Científicos de la Universidad de Bristol han creado un modelo con el que han detectado las olas de calor históricas más graves, y que además permite afirmar que este fenómeno meteorológico seguirá empeorando por el cambio climático



Las olas de calor son más fuertes, no es una conjetura. Un nuevo estudio ha revelado las olas de calor más intensas de la historia en todo el mundo, y sorprendentemente algunas de ellas pasaron casi desapercibidas hace décadas. La investigación, dirigida por la Universidad de Bristol, también prevé que las olas de calor se vuelvan más fuertes en el futuro a medida que empeora el cambio climático.
En la investigación se menciona que la ola de calor del oeste de América del Norte el verano de 2021 batió récords con un máximo histórico canadiense de 49,6 °C en Lytton, Columbia Británica, el 29 de junio. Un aumento de 4,6 °C desde el pico anterior. Los nuevos hallazgos, publicados este miércoles en la revista de divulgación científica, Science Advances, descubrieron otras cinco olas de calor en todo el mundo que fueron aún más graves, pero que en gran medida no se informaron.
La autora principal, la científica climática Vikki Thompson dijo en un comunicado que «la reciente ola de calor en Canadá y Estados Unidos conmocionó al mundo. Sin embargo, mostramos que ha habido algunos extremos aún mayores en las últimas décadas. Usando modelos climáticos, también encontramos que es probable que los eventos de calor extremo aumenten en magnitud durante el próximo siglo, al mismo ritmo que la temperatura promedio local».
Las olas de calor son uno de los fenómenos meteorológicos extremos más devastadores. La ola de calor del oeste de América del Norte fue el evento meteorológico más mortífero en la historia de Canadá al provocar cientos de muertes. Los incendios forestales asociados también provocaron grandes daños a la infraestructura y la pérdida de cultivos.
El estudio
El estudio, que calculó cómo eran las olas de calor extremas en relación con la temperatura local, mostró que las tres más calurosas de la historia en las respectivas regiones estaban en el sudeste asiático en abril de 1998, que alcanzó los 32,8 °C; Brasil en noviembre de 1985, con un máximo de 36,5 °C; y el sur de EE UU en julio de 1980, cuando las temperaturas subieron a 38,4 °C.
El equipo de científicos también utilizó proyecciones de modelos climáticos sofisticados para anticipar las tendencias de las olas de calor en el resto de este siglo. Los niveles indicados por el modelado de la intensidad de las olas de calor aumentarán en consonancia con el aumento de las temperaturas globales.
Thompson, que trabaja para el Instituto Cabot para el Medio Ambiente de la universidad, dijo: «La ola de calor del oeste de América del Norte será recordada por su devastación. Sin embargo, el estudio expone varios extremos meteorológicos mayores en las últimas décadas, algunos de los cuales pasaron desapercibidos, probablemente debido a su ocurrencia en países más desfavorecidos. Es importante evaluar la gravedad de las olas de calor en términos de la variabilidad de la temperatura local, porque tanto los humanos como el ecosistema natural se adaptarán a esto. Por lo que en las regiones donde hay menos variación, un extremo absoluto más pequeño puede tener efectos más dañinos».
Aunque las temperaturas locales más altas no necesariamente causan los mayores impactos, a menudo están relacionadas. Mejorar la comprensión de los extremos climáticos y dónde han ocurrido puede ayudar a priorizar las medidas para abordar esto en las regiones más vulnerables.
El coautor, Dann Mitchell, profesor de Ciencias del Clima en la Universidad de Bristol, afirmó que «el cambio climático es uno de los mayores problemas de salud global de nuestro tiempo, y hemos demostrado que muchas olas de calor fuera del mundo desarrollado han pasado en gran medida desapercibidas. La carga del calor sobre la mortalidad a nivel de país puede ser de miles de muertes, y los países que experimentan temperaturas fuera de su rango normal son los más susceptibles a estos choques».
