La sobrepesca y el cambio climático están provocando que los niveles de mercurio aumenten en los peces. De acuerdo con el estudio de la Universidad de Harvard, el calentamiento del agua está detrás de un aumento del 56% en la acumulación del tóxico en atunes rojos



De acuerdo con un estudio publicado en la revista Nature, los episodios de altas temperaturas oceánicas, que se están volviendo cada vez más frecuentes, y la sobrepesca están provocando que los niveles de mercurio en los peces estén aumentando considerablemente.
El mercurio es un elemento tóxico que ha aumentado en los océanos durante los últimos años debido a distintos factores, como los vertidos procedentes de la quema del carbón para la producción de electricidad.
Con la aprobación del Convenio de Minamata sobre el Mercurio en 2013 se pusieron en marcha algunas estrategias para detener el incremento de este elemento. Un elemento que significa un riesgo también para la salud humana ya que puede producir neurotoxicidad y trastornos en el desarrollo fetal al llegar a nosotros a través del pescado en su forma más peligrosa: el metilmercurio.
A pesar de que, en cierto modo, estas iniciativas han estabilizado las emisiones de mercurio al océano, Amina Schartup, investigadora de la Universidad de Harvard, entidad que ha liderado el estudio, ha advertido que el calentamiento de los océanos y la sobrepesca están repercutiendo de forma negativa en los esfuerzos por controlar el mercurio.
“Las emisiones de mercurio se han estabilizado en los últimos años, pero en este estudio demostramos que otros factores, como la temperatura del agua de mar y los cambios en la estructura de la cadena alimentaria, también influyen en los niveles del tóxico en el pescado”, ha señalado la experta.
Para poder llegar a estas conclusiones, Elsie Sunderland, principal autor del artículo, y su equipo han utilizado más de 30 años de datos sobre las concentraciones de mercurio en el ecosistema del golfo de Maine, en el noroeste del océano Atlántico.


En esas aguas han estudiado en concreto al atún rojo del Atlántico (Thunnus thinnus), un tipo de atún que se captura en España, entre otros países, y que ha estado amenazado por su alta explotación.
Gracias a esta información, el estudio ha revelado que el mercurio aumentó hasta de un 23% entre los años 1970 y 2000. En el caso del atún rojo, el calentamiento del agua podría estar detrás de un aumento del 56% en la acumulación del tóxico.
“El calentamiento del agua de mar está incrementando la actividad de los peces de sangre fría, que consumen más alimentos y, por lo tanto, absorben más metilmercurio”, ha explicado Amina Schartup.
La influencia de la sobrepesca
En el trabajo también se ha observado que, en algunos casos, la sobrepesca provoca cambios en la dieta de los depredadores y hacen aumentar el nivel del neurotóxico.
“Si un pez depredador consume normalmente una presa baja en mercurio, pero que está sobreexplotada, cambia a otra especie que puede tener una mayor acumulación. En este caso, veríamos un aumento de la carga de la neurotoxina en el depredador”, ha subrayado Schartup.
Por ejemplo, actualmente el bacalao tiene que depender en mayor medida del arenque y la langosta, que tienen mayores concentraciones de neurotoxina que otros peces de los que se alimentaba en la década de 1970.
Los investigadores han destacado que estos resultados ponen de manifiesto la importancia de estos cambios en la acumulación del mercurio y que deberían ser tomados en cuenta en las evaluaciones de las concentraciones y la toma de decisiones.
“Hemos demostrado que, para continuar con la reducción de los niveles del tóxico en el pescado, tenemos que presionar para que se produzcan reducciones más agresivas en las emisiones de mercurio y de gases de efecto invernadero”, ha concluido Amina Schartup.
Desde la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición recuerdan que no solo es seguro comer este tipo de alimentos, sino que es recomendable.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó el 14 de julio de 2014 una opinión científica sobre los beneficios para la salud del consumo de pescados y mariscos en relación con los riesgos de salud asociados con la exposición al metilmercurio. En ese informe destacó que los pescados y los mariscos son una fuente de energía y proteínas de alto valor biológico, y contribuyen a la ingesta de nutrientes esenciales como el yodo, el selenio, el calcio y las vitaminas A y D, que tienen beneficios para la salud bien establecidos. También proporcionan ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3, el cual es un componente de los patrones dietéticos asociados con la buena salud.
La EFSA además ha establecido que el consumo de alrededor de 1-2 porciones de pescado/marisco por semana y hasta 3-4 porciones por semana durante el embarazo se ha asociado con mejores resultados funcionales del neurodesarrollo en los niños en comparación con la ausencia de consumo.
Cabe destacar que, para hacer estas recomendaciones, la EFSA ha tenido en cuenta tanto los efectos beneficiosos como los adversos de los nutrientes y no nutrientes del pescado y el marisco, es decir, ha tenido en cuenta también la presencia de contaminantes como el metilmercurio.
Recomendaciones de la EFSA
– Para niños de edades comprendidas entre 1 y 9 años y mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo, los beneficios de consumo de pescado y marisco deberían conseguirse incrementando el consumo de especies bajas en metilmercurio.
– Para proteger el feto contra los efectos adversos en el neurodesarrollo del metilmercurio, las mujeres embarazadas o que puedan llegar a estarlo no deberían exceder la ingesta semanal tolerable.
– Dado que el cerebro se desarrolla también después del nacimiento, los niños que están regularmente expuestos a niveles de metilmercurio por encima de la ingesta semanal tolerable se consideran en riesgo por los efectos neurotóxicos de metilmercurio
