La ciencia estudia el llamado ‘paleoclima’ al considerar que los períodos de referencia en la historia de la Tierra sirven como laboratorios naturales para comprender las respuestas de la biodiversidad al cambio climático y mejorar las estrategias de conservación bajo el cambio climático actual y futuro



Eventos de calentamiento pasados similares a los previstos para las próximas décadas son examinados por la ciencia para comprender mejor cómo se las arreglarán las especies y los ecosistemas en el futuro.
Una nueva revisión, publicada en Science por científicos de las universidades de Adelaida y Copenhague, muestra que salvaguardar las especies y los ecosistemas y los beneficios que brindan a la sociedad contra el cambio climático futuro requiere soluciones efectivas que solo pueden formularse a partir de pronósticos confiables.
«Los períodos de referencia en la historia de la Tierra sirven como laboratorios naturales para comprender las respuestas de la biodiversidad al cambio climático y mejorar las estrategias de conservación bajo el cambio climático actual y futuro», explica el autor principal y profesor asociado Damien Fordham, del Instituto de Medio Ambiente de la Universidad de Adelaida.
Se prevé que aproximadamente el 40% de los ecosistemas terrestres han experimentado cambios de temperatura durante los últimos 21.000 años que son similares en ritmo y magnitud a los pronósticos futuros a escala regional.«El estudio de ubicaciones en regiones como el Ártico, Eurasia, el Amazonas y Nueva Zelanda puede informar numerosos planes internacionales de conservación de especies y ecosistemas en todo el mundo», explica el profesor asociado Fordham. «Utilizando datos fósiles y moleculares de estas áreas, junto con enfoques computacionales avanzados, hemos identificado respuestas biológicas a tasas potencialmente peligrosas de cambio climático«.
«Este nuevo conocimiento del pasado nos dice que la biodiversidad terrestre experimentará cambios significativos en respuesta al calentamiento global futuro continúa. Estos incluyen la disminución de especies a gran escala, amenazando los bienes y servicios que los ecosistemas brindan a la humanidad», señala Fordham.
Minimizar la pérdida de biodiversidad
El profesor asociado David Nogues-Bravo, de la Universidad de Copenhague, coautor del estudio añade que «más allá de la ganancia de conocimiento intrínseco, esta investigación integradora está proporcionando un contexto relevante y estudios de casos que pueden minimizar la pérdida de biodiversidad por el cambio climático».
En su opinión, «esto incluye identificar qué causa que algunas especies sean más propensas a la extinción impulsada por el clima que otras, y cómo mejorar los sistemas de alerta temprana que señalan el colapso de la población, la extinción o cambios en el ecosistema como resultado del cambio climático».
El equipo enfatiza que integrar el conocimiento de las respuestas de la biodiversidad a los eventos de calentamiento pasados en la gestión ambiental del siglo XXI exige pautas claras.


«El cambio climático en curso plantea un desafío importante para la gestión de la biodiversidad, y nuestra investigación muestra cómo el pasado geológico reciente puede informar las prácticas y políticas de conservación eficaces», dice el coautor Stephen Jackson, del Servicio Geológico de Estados Unidos.
«Los biólogos de la conservación ahora están aprovechando al máximo la historia a largo plazo del planeta registrada en paleoarchivos, como los recopilados por nuestro equipo, para comprender las respuestas biológicas a los cambios climáticos abruptos del pasado, cuantificar tendencias y desarrollar escenarios de la futura pérdida de biodiversidad por el cambio climático», apostilla el profesor asociado Fordham.
Esta investigación es parte de un ejercicio global, en el que participan un gran número de instituciones académicas y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, que abarca una amplia gama de especies, ecosistemas y regiones.