La población española se está adaptando al aumento del calor

La población española se está adaptando al aumento del calor

Un nuevo estudio señala que el rango óptimo de temperaturas de confort para mantener la mortalidad bajo mínimos ha subido por encima de lo que ha aumentado el calor máximo diario en España en los últimos 40 años, aunque con grandes diferencias por regiones


Los españoles están mejorando su adaptación al calor. En las últimos décadas, la Temperatura de Mínima Mortalidad (TMM), un indicador que representa un rango óptimo de temperaturas de confort en el que la mortalidad de la población que se está estudiando es mínima o tiene su mínimo valor, ha incrementado de media a un ritmo de 0,64ºC por década. Esto significa que el umbral de tolerancia al calor ha crecido a un ritmo mayor que el aumento de la temperatura máxima diaria en España en el periodo 1983-2018, que ha sido de 0,41ºC cada diez años. Unos datos esperanzadores para la salud poblacional del país, ya que está previsto que en los próximos años los termómetros indiquen cada vez medias más extremas por culpa del calentamiento global, aunque todavía quedan por explicar las importantes diferencias territoriales.

La investigación, liderada por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), ha analizado en las 52 provincias españolas la evolución temporal de la TMM desde 1983 hasta 2018, lo que ha permitido concluir que este indicador, que puede utilizarse para saber si es posible adaptarse al aumento de temperaturas provocadas por el calentamiento global, se ha desplazado a mayor ritmo que la subida la temperatura media, por lo que podría hablarse de adaptación al calor de la población española.

Los resultados, publicados en la revista Science of The Total Environment, permiten conocer mejor si el ritmo de evolución de la MMT sería suficiente, de mantenerse constante, para compensar el aumento previsto de temperaturas en un escenario de emisiones desfavorable (RCP 8.5) para el horizonte temporal 2051-2100. Según explican los investigadores del ISCIII Julio Díaz, Cristina Linares, José Antonio López Bueno, Miguel Ángel Navas y Dante Culqui, «cuando representamos en un gráfico X-Y la temperatura máxima diaria (eje X) frente a la mortalidad diaria que se produce a esa temperatura (eje Y), esta gráfica tiene forma de V. El vértice de esa V es lo que denominamos Temperatura de Mínima Mortalidad (TMM)».

En esa función con forma de V, «a la derecha de esa TMM se representaría la mortalidad atribuible al calor y a la izquierda la mortalidad por frío». Eso sí, la TMM no es estática, sino que evoluciona con el tiempo, por lo que un desplazamiento de este indicador hacia valores más altos «podría interpretarse como que cada vez hace falta más calor para que aumente la mortalidad, y podría ser indicador de la adaptación poblacional al calor».

Diferencias por provincias

En todo caso, analizando todas las provincias se observa una importante heterogeneidad geográfica, en el sentido de que en algunos territorios la TMM ha mantenido un ritmo de incremento muy superior a la media de 0,64ºC/década. Mientras tanto, en otras provincias ni siquiera se ha producido incremento en la TMM, sino cierta disminución a lo largo del tiempo. Por ejemplo, y tal y como se puede observar en el gráfico a continuación, en provincias como Córdoba, Huelva o Lugo, la adaptación al calor ha sido muy alta, mientras que en otras como Valladolid o Ciudad Real, ha habido una regresión.
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En amarillo, las provincias cuya población mejor se ha adaptado al calor en las últimas décadas. | Science of the Total Environment
Con los datos obtenidos en este trabajo, el reto está ahora en continuar la investigación para lograr más información, y en conocer qué factores económicos, sociales, de infraestructuras o sanitarios pueden estar implicados en que unas provincias se adapten mejor que otras al calor, ya que con este conocimiento habría más posibilidades de modificar los factores relacionados y mejorar en la adaptación poblacional al calor en todas las regiones.
Se sabe, por modelos de predicción de la Agencia Española de Meteorología (AEMET,) que la temperatura máxima diaria en el horizonte temporal 2051-2100 en un escenario de altas emisiones de CO2 (RCP8.5) va a crecer a un ritmo de 0,66ºC por década (tal y como reveló un estudio publicado hace dos años), es decir, «prácticamente al mismo ritmo que nos estamos adaptando al calor», señalan Díaz y Linares. Según explican los investigadores de la ENS, «adaptarse al calor es clave, ya que hacerlo supone que no se va a producir un drástico incremento de la mortalidad por calor en los próximos años, como sugieren algunos otros estudios que hemos realizado en España».


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