Nicholas Stern y Dessima Williams acudieron a un encuentro de la COP en el que debatieron sobre diversos aspectos de la crisis climática, como el futuro de los jóvenes en la lucha contra el cambio climático o los posibles beneficios, tanto económicos como en bienestar, que se pueden conseguir combatiendo el fenómeno mundial



Miles de voces se amontonan en la Zona Verde de la COP25. Miles de comentarios y miles de ideas que, a pesar de perderse en el ambiente, se terminan fundiendo en una sola que clama por el cambio que miles y miles de personas necesitan: un futuro sostenible.
En el centro de toda esa maraña de voces se pudieron encontrar esta mañana dos pertenecientes a dos referencias que participan activamente dentro de esta gesta ambiental. La primera de ellas fue la de Nicholas Stern, economista y gran conocido por su Informe Stern, un documento que no solo expuso el gran problema que estamos viviendo ahora, sino que mostró que podíamos sacar una ventaja económica de él.
Tras él, y no menos importante, estuvo presente Dessima Williams, diplomática en España del Estado Insular de Grenada y, sobre todo, profesora, un rol “de enorme importancia en el futuro del planeta”, tal y como argumentó durante su exposición.
«Tratar de implementar los cambios más complejos requiere más tiempo debido a la propia dificultar de los sistemas que los sustentan, pero podemos realizar acciones inmediatas», dijo Stern.
“Cuando nos ponemos enfermos, acudimos al médico. Cuando queremos arreglar nuestros zapatos, nos remitimos al zapatero. Con el cambio climático ocurre lo mismo ocurre lo mismo, debemos pedir ayuda a la ciencia que es la que hace más de 20 años que estudia este fenómeno”
No hace mucho que Pedro Duque, ministro de Ciencia, Innovaciones y Universidades en funciones, expuso esto mismo y en el mismo lugar a El Ágora. Ambos expertos coincidieron que la pseudociencia no tiene cabida en este mundo, y menos en aspectos tan relevantes como el cambio climático, y que la ciencia en general debe realizar un gran esfuerzo divulgativo para no caer en errores.
Dessima Williams, ante las declaraciones de su compañero, destacó que “nos está tocando vivir en una época de importante cambios”, por lo que “no es tiempo de quedarse atrás y comenzar a actuar con todas las armas que tengamos a nuestra disposición”.
En este punto, el experto sacó su vena más económica y lanzó al público que, si lo que nos preocupa es el dinero a la hora de realizar pequeñas aportaciones, no habría problema debido a los llamados fondos verdes. “Muchas personas realizan una inversión para mantener su calidad de vida en la jubilación. Pues bien, sepan que lo pueden hacer, pero, en vez de invertir en fondos de petroleras, lo pueden hacer pensando en proyectos sostenibles. Es el futuro”.
Pero ¿de verdad merece la pena correr el riesgo?, se preguntaron algunos en la Zona Verde. Para ellos, Stern les abrió los ojos explicándoles que invertir en nuestro futuro es rentable.
“Si queremos realizar un cambio siempre vamos a correr algún tipo de riesgo. Sin embargo, la experiencia actual nos está diciendo que todos los riesgos o esfuerzos que abordemos hoy, serán el beneficio de mañana, ya que, si no los afrontamos, nos encaminamos un futuro en el que no estaremos presentes”, apeló el experto.


Los jóvenes vertebran el cambio
Del mismo modo que Stern se escudó en su especialidad, Dessima Williams decidió explicar lo que el cambio climático supone para una profesora como ella, artífice de educar e inculcar valores a aquellos que dirigirán el mundo en el futuro.
Los jóvenes, como ya se ha ido exponiendo durante un largo tiempo, van a ser el futuro, por lo que están comenzando a tomar un enorme papel a la hora de presionar a los “tomadores de decisiones” para conseguir su participación en la construcción del nuevo mundo.
Sin embargo, lamentó que este fenómeno solo este surgiendo en el norte del planeta: “A veces se nos olvida que en el mundo hay más personas que viven en el hemisferio norte. En el sur, conozco a niñas que tienen la misma motivación por transformar el planeta, pero que carecen de recursos”, afirmó ante el auditorio.
La solución para ella es simple: remar todos en una misma dirección, aumentando el vínculo entre norte y el sur. Pero, para ello, el norte debe mostrar más empeño.
ODS como derechos humanos
A las 12:30 de la mañana, la exposición de los expertos llegó a su ecuador, momento que aprovecharon para responder a una cuestión que se les fue lanzada: ¿Los ODS realmente van a acabar transformándose en algo similar a la Declaración de los Derechos Humanos?
La repuesta para ambos expertos fue rotunda: Sí. “Los Objetivos de Desarrollo Sostenible están aún muy verdes, pero eso no significa que no sean importantes. Toda la acción climática está vertebrada en ellos, por lo que sin ellos no vamos a tener futuro.”, enfatizó Dessima.Para el economista, los ODS son de por sí un hito que cubren los derechos básicos en la sociedad actual y en la que se espera que consiga en un futuro. Solo por eso, Stern vaticina que sean tomados como referencia mundial y construyan la base de lo que sería una futura declaración de derechos básicos para aquellos humanos que habiten la Tierra.
España como ejemplo
Antes de finalizar aquel evento, los expertos dedicaron unos cinco minutos a elogiar a España como modelo de ambición ya que, gracias a esta cualidad, nuestro país “ha podido lograr en poco tiempo lo que para muchos sería imposible realizar en un solo mes”.
En este sentido, Stern concluyó que sería necesario transmitir esa ambición al resto de países para que marquen objetivos ambientales que logren mitigar el cambio climático. De hecho, también expuso entre bromas que nuestra variada comida debería ser el ejemplo que seguir en el mundo futuro para poder lograr la sostenibilidad.
Williams, por su parte, tampoco quiso quedarse atrás en sus felicitaciones y añadió que los jóvenes españoles puedan ser el ejemplo de muchos, como lo está consiguiendo Greta Thumberg, para poder construir el mundo del futuro.
“Los jóvenes deben mostrar que su gran motivo en la vida es enseñar al mundo que somos ciudadanos de una gran ciudad llamada Tierra que solo puede prosperar si remamos juntos en la misma dirección”
