Boris Johnson ha prometido movilizar 12.000 millones de libras para poner al Reino Unido en el camino de lograr la neutralidad de carbono para 2050 y adelanta la prohibición de venta de coches contaminantes a 2030



Reino Unido quiere relanzar su economía con una «revolución verde». Este miércoles, el primer ministro británico Boris Johnson ha presentado una hoja de ruta con diez prioridades medioambientales, respaldadas por un paquete de 12.000 millones de libras (13.430 millones de euros) con el que espera crear 250.000 puestos de trabajo en esta década y movilizar tres veces más inversión desde el sector privado. Aunque gran parte del plan aún tendrá que ser concretado a través de normativas, hay al menos ya una medida estrella confirmada: la prohibición de vender nuevos vehículos diésel y gasolina a partir de 2030.
“Este es el momento de planear una recuperación verde con puestos de trabajo de alta cualificación que otorguen a la gente la satisfacción de saber que están contribuyendo a hacer que este país sea más limpio, más verde y más bello”, ha asegurado Johnson en una tribuna escrita por él y publicada este jueves por el diario Financial Times. Y es que el objetivo declarado del plan es avanzar hacia el compromiso de lograr cero emisiones netas contaminantes en 2050 al mismo tiempo que se refuerza la industrias británica basadas en tecnologías limpias.
En lo que respecta a la movilidad sostenible, se prohibirá la venta de nuevos automóviles y furgonetas con motores diésel y gasolina a partir de 2030, diez años antes de lo que se preveía hasta ahora. Además, los vehículos híbridos capaces de recorrer «distancias significativas sin emitir dióxido de carbono» solo continuarán a la venta hasta 2035, ha explicado en un comunicado el Gobierno, que prevé invertir 1.300 millones de libras (1.450 millones de euros) en acelerar la expansión de puntos de recarga eléctricos.
El Gobierno asegura que ha mantenido «extensas consultas» con fabricantes y vendedores de vehículos antes de anunciar el futuro veto a los motores diésel y gasolina. Y es que, a día de hoy, el Reino Unido «ya fabrica una proporción significativa de los vehículos eléctricos en Europa», destaca el Ejecutivo, que ayudará además a la industria con una inversión de 500 millones de libras (560 millones de euros) en cuatro años para impulsar el desarrollo de la producción de baterías.
Para completar el apoyo a la movilidad sostenible, Johnson ha anunciado que también prevé otorgar 582 millones de libras (650 millones de euros) en subvenciones para rebajar el precio y estimular la venta de vehículos de cero o «ultrabajas» emisiones. Una decisión que ha sido más que bienvenida por organizaciones ecologistas como Greenpeace, que han asegurado que la prohibición anunciada por el Reino Unido marca un «punto de inflexión histórico en las acciones climáticas».
Transición energética
Por supuesto, el plan de Johnson no se limita a la movilidad sostenible, aunque sea esta última la que acapara titulares por su concreción y ambición. Y es que Reino Unido quiere darle un empujón a su transición energética mediante el impulso de la energía nuclear, las soluciones con hidrógeno como combustible y la generación de energía eólica “offshore”. Un aumento de la ambición que se explica en parte porque los británicos serán los próximos anfitriones de la COP26 de Glasgow, que fue pospuesta a 2021 por el coronavirus.
“Vamos a convertir al Reino Unido en la Arabia Saudí del viento”, ha asegurado Johnson en la tribuna, una promesa que se traduce en compromisos como el de cuadriplicar la producción eólica marina a 40 GW para 2030 o el de generar 5 GW de hidrógeno bajo en carbono para 2030, con hasta 500 millones de libras esterlinas para probar el uso de este compuesto químico en hogares para calefacción y cocina, además de invertir en nuevas instalaciones de producción.


Además, el Gobierno británico se ha comprometido a invertir 200 millones de libras adicionales en la creación de clusters de captura de carbono junto a industrias difíciles de descarbonizar, con el objetivo de eliminar 10 millones de toneladas de CO2 para 2030. Esta cifra se suma a los 1.000 millones de libras ya comprometidos con la investigación en tecnología verde y a los 525 millones destinados a desarrollar la próxima generación de centrales nucleares de pequeña y gran escala.
Otras medidas del plan incluyen apoyar la investigación en industrias difíciles de descarbonizar, incluidos el transporte marítimo y la aviación, y hacer de la ciudad de Londres un centro global de finanzas verdes que pueda respaldar la innovación en tecnologías limpias, incluida la ampliación de la producción de baterías para vehículos eléctricos.
La industria celebra el plan
La viceconsejera delegada de la patronal de las renovables RenewableUK, Melanie Onn, ha dado la bienvenida al “ambicioso” proyecto del Gobierno. “El éxito del Reino Unido en energía eólica nos pone en una posición privilegiada para ser líderes globales en un amplio rango de industrias de tecnologías limpias”, ha afirmado Onn en un comunicado.
También ha celebrado los planes, que contarán con el asesoramiento y vigilancia del Comité de Cambio Climático de Reino Unido, el director ejecutivo de la Asociación de la Industria Nuclear, Tom Greatrex, que consideró que “alcanzar las cero emisiones netas mientras se logran empleos cualificados de larga duración, crecimiento económico y potenciales exportaciones es una oportunidad para el país”.
Eso sí, la oposición no parece tan contenta con el plan de Johnson. El portavoz de Energía de los laboristas, Ed Miliband, ha afirmado que la financiación anunciada por el Gobierno “no cumple ni remotamente la escala de lo que es necesario para hacer frente a la emergencia laboral y climática” a la que se enfrenta el país. De hecho, según Miliband, la inversión prevista por el Ejecutivo conservador “palidece en comparación con las decenas de miles de millones que han comprometido Francia y Alemania”.


En cualquier caso, junto con el plan de inversiones, el Gobierno prevé la creación de nuevas áreas de protección natural y parques nacionales con el objetivo de que el 30 % del territorio del Reino Unido esté protegido dentro de nueve años. “Un medioambiente saludable no es solo importante para la fauna y la flora, sino también para mantener la salud de nuestra sociedad y nuestra economía”, ha explicado Tony Juniper, presidente de Natural England, la agencia pública de protección medioambiental de Inglaterra.
“Invirtiendo en la naturaleza podemos obtener enormes retornos”, subrayó Juniper, como “adaptación al cambio del clima, asegurar el suministro de agua limpia, impulsar el turismo y proteger la seguridad alimentaria”.
