España podría decir adiós a sus playas a finales de siglo

España podría decir adiós a sus playas a finales de siglo

Un reciente estudio expone que cerca del 40% de los arenales costeros habrá desaparecido en 2100 por el cambio climático si no se apuesta por la mitigación y la adaptación. En España se perdería una media de 90 metros en el ancho de las playas por lo que muchas desaparecerían


El sol, la brisa marina, el sonido de las olas… Por esto y por muchas más razones, las playas suponen una alternativa perfecta para pasar el rato, entrar en contacto con el medio natural y evadirse del ajetreo del día a día. Sin embargo, lo que para nosotros es un plan más que viable, para las futuras generaciones puede ser solo un sueño ya que las playas están amenazadas de muerte por el cambio climático.

Así lo ha puesto de manifiesto un trabajo internacional, en el que ha participado la Universidad de Cádiz, donde expertos han advertido que el mar podrá arrebatar a nivel mundial de media 100 metros de playa arenosa de aquí al 2050, y el doble a finales de siglo si hacemos nada contra el cambio climático.

El problema es que las playas de arena ocupan el 30% de la costa de todo el mundo y las zonas costeras albergan al 44% de la población mundial, por lo que la desaparición de las playas pondría en peligro las actividades socioeconómicas de las que se valen muchos países y la vida de las personas que habitan en ellas. Por no hablar del coste ambiental de su desaparición.

“Las playas tienen un valor ecológico incalculable ya que acogen especies que no pueden vivir en otros ambientes. Al estar en primera línea de mar también suponen una protección frente a inundaciones, tormentas marinas y ciclones”, comenta a SINC Michalis Vousdoukas, miembro del Joint Research Centre de la Comisión Europea en Ispra y autor de este estudio.

Para poder llegar a sus conclusiones, Michalis Vousdoukas y su equipo combinaron 35 años de datos de satélites con 82 años de proyecciones climáticas y de aumento del nivel del mar, procedentes de varios modelos climáticos. Además, simularon más de 100 millones de temporales en todo el mundo y cuantificaron su potencial de erosión.

Gracias a esos datos, pudieron demostrar que, sin mitigación del cambio climático y adaptación, casi la mitad de las playas del mundo se sitúan bajo amenaza de extinción a finales de siglo:

“Casi la mitad de las playas de arena del mundo, 132.000 kilómetros, se perderán si no reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero. La mitigación permitiría prevenir el 22% de la retirada de la costa para 2050 y el 40% a finales de siglo”, añade Michalis Vousdoukas.

Australia, el más afectado

Cuando los investigadores analizaron la longitud total de playa que se podía perder en relación con la extensión de playa total de cada país, Australia se situó como el más afectado con 12.324 kilómetros (en el peor de los escenarios), aproximadamente el 50% de toda la costa arenosa del país.

Tras él se encuentra Canadá, que perderá 14.425 km de playas arenosa, Chile, con 6.650 km; México, con 5.488 km; China, con 5.440 km; Estados Unidos, con 5.530 km; y Rusia, que perderá 4.762 km. Todo ello en el peor de los escenarios de emisiones de gases de efecto invernadero.

El principal factor que influye en la perdida de playas es el incremento del nivel del mar que, según los datos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), se elevará entre los 60 y los 110 centímetros si no se aplican medidas de mitigación de aquí al 2100.

Tras este fenómeno se encuentra el aumento de erosión en las playas, que se ha visto incrementada como consecuencia de la actividad humana: “Las poblaciones y el uso de represas, que han evitado que muchos sedimentos lleguen a las playas, ha provocado que las playas sean más vulnerables a la erosión”, indican en el estudio.

En este sentido, los temporales jugaran un papel muy importante, ya que se han vuelto más comunes y más agresivos que en el pasado por culpa del cambio climático. Eventos como ‘Gloria’ destruirán los litorales de los países en pocos días y, como se han vuelto más comunes, las playas no tendrán tiempo de recuperarse para el siguiente, obligándolas a retroceder cada vez más.

“A la erosión por temporales le sigue un tiempo de recuperación. No obstante, algunos eventos son tan agresivos, que su huella tarda décadas en recuperase (si es que lo hacen). Durante ese tiempo de espera, las costas se vuelven más vulnerables a otros temporales e inundaciones esporádicas”, detalla el estudio.

Los científicos también se han aventurado a proponer alguna solución. En este sentido, han comentado que lo más acertado sería llevar a cabo una “efectiva planificación costera”, así como desarrollar medidas de adaptación.

“Si bien la subida del nivel del mar impulsará el retroceso de costas de forma inevitable, muchos lugares del mundo podrían mitigar esa regresión mediante una gestión sostenible de cuencas y zonas costeras”, concluye el informe.

¿Qué pasaría en España?

España no es de los países más afectados, pero para 2100 es posible que retroceda una media de 90 metros de playa en nuestro país en el peor de los casos. Si empezamos a aplicar medidas de mitigación de gases, para el final de siglo perderíamos unos 54 metros de playa.

Imaginemos la playa de Gandía, unas de las más concurridas en verano. Según el catálogo de playas de España, la playa de Gandía posee una anchura de 90 metros, que en rara ocasión varía su tamaño.

En este caso, el mar haría desaparecer un tercio de la playa para 2050, y dos tercios (60 metros) a finales de siglo. Eso en el mejor de los escenarios, porque si continúa la tendencia actual de emisiones, los españoles nos tendríamos que despedir de esta playa valenciana.

Cabe estacar que la playa de Gandía se trata de un caso excepcional. En España, la mayoría de las playas no alcanzan esa anchura, por lo que es posible que de aquí a 30 años desparezcan más de la mitad de las playas de nuestro país. La playa icónica de las catedrales, en Lugo, se encuentra entre ellas, ya que su anchura se sitúa en unos 50 metros como máximo.

Reparar los daños de la borrasca Gloria costará 19,75 millones de euros

Eso solo si hablamos del aumento del nivel del mar. Si incluimos la acción de los temporales, la situación se torna aún más oscura para el futuro de las playas.

El ejemplo más reciente lo encontramos con ‘Gloria’, un temporal que azotó con especial violencia el litoral mediterráneo de nuestro país y demostró el verdadero poder destructivo que tiene el mar en este nuevo entorno de cambio climático.

El Delta del Ebro fue el claro ejemplo: allí, el mar tapó durante un tiempo casi toda la extensión del delta, poniendo en evidencia el grado de influencia negativa que posee la actividad humana en la preservación de estos ecosistemas.

Fernando Valladares, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, comentó a El Ágora que la razón de esa regresión se debía, en gran medida, a la escasez de sedimentos en el delta, que solo podrían empezar a llegar de nuevo a la región si se rediseña la gestión hidrológica del Ebro.

“El cambio climático jugará un importante papel en la desaparición del Delta del Ebro, pero sin duda es el hombre, a través de la construcción de embalses y trasvases quien de verdad está destruyendo ese ecosistema. Gran cantidad de los sedimentos que llegaban al delta ahora están atrapados en estas infraestructuras”, explica el experto.

Además de la desaparición temporal del Ebro, Gloria hizo retorcer una media de 11 metros las playas de Valencia , como en la de Peñíscola, donde los daños del temporal superan los dos millones de euros. En cualquier caso, extensión perdida que aún continua sin recuperarse, por lo que en un futuro las poblaciones que las habitan, como Denia, estarían en grave peligro por inundaciones.

Se podría decir, en resumen, que el cambio climático destruiría uno de los principales atractivos de nuestro país, por lo que, además de desestabilizar el clima, también transformaría por completo esta vital fuente económica.

Por tanto, debemos empezar a cambiar nuestra visión y prioridades y apostar por la adaptación, tal y como reclaman los expertos. Solo así será posible que ya no solo nosotros, sino también nuestros hijos, disfrutemos de los beneficios, las sensaciones y las vivencias que supone pasar un día disfrutando en la playa.



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