El administrador del PNUD, Achim Steiner, y la ministra Teresa Ribera han debatido sobre los efectos del cambio climático en la geopolítica mundial y abogan por un paso de la hiperglobalización a la interdependencia entre los países basada en la solidaridad



El cambio climático se ha convertido en una cuestión geopolítica de primer orden en la última década. Sus efectos, como las sequías, desastres meteorológicas o aumento de las temperaturas, trascienden fronteras y su intensificación en los próximos años seguirán cambiando las relaciones entre los países. En el avance hacia economías neutras en carbono y ante una brecha cada vez más profunda entre países ricos y pobres a causa de la pandemia de covid-19, es necesario un cambio real en los flujos de inversión públicos y privados para que la transición no se pueda realizar con equidad.
Estos fueron algunos de los puntos de partida de la mesa de debate ‘Geopolítica del Cambio Climático y Desarrollo’, que se celebró este lunes y que contó con la participación del administrador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Achim Steiner; la vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera; la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan; la presidenta de la Red Española para el Desarrollo Sostenible, Leire Pajín; y el presidente del Real Instituto Elcano, José Juan Ruiz.
Achim Steiner destacó que «estamos en un momento decisivo» y señaló que «si en los próximos 24 meses no somos capaces de aprovechar la oportunidad de ponernos de acuerdo y avanzar todos juntos, lo habremos perdido todo. No solo una década, sino cuatro o cinco, e incluso nuestro planeta», aseguró.
El administrador del PNUD destacó que en términos de desarrollo, la pandemia nos ha devuelto a 2008. «Hemos pedido 13 años y millones de personas han caído en la pobreza. Debemos ser capaces de acortar distancias y unirnos o las desigualdades seguirán avanzando en acceso a la energía, acceso al agua y acceso al bienestar».


Steiner reclamó «coinversión, colaboración en la gestión de un proceso generacional de transición» si se quiere tener la oportunidad de «escoger entre distintos futuros». «Durante la pandemia hemos visto que el papel del Estado ha emergido como algo clave», pero el liderazgo público necesita al sector privado, comentó.
Los bancos de desarrollo «todavía tienen un camino por andar» y es necesario «acelerar la financiación» para los países que no tienen recursos para gestionar la pandemia y además encarar la transición energética. «Hay 60 países en desarrollo a los que hay que ayudar con urgencia», afirmó.
«Necesitamos sistemas de incentivos, reglas internacionales que nos permitan avanzar. Más colaboración, más coordinación internacional de todos los actores implicados», reclamó Steiner, quien destacó las importantes repercusiones que tendrá el cambio climático en la geopolítica mundial. «Cambios disruptivos en los sistemas económicos y políticos, millones de migrantes por cuestiones climáticas, riesgos directos para la población… hay que pasar de los deseos a la acción», concluyó.
Prosperidad compartida
La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, habló de pasar de la «hiperglobalización a la interdependencia» donde solo la prosperidad compartida será verdadera prosperidad.
La ministra destacó el cambio cultural que se ha producido en la población y que ha hecho mentalizarse a los gobiernos. «La sociedad nos pide hacer más y más deprisa. Debemos demostrar audacia para actuar más rápido y demostrar solidaridad con los países que necesitan nuestra ayuda», afirmó.
Ribera ha destacado la importancia histórica que tendrá la COP 26 de Glasgow. «Debemos ser capaces de identificar dónde están los cuellos de botella y las lecciones, las experiencias, las recomendaciones, del aprendizaje colectivo que se han tenido que acelerar como consecuencia de la emergencia climática».
«Estamos luchando contra el tiempo. Hay ajustes que se tienen que producir en esta década, una década crítica desde el punto de vista de la gobernanza. Debemos decidir qué desarrollo y qué prosperidad global queremos pero también desde el punto de vista regional, local. Es enormemente complejo», alertó.
Por su parte, la secretaria general iberoamericana, Rebeca Grynspan, pidio «liderazgos valientes»: «Nunca nuestro futuro ha dependido tanto de la capacidad de los liderazgos, necesitamos liderazgos muy valientes, que no son fáciles«.


Grynspan destacó la importancia de la movilización social para conseguir los objetivos en la lucha contra el cambio climático. «No vamos a hacer nada si no tenemos la movilización social, a la sociedad civil. No debemos reducir lo público a lo Estatal, lo público es aquello que hacemos juntos», afirmó.
La secretaria general reclamó un cambio de paradigma en la gobernanza de países y empresas. «Hay que quebrar la visión del corto plazo. Los gobiernos piensan en las próximas elecciones no en la próxima generación. No hay incentivos para mirar la largo plazo. Si no logramos cambiar este enfoque, no podremos avanzar y no lograremos superar el cambio climático».
Grispan denunció que los países de Iberoamérica se han quedado a causa de la pandemia «fuera del mapa». Son «países de ingresos medios» que siguen necesitando financiación para el desarrollo. «Necesitamos liquidez e inversiones para seguir avanzando», afirmó.
