¿Puede la psicología ayudar a frenar el cambio climático?

¿Puede la psicología ayudar a frenar el cambio climático?

Psicológos reunidos en Lisboa reivindican el papel de su ciencia para frenar el cambio climático y discuten sobre cómo cambiar los comportamientos humanos para que todos empecemos a ser más respetuosos con el medio ambiente


Reciclar, llevar bolsas de tela o andar en bicicleta son elecciones que cada uno toma según sus ideas y principios. Es decir, en las actitudes humanas hacia la ecología hay un fuerte componente psicológico, que nos hace tener unos comportamientos concretos o realizar ciertas acciones en función de nuestros impulsos y deseos. Pero, ¿puede la psicología ayudarnos a eliminar esos hábitos con los que contribuimos al cambio climático? Es la ambiciosa pregunta que se plantean en Lisboa expertos de más de 50 organizaciones de todo el mundo, reunidos en la Cumbre Internacional sobre Psicología y Salud Global, que ve en los impulsos la clave para frenar el daño al medio ambiente.

Se trata de una cita inédita, que reúne hasta el sábado a representantes de 50 asociaciones internacionales convocados por la American Psychological Association y el Colegio de Psicólogos Portugueses, y de la que saldrá un documento con recomendaciones para la ONU.

Los esfuerzos se dirigen a comprender qué modela los comportamientos humanos que afectan al medio ambiente para así poder modificarlos. Es decir, ir al origen de la contaminación que supone cada acción humana individual, un planteamiento completamente alejado del abordaje tradicional, basado en limitar la acción de los grandes contaminantes. Algo que, para los psicólogos, supone ignorar gran parte del problema.

«Toda la cuestión climática, en lo referido a los cambios causados por el hombre, es causada por el comportamiento humano«, recuerda a Efe el presidente del Colegio de Psicólogos Portugueses, Francisco Miranda Rodrigues. Es decir, si el daño viene por la acción de las personas, cambiar esa acción puede ser la clave, y como recuerda el experto, lo que causa «el comportamiento del ser humano y sus decisiones es objeto de estudio de la psicología».

Más investigación

La idea es animar a los profesionales a investigar sobre el comportamiento en relación al cambio climático y colocar «este conocimiento al servicio de las personas y de quienes toman decisiones, pudiendo así contribuir para mejores resultados en esta lucha que todos debemos tener contra los cambios climáticos». No es una técnica nueva, subraya Rodrigues, puesto que ya se ha aplicado en consumo para «promover ventas», por ejemplo con la ya conocida maniobra de cambiar productos de sitio en el supermercado para fomentar su visibilidad.

Si la psicología ha ayudado a detectar estos comportamientos, puede explicar también qué lleva a los ciudadanos a seguir mostrando preferencia por comprar un vehículo frente a usar el transporte público en ciudades bien comunicadas o resistirse aún al reciclaje en casa. «La mayor parte de las veces nuestra toma de decisiones no es precisamente informada, con base en hechos ni muchas veces en evidencias científicas, sino que son muy emocionales, están sujetas a muchos elementos estudiados por la psicología hace muchas décadas», apunta.

Un ejemplo es el efecto que tienen sobre nosotros la influencia social, relacionada con el deseo de pertenencia a un grupo. «Sabemos que las personas quieren hacer parte de grupos, y si es así, debemos usar eso para el bien común«, propone Rodrigues. ¿Cómo? Pues, por ejemplo, comparando los consumos de agua en una determinada comunidad. ¿Habría inclinación a gastar más que la media si eso supone salir del grupo?



Se adhiere a los criterios de transparencia de

Archivado en:
Otras noticias destacadas