Un nuevo informe de Naciones Unidas vaticina que los cambios ambientales podrían arrastrar a la pobreza a más de 120 millones de personas hacia el año 2030. Una situación en la que los ricos pagarán por escapar del aumento del calor, el hambre y el conflicto mientras el resto del mundo los sufrirá



«El cambio climático tendrá consecuencias devastadoras para las personas en situación de pobreza. Incluso en el mejor de los casos, cientos de millones se enfrentarán a la inseguridad alimentaria, la migración forzada, las enfermedades y la muerte. El cambio climático amenaza el futuro de los derechos humanos y corre el riesgo de deshacer los últimos cincuenta años de progreso en materia de desarrollo, salud mundial y reducción de la pobreza».
Con esta descripción de una situación que no está tan lejana empieza el informe sobre Cambio climático y pobreza de Naciones Unidas. El relator especial de la ONU Philip Alston advierte de que no sólo tendrá impacto sobre la población más vulnerable sino que amenazará también hasta la propia democracia y los derechos humanos.
El informe vaticina que los cambios ambientales podrían “arrastrar a la pobreza a más de 120 millones de personas hacia el año 2030”. El mundo se arriesga a vivir un «apartheid climático» en el que los ricos pagan por escapar del aumento del calor, el hambre y el conflicto mientras el resto del mundo los sufrirá, advierte Alston. En este sentido señala que el calentamiento global “amenaza con deshacer los últimos 50 años de progreso en desarrollo, sanidad mundial y reducción de la pobreza».
El relator especial de la ONU señala que “irónicamente” las poblaciones pobres, menos responsables del aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, serán las principales víctimas de un fenómeno que traerá inseguridad alimentaria y peor salud, incluso con las previsiones más optimistas de sólo un aumento de 1,5 grados para el año 2100.
Impacto en las democracias
Los derechos a la vida, el alimento, la vivienda y el agua se verán afectados «dramáticamente», ha augurado el experto, quien también ha alertado sobre «el igualmente importante impacto en le democracia, a medida que los gobiernos enfrentan las consecuencias y persuaden a su población para aceptar las transformaciones sociales y económicas que harán falta».
Alstom también denuncia en su informe que los gobiernos ni siquiera están cumpliendo sus “ya de por sí insuficientes promesas de reducción de emisiones de dióxido de carbono”, a la vez que siguen subvencionando la industria de combustibles fósiles con más de 5,2 billones de dólares anuales.
«Mantener el camino actual es una receta para la catástrofe económica», ha concluido el relator. Alston da finalmente un apunte de esperanza y pide que la crisis climática sirva como catalizador para que los Estados cumplan los derechos económicos y sociales de la población.
