La ONU vuelve a alertar a Australia sobre su falta de planes climáticos

La ONU vuelve a alertar a Australia sobre su falta de planes climáticos

Naciones Unidas ha avisado al Gobierno de Australia de que el cambio climático «causará estragos» en la economía si no eliminan rápidamente el carbón de su mix energético. El país oceánico es uno de los pocos que aún no tiene ningún tipo de plan de neutralidad climática para 2050


Australia se resiste a sumarse a la lucha climática internacional. El país oceánico es actualmente el segundo mayor exportador de carbón del mundo y tiene una alta huella de carbono per cápita, en gran parte debido a su industria minera: un australiano emite una media de 17 toneladas métricas de dióxido de carbono al año, mientras que el promedio mundial es de menos de 5 toneladas por persona, según los datos del Banco Mundial. Además, sus autoridades no parecen dispuestas a desengancharse de este contaminante material ni a corto ni a medio plazo: de los 176 nuevos proyectos extractivos de carbón que hay en el mundo, 79 están en Australia, cuyo Gobierno es en cualquier caso de los pocos de la OCDE que aún no ha presentado ningún tipo de plan de neutralidad climática.

Ante esta situación, Naciones Unidas está redoblando su presión sobre el país oceánico para que cambie de actitud climática. En un discurso en el foro de la Universidad Nacional de Australia, el Asesor Especial de la ONU sobre Cambio Climático, Selwin Hart, exigió que el Gobierno, dirigido por el conservador Scott Morrison, adopte objetivos de reducción de emisiones más ambiciosos. «Entendemos completamente el papel que el carbón y otros combustibles fósiles han desempeñado en la economía, incluso aunque la minería represente una pequeña fracción (alrededor del 2 %) de los empleos en general», ha asegurado Hart, «pero es esencial contar con una conversación más honesta y racional sobre los intereses de Australia”.

Y es que, a día de hoy, el carbón sigue siendo la mayor fuente de emisiones de carbono del mundo, motivo por el que la ONU ha pedido en reiteradas ocasiones a los países de la OCDE, entre los que se incluye Australia, que eliminen gradualmente el combustible fósil para 2030. Además, la organización internacional pretende que las economías clave reduzcan la contaminación por carbono en un 45% en esta década si el mundo quiere contener los aumentos de la temperatura global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales, como exige el Acuerdo de París. El consenso científico reitera que ir más allá significará impactos climáticos más frecuentes e intensos, incluidas sequías, olas de calor e incendios forestales, así como fuertes lluvias e inundaciones.

Incendios
Los miembros del Servicio de Bomberos Rurales de Sutherland Strike Force (RFS) trabajan para contener un incendio en una propiedad en Colinton, Nueva Gales del Sur, Australia, el 1 de febrero de 2020 | Foto: EFE

A pesar de sus reticencias a la hora de actuar, varios informes alertan de que Australia será precisamente uno de los «puntos calientes» del cambio climático. Los megaincendios forestales que sufrió el país en 2019 o la sequía de este último año son los ejemplos más evidentes, pero según el último informe del IPCC el futuro que aguarda al país océanico es aún más sombrío, con consecuencias como tasas más altas de aumento del nivel del mar que el promedio mundial, el retroceso de las costas arenosas en muchos lugares, la disminución de la capa de nieve, el aumento de la frecuencia de los días de incendios extremos y una temporada de incendios más larga, además de menos precipitaciones durante el invierno.

Por el momento, desde 1990 Australia ya ha calentado 1.4 °C, con impactos que ya se han visto en muchas regiones, particularmente en el sur del país. «Estamos en una coyuntura crítica de la crisis climática», ha explicado Harta, que señaló que si las naciones industrializadas del G20 optan seguir los pasos del país oceánico, «el cambio climático pronto pondrá en llamas los altos estándares de vida de Australia«. Sin embargo, optando por una acción climática audaz, podríamos estar ante «una nueva ola de prosperidad, empleo, equidad y crecimiento económico sostenido».

El Gobierno se niega

Australia
Mural criticando la gestión de los incendios del primer ministro Scott Morrison, en Melbourne. | EFE/James Ross

A pesar de la nueva advertencia de la ONU, el gobierno australiano parece enrrocado en su posición. Este mismo martes, el ministro de recursos y agua, Keith Pitt, ha asegurado en respuesta a los comentarios de Hart que el país seguirá produciendo y exportando carbón «mucho más allá de 2030». «El futuro de esta industria crucial lo decidirá el gobierno australiano, no un organismo extranjero que quiera cerrarlo, lo que le costará miles de puestos de trabajo y miles de millones de dólares de exportación a nuestra economía», ha apuntado Pitt.

Por el momento, Australia se ha comprometido a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 26-28% para 2030, desde los niveles de 2005, una promesa que se encuentra muy por debajo de los compromisos renovados por los Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido, entre otras naciones desarrolladas. Además, el país oceánico no ha cumplido con la fecha límite del 31 de julio de 2021, establecida en el Acuerdo de París de 2015, para aumentar sus compromisos, aunque el Gobierno dice que lo hará antes de las conversaciones climáticas internacionales COP26 que se celebrarán en Glasgow en noviembre.

Australia tampoco se ha comprometido con las emisiones netas cero para mediados de siglo, un objetivo que sí se han fijado países como Estados Unidos, Japón, China o el Reino Unido, además de la Unión Europea. Aunque el primer ministro Scott Morrison ha asegurado tiene como objetivo llegar a cero «lo antes posible», nunca ha sido demasiado concreto al respecto y la red eléctrica del país sigue dependiendo en gran medida del carbón.



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