Los supervivientes de desastres climáticos pueden envejecer más rápido

Los supervivientes de desastres climáticos pueden envejecer más rápido

Un estudio en monos en Puerto Rico descubre que la adversidad que provocan los desastres climáticos podría haber acelerado el envejecimiento de su sistema inmunológico, una tendencia que podría ser muy similar para los seres humanos


Cuando el huracán María azotó Puerto Rico en septiembre de 2017, dejó a su paso una de las mayores catástrofes naturales en la historia de la isla. La tormenta mató a más de 3.000 personas, dejó sin electricidad a casi todos los 3,4 millones de residentes de la isla y causó daños por más de 100.000 millones de dólares. Sin embargo, las consecuencias a largo plazo de este desastre en la salud mental y física de los puertorriqueños no son tan fácil de medir. Al fin y al cabo, ¿cuál fue el coste de este estrés y adversidad en la salud a largo plazo de su población? ¿Podría la exposición a fenómenos meteorológicos extremos hacer envejecer más rápido?

Esas son precisamente las preguntas que se planteó un grupo de investigadores de la Universidad Estatal de Arizona. “Si bien todos envejecemos, no todos envejecemos al mismo ritmo, y nuestras experiencias vividas, tanto negativas como positivas, pueden alterar este ritmo de envejecimiento. El sobrevivir a un evento climático extremo puede conducir a una inflamación crónica y la aparición temprana de algunas enfermedades relacionadas con la edad, como los problemas cardíacos”, asegura el líder de la investigación Noah Snyder-Mackler, profesor asistente en la Facultad de Ciencias de la Vida, en el medio de divulgación científica EurekAlert. “Pero todavía no sabemos exactamente cómo estos eventos se incrustan en nuestros cuerpos y provocan efectos negativos para la salud que pueden no aparecer hasta décadas después del evento en sí”, apunta.

Está bien establecido que las personas que han sufrido experiencias extremadamente adversas tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades del corazón y otras enfermedades más comunes en personas mayores, pero todavía se desconoce cómo estas experiencias perjudiciales «se meten debajo de la piel» para promover la enfermedad. Una idea es que este fenómeno se debe potencialmente a la adversidad extrema que «envejece» el cuerpo.

Para poder determinar el alcance de esta teoría, un grupo de biólogos dirigido por Snyder-Mackler ha buscado las primeras pistas en uno de nuestros primos evolutivos más cercanos: los monos. En concreto, se analizó el impacto que tuvo el huracán sobre los macacos Rhesus (Macaca mulatta), una especie que vive en libertad desde 1938 en la isla aislada de Cayo Santiago, cerca de Puerto Rico. Y las conclusiones fueron claras: los efectos de los desastres naturales pueden haber acelerado el envejecimiento molecular en el sistema inmunológico de los monos.

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Una familia de macacos rhesus en Cayo Santiago un año después de que la isla fuera azotada por el huracán María. | Noah Snyder-Mackler

“A partir de este estudio, hemos medido los cambios moleculares asociados con el envejecimiento, incluidas las interrupciones de los genes de plegamiento de proteínas, una mayor expresión de genes marcadores de células inmunitarias inflamatorias y un envejecimiento biológico más antiguo”, explica Marina Watowich, investigadora postdoctoral en Arizona que también ha participado en el estudio. «De media, los monos que sobrevivieron al huracán tenían perfiles de expresión de genes inmunitarios que habían envejecido 2 años más, lo que supone aproximadamente 7 u 8 años de vida humana», apunta.

Es decir, los hallazgos del estudio sugieren que los eventos climáticos severos, que se están volviendo más frecuentes y severos debido al cambio climático, pueden tener consecuencias biológicamente perjudiciales para quienes los experimentan más allá de sus efectos inmediatos. Esto añade aún más complicaciones a un problema especialmente apremiante, dado que los huracanes y otros fenómenos meteorológicos extremos son cada vez más fuertes y comunes con el cambio climático.

Unos monos muy humanos

Los macacos Rhesus comparten muchas características biológicas y de comportamiento con las personas, incluida la forma en que sus cuerpos envejecen, pero se comprimen en una vida útil que supone apenas una cuarta parte de la nuestra. Por eso, al estudiar a estos monos, el equipo científico sabía que podía obtener estimaciones del envejecimiento en años en lugar de décadas a partir de estudios humanos equivalentes.

Para probar cómo el huracán María influyó en la regulación y el envejecimiento de los genes de las células inmunitarias, el equipo científico aprovechó una colección de muestras de sangre y el historial de datos demográficos detallados de subconjuntos de la población de macacos Rhesus de Cayo Santiago de la misma edad. Al realizar un análisis global de la expresión de genes inmunitarios, encontraron que el 4% de los genes expresados ​​en las células inmunitarias se alteraron después del huracán. De estos, los genes que tuvieron una expresión más alta después del huracán estuvieron involucrados en la inflamación, y los genes amortiguados por el huracán fueron los involucrados en la traducción de proteínas, el plegamiento/replegamiento de proteínas, la respuesta inmunitaria adaptativa y las células T.

En este sentido, la regulación a la baja de los llamados genes de choque térmico, que promueven la función adecuada de producción de proteínas en nuestras células, fue la más afectada, algunas con una actividad de hasta dos veces menor después del huracán María, un descubrimiento es especialmente importante, ya que hablamos de genes que se han implicado en enfermedades cardiovasculares y de Alzheimer. Es decir, existe una fuerte correlación entre la exposición a huracanes y los efectos del envejecimiento en la expresión génica.

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Un viejo macaco rhesus descansando. | Noah Snyder-Mackler

“Nuestros hallazgos sugieren que las diferencias en la expresión génica de las células inmunitarias en individuos expuestos a un desastre natural extremo fueron, en muchos sentidos, similares a los efectos del proceso natural de envejecimiento”, concluye Snyder-Mackler. «También observamos evidencia de envejecimiento biológico acelerado en muestras recolectadas después de que los animales experimentaran el huracán María», apunta.

Eso sí, para estudios futuros, los investigadores esperan que el trabajo pueda expandirse para incluir estudios a más largo plazo de cada individuo dentro de una población para aprender más sobre la intersección entre el envejecimiento biológico, la adversidad y las estructuras sociales y frente a un desastre natural. Por último, esperan que sus resultados alienten los esfuerzos para desarrollar una mejor comprensión del envejecimiento y la adversidad y, algún día, incluso una estrategia de mitigación exitosa para disminuir el número de víctimas de los desastres naturales.



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