Casi 3 de cada 4 personas de los países del G20 cree que el cambio climático está acercando a la Tierra a una serie de «puntos de no retorno» abruptos e irreversibles debido a la actividad humana y pide priorizar la naturaleza por encima de la economía, según una nueva encuesta



Los llamados «puntos de no retorno» son una amenaza que hace tiempo parecía ciencia ficción pero que cada vez es más palpable. Muchos científicos están preocupados de que la acción humana que provoca el calentamiento global esté también afectando de manera más profunda a los sistemas naturales, causando circuitos de retroalimentación en la naturaleza, como el derretimiento irreversible de las capas de hielo o el permafrost, que causarían cambios bruscos en toda la meteorología de la Tierra. Sobre todo, porque este punto de no retorno climático podría estar cerca de activarse, debido que las enormes emisiones de carbono de la humanidad no muestran signos de desaceleración, a pesar de haber pasado por una pandemia que paralizó gran parte de la actividad.
Lejos de quedarse en círculos académicos, esta preocupación científica parece haber permeado a toda la sociedad. Alrededor del 73% de la población del planeta cree ahora que el clima de la Tierra se está acercando a un punto de no retorno debido a la actividad humana, según una encuesta de opinión mundial elaborada por la organización sin ánimo de lucro Global Commons Alliance e Ipsos MORI y publicada el martes. Un resultado que demuestra el gran consenso global en torno al peligro del cambio climático, ya que el sondeo fue realizado con la ayuda de miles de personas de países del G20, en el que se encuentran representadas naciones de ingresos altos, medios y bajos.
“El mundo no camina sonámbulo hacia la catástrofe. La gente sabe que estamos asumiendo riesgos colosales, quieren hacer más y quieren que sus gobiernos hagan más», explica el autor principal del informe, Owen Gaffney, que considera además que «los hallazgos deberían brindar a los líderes del G20 la confianza necesaria para moverse más rápido para implementar políticas más ambiciosas para proteger y regenerar nuestros bienes comunes globales».


Esta fuerte conciencia global no es reciente ni se debe a los últimos acontecimientos. La encuesta de hecho se realizó entre abril y mayo, antes de que el verano trajera al hemisferio norte olas de calor, inundaciones e incendios sin precedentes, y también antes de que el informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtiera sobre el cambio climático «inevitable e irreversible» debido a las actividades humanas.
En general, más de la mitad (59%) de los encuestados creen que la naturaleza ya está demasiado dañada para seguir satisfaciendo las necesidades humanas a largo plazo, pero también consideran que pueden ayudar a hacer frente al reto climático. Más de cuatro quintos (83%) de los encuestados quieren hacer más para proteger y restaurar la naturaleza, y más de dos tercios (69%) creen que los beneficios de la acción para proteger el planeta y frenar el cambio climático superan con creces los costes. Además, el 74% de las personas estuvo de acuerdo en que los países deberían ir más allá de centrarse en el producto interior bruto (PIB) y la economía para centrarse más en la salud y el bienestar de los seres humanos y la naturaleza. Por el contrario, solo el 25% sintió que los gobiernos deben priorizar el empleo y los beneficios, incluso si esto significa dañar la naturaleza.
Mundo en desarrollo concienciado
Aunque entre las naciones del G20 una media del 73% de las personas crea que la actividad humana ha llevado a la Tierra cerca de un punto de no retorno, la preocupación por este riesgo es notablemente mayor en los países menos ricos como Indonesia (86%), Turquía (85%), Brasil (83%), México (78%) y Sudáfrica (76%), que en los países más ricos como Estados Unidos (60%), Japón (63%), Gran Bretaña (65%) y Australia (66%). Una brecha que se observa también a la hora de querer hacer más a nivel personal para proteger el planeta y que responde en parte al hecho de que las naciones menos desarrolladas son a menudo las más vulnerables a los impactos del cambio climático.
“Las personas en el poder parecen sentir que está bien talar árboles viejos o destruir ecosistemas naturales para construir edificios o carreteras, o extraer petróleo, siempre que luego planten nuevos árboles. Pero este enfoque no está funcionando, y los hallazgos de este informe muestran que muchas personas en el mundo en desarrollo ya no apoyan esa idiotez económica», escribe la ambientalista keniana Elizabeth Wathuti en el prólogo del informe.
En cualquier caso, la brecha no es sólo territorial sino generacional. El informe identifica en este sentido a un grupo de “administradores planetarios emergentes” que son los más conscientes de los riesgos y estaban preparados para trabajar por el cambio: son en su mayoría personas jóvenes (menores de 45 años), mujeres, bien educados, urbanos y que probablemente se identificaran a sí mismos como ciudadanos del mundo. “Estas son las personas que presionan por el cambio. Son los guerreros que más luchan por nuestro futuro”, apunta la encuesta. Por el contrario, la conciencia y la voluntad de actuar tendían a ser más bajas entre los hombres, las personas mayores, los habitantes de las zonas rurales, los nacionalistas y los habitantes de las naciones ricas.


Sin embargo, en otros frentes hay mucho mayor consenso global, en parte porque la pandemia de covid-19 ha abierto una puerta a la transformación económica y social, según apunta el informe. En los países del G20, hay un acuerdo generalizado (75%) de que la pandemia demuestra la rapidez con la que podía cambiar el comportamiento, mientras que un 71% considera que la recuperación de la pandemia brinda una oportunidad única para hacer que las sociedades sean más resilientes.
Además, dos tercios de las personas (66%) apoyan la cooperación global para abordar los desafíos compartidos, aunque este porcentaje sí que fluctúa bastante de un país a otro, siendo China (81%) lamás entusiasta y Francia (50%) la menos dispuesta a colaborar. En este sentido, ante la pregunta de si las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales deberían tener más poder para proteger la naturaleza, hubo un acuerdo igualmente amplio con países como India (76%), China (75%) y Turquía (76%) más dispuestos y Estados Unidos (49%) algo menos .
La encuesta también analiza el papel de los medios y la información disponible a la hora de combatir el cambio climático. Y es que, a pesar de que la cobertura ambiental ha aumentado mucho en los últimos años, muchos ven las noticias como una barrera ya que sienten que no les dejan claro qué podían hacer para ayudar. Solo el 43% de las personas asegura que los medios informaron sobre la naturaleza y el clima de una manera que les ayudó a comprender los problemas, mientras que el 46% cree que las historias sobre estos temas solo generan impotencia y evitan la acción personal.
Según apunta a The Guardian Bridget Williams, directora de investigación de Ipsos Mori, existe una clara demanda de información sobre cómo actuar. “Esta encuesta muestra claramente que las personas de todo el G20 quieren desempeñar su papel en la protección y restauración de los bienes comunes globales en el futuro; existe un deseo de liderazgo local y global”, explica.
