Los líderes de las islas del Pacífico, pequeños países especialmente vulnerables al cambio climático, reclaman en la Asamblea General de la ONU una acción climática más agresiva del resto de las naciones, incluidos cambios rápidos hacia la energía limpia



Samoa, Tonga, Tuvalu, Fiji, Kiribati, Nueva Caledonia, Micronesia,Polinesia Francesa… En el océano Pacífico existen una miríada de islas de tamaño reducido que son simultáneamente espacios paradisiacos y los territorios más expuestos a las posibles consecuencias del calentamiento global. Frente a las constantes amenazas del cambio climático, que podría hacer crecer el nivel del mar hasta hacer desaparecer muchas de sus costas, los líderes de las pequeñas islas del Pacífico se unieron este viernes en la Asamblea General de la ONU para desvelar sus propios planes de acción ambiental y exigir una acción climática más agresiva de otras naciones, incluidos cambios rápidos hacia la energía limpia.
«Todos los países y pueblos están en una guerra global contra el cambio climático. Hemos sido testigos de incendios mortales en EEUU, tifones en el Caribe y el Pacífico e inundaciones en Asia. Es una guerra que podemos ganar, pero debemos ser mucho más agresivos para combatirla» aseguró, David Panuelo, presidente de los Estados Federados de Micronesia, en un discurso dirigido al resto de miembros de la ONU. El líder isleño recordó que el cambio climático es la mayor amenaza a la seguridad a largo plazo de las islas, ya que el aumento de las aguas amenaza con hacer imposible la vida en atolones remotos y la subida de las temperaturas más amenazan sus cultivos, ganado y peces.
Panuelo explicó también que la exposición de Micronesia al Océano Pacífico conlleva riesgos más allá del cambio climático. Según un informe del Foro Económico Mundial, para 2050 puede haber más plásticos que peces en ese océano, una razón que ha llevado a Micronesia a prohibir por ley la importación de espuma de poliestireno y plásticos de un solo uso en Micronesia. Además, el pequeño estado isleña se ha asociado con la Coalición para la Prosperidad Azul para tratar de proteger al menos el 30% de sus aguas territoriales para 2030.
Por su parte, Kausea Natano, el primer ministro de Tuvalu, aseguró que las Naciones Unidas y sus Estados Miembros deben trabajar en colaboración para reconstruir tras el coronavirus mejores países y economías que sean inclusivas y no dejen a nadie atrás. Pero, sobre todo, hizo hincapié en que la prosperidad y la seguridad compartidas de las naciones del Pacífico solo pueden existir de manera segura si la comunidad internacional realiza esfuerzos para limitar el calentamiento global a 1,5 grados.
«Si fallamos en esto, entonces estamos poniendo deuda adicional en nuestras capacidades ya agotadas, lo que puede exacerbar aún más las crisis climáticas en el futuro«, resumió, pidiendo una voluntad política más fuerte de todos los países hacia la plena implementación del Acuerdo de París, el Camino SAMOA -un plan para los pequeños Estados insulares en desarrollo- y el Plan de Acción de Estambul para los Estados en desarrollo sin litoral.
Actuar rápido y pronto
El siguiente líder isleño en tomar la palabra en la Asamblea General fue James Marape, primer ministro de Papúa Nueva Guinea, que también expresó su preocupación por el cambio climático y pidio al resto de países de la ONU que se centraran en actuar «rápido y pronto». Las autoridades de este país austral, explicó, también otorgan alta prioridad a la protección del sector marítimo y pesquero, que representa una cuarta parte del presupuesto anual y emplea al 80% de mujeres, especialmente en las conserveras del atún.
En apoyo de este sector, el Gobierno de Papúa Nueva Guinea lanzó en julio de 2020 su primera Política Nacional de Océanos 2020-2030, para garantizar que los océanos, los mares y sus recursos estén coordinados, gestionados, protegidos, gobernados y utilizados de forma correcta y sostenible.
Por último intervino Pohiva Tu’i’onetoa, Primer Ministro y Ministro de Empresas Públicas de Tonga, que dijo que si bien los pequeños Estados insulares en desarrollo, incluido el suyo, contribuyen a no más del uno por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, “es lamentable que sigamos soportando la peor parte de esta injusticia climática». Y es que los países de las islas del Pacífico siguen estando en peligro por ciclones tropicales destructivos de una magnitud sin precedentes. El más reciente fue el ciclón tropical Harold en abril de este año, que causó estragos en cuatro naciones insulares del Pacífico: Fiji, las Islas Salomón, Vanuatu y Tonga.
«No podemos dejar de enfatizar la urgencia de tomar medidas para proteger y utilizar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos del mundo», destacó Tu’i’onetoa, que considera que las acciones relevantes solo pueden ser significativas y efectivas si se derivan «de información y datos innovadores y con base científica».
