El plancton, que ya almacena el doble del CO2 que hay en la atmósfera, aumentará su absorción a lo largo del siglo a causa del calentamiento. Sin embargo, a partir de 2100 es probable que comience a actuar como fuente de dióxido de carbono



La cantidad de carbono almacenado por el plancton microscópico aumentará este siglo, predicen investigadores de la Universidad de Bristol y el Centro Nacional de Oceanografía (NOC). Este proceso conocido como ‘bomba biológica’, por el que el fitoplancton absorbe carbono y cuando muere cae a las profundidades del océano almacenando el carbono durante cientos o miles de años, es vital para el equilibrio climático del planeta. Por ello es crucial saber cómo afectará el calentamiento a este depósito de carbono natural.
Usando los últimos modelos del IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático), el equipo espera que el aumento de la absorción de carbono por parte de los océanos para 2100 aumente hasta el 17%. Los hallazgos han sido publicados por la revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences) .
El autor principal, Jamie Wilson, señala que «la ‘bomba biológica’ almacena en las profundidades del océano aproximadamente el doble de la cantidad de dióxido de carbono que se encuentra actualmente en nuestra atmósfera. Debido a que el plancton es sensible al cambio climático, es probable que este depósito de carbono cambie de tamaño, por lo que nos propusimos comprender cómo cambiaría esto en el futuro en respuesta a los cambios que se esperan en el clima».
Para comprender cómo se produce la fijación del carbono en el fondo oceánico es crucial conocer el viaje del plancton hacia las profundidades a través de la conocida como ‘zona crepuscular’ (de 200 a 1.000 metros), donde factores como la temperatura y el oxígeno controlan cuánto tiempo se tarda en llegar al fondo. El calentamiento de los océanos ralentiza la circulación de bajada.
El estudio señala que los modelos del IPCC no tienen una representación consistente de los procesos ambientales y ecológicos en la zona crepuscular. Esto conduce a una gran incertidumbre sobre cuánto dióxido de carbono procedente de la atmósfera almacenará la ‘bomba biológica’ más allá de finales de siglo. En teoría, después de 2100, el almacenamiento de carbono en las profundidades oceánicas podría detenerse y comenzar a actuar como una fuente de dióxido de carbono para la atmósfera, lo que podría exacerbar aún más el cambio climático.
«Comprender cómo la zona crepuscular controla la cantidad de carbono que la biología almacena en el océano significa que podemos descubrir cómo evitar los peores impactos de las prácticas humanas como la pesca y la minería», señala Wilson.
El equipo ahora trabajará para determinar qué procesos en la zona crepuscular son los más importantes para el almacenamiento de carbono impulsado biológicamente y actualizar los modelos oceánicos para que puedan predecir cambios futuros de manera confiable.
