluvia serán más comunes en Europa: “Este estudio ilustra que los cambios abruptos que se están presenciando en el Ártico ahora, realmente están afectando a todo el planeta”, concluye el profesor Alun Hubbard.
