Nueva Zelanda busca convertirse en uno de los máximos exponentes de la acción climática mundial predicando con el ejemplo y descarbonizará por completo la administración pública del país en menos de cinco años



Nueva Zelanda busca convertirse en uno de los máximos exponentes de la acción climática mundial. Y lo quiere hacer predicando con el ejemplo, descarbonizando por completo la administración pública del país en menos de un lustro. Así lo ha anunciado la primera ministra del país oceánico, Jacinda Andern, el mismo día que el Parlamento declaraba la emergencia climática para «colocarse en el lado correcto de la historia». El objetivo de Nueva Zelanda, al igual que el de muchos otros países incluidos en el Acuerdo de París, es el de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.
«Demostraremos nuestro liderazgo y demostraremos a otros sectores de la economía de Nueva Zelanda que es posible reducir las emisiones del sector público y alcanzar la neutralidad de carbono en el gobierno en 2025″, ha declarado Andern, que quiere que la administración alcance la neutralidad de carbono en 2025 y lidere así desde el gobierno la transición energética a largo plazo de todo el país.
La primera ministra ha recalcado que la lucha contra el cambio climático es una prioridad para su gobierno y es una parte fundamental de su plan para la recuperación económica después de la pandemia de covid-19. De hecho, el programa de descarbonización de la administración pública, que estará dotado de un presupuesto de 200 millones de dólares, incluye la eliminación de las centrales de carbón, la obligación de que las agencias gubernamentales adquieran vehículos eléctricos y el cumplimiento de requisitos energéticos para edificios públicos.
Por su parte, el ministro de Medio Ambiente, James Shaw, ha recalcado que Nueva Zelanda pondrá en marcha uno de los planes más ambiciosos del mundo en reducción de emisiones con el objetivo de que la temperatura global no aumente más de 1,5 grados con respecto a la época preindustrial. Y lo hará a través de una que ley que tratará de mantener la emisión de gases por debajo de 1,5 grados, como establece el Acuerdo de París, y supone un paso importante en la lucha contra la emergencia climática en la que está sumido el planeta.
Entre otras cosas, esta ley tiene como objetivo reducir para 2030 en un 10% las emisiones de metano biológico procedentes de la agricultura, que supone la mayoría de las emisiones neozelandesas, y prevé una reducción provisional en un rango del 24 al 47% para 2050.
Nueva Zelanda se suma así a España, Argentina, Reino Unido, Canadá, Francia, Irlanda, Corea del Sur y Japón, entre otros países, así como la Unión Europea y otras ciudades y regiones, que ya han declarado la emergencia climática desde 2019. Además, países como Reino Unido buscan implementar planes para impulsar los vehículos eléctricos y las energías renovables para relanzar sus economías tras la pandemia, mientras que 126 gobiernos, incluyendo Japón, China y Corea del Sur, se han comprometido a llegar a emisiones cero en las próximas décadas.
