Según la NASA, nunca un tifón había adquirido una categoría cinco tan pronto como lo ha hecho Surigae. Algunos apuntan a que este fenómeno pueda deberse al exceso de calor que hay en los océanos debido al cambio climático



No ha tocado tierra, pero la influencia del tifón Surigae o Bising se ha dejado notar en las islas Filipinas donde sus vientos de más de 200 kilómetros por hora y el fuerte oleaje han obligado a evacuar a casi 70.000 personas y a suspender todo tipo de transporte para evitar que se eleve el número de víctimas mortales que, según las últimas informaciones, se sitúa en dos personas.
Ahora, la Administración de Servicios Atmosféricos, Geofísicos y Astronómicos de Filipinas informa que Surigae se encuentra a unos 235 kilómetros al este del municipio de Virac con vientos aun intensos, aunque a la espera de que el tifón se vaya debilitando sobre las próximas horas.
De este modo, Surigae inaugura la temporada de tormentas en el Pacífico, aunque de la forma más inusual, según el Observatorio de la Tierra de la NASA, ya que nunca en la era satelital ninguna tormenta había alcanzado la fuerza cinco tan pronto en el hemisferio norte, aunque eso es solo el aperitivo.
Tal y como informan desde la NASA, esta tormenta se intensificó rápidamente, es decir, sus vientos aumentaron en más de 55 kilómetros por hora en menos de 24 horas, el 17 de abril, pasando ese día a tener una fuerza de categoría cinco. Esto, si bien puede ser normal en los meses cálidos, es bastante extraño que ocurra en pleno mes de abril cuando las aguas del Pacífico no son los suficientemente cálidas como para generar un monstruo de esta magnitud.
⚠️? Desde el año 1948 no se formaba en aguas del #Pacífico frente a las costas de #Filipinas un «Súper-#Tifón» #Serigae cat.5 de #récord con un «ojo» bien definido y una presión en su centro que alcanza los ¡890hPa!. Impresionante.Potencialmente destructivo. Recorrido previsto. pic.twitter.com/JYeJBTpbDB
— InfoMeteoTuit (@InfoMeteoTuit) April 17, 2021
Los vientos del tifón alcanzaron durante aquel día más de 300 kilómetros por hora y, según la Agencia Meteorológica de Japón, la presión de su centro se redujo a 895 milibares, una de las lecturas más bajas jamás registradas y un ejemplo de por qué incluso a este tifón se le queda corta la categoría cinco.
Tal fue su fuerza que la banda VIIRS día-noche (DNB) a bordo del satélite Suomi NPP de la NOAA-NASA detectó que el tifón generó ondas de gravedad atmosférica que se propagaron desde el ojo del tifón hasta 30 km más arriba: “Estas ondas pueden parecerse a una ondulación en un estanque porque tienen un mecanismo físico similar, aunque a una escala muy diferente», señala Matthew Barlow, científico de la Universidad de Massachusetts-Lowell.


La temporada de tifones en el Pacífico occidental generalmente alcanza su punto máximo de julio a octubre, según la Administración de Servicios Atmosféricos, Geofísicos y Astronómicos de Filipinas. En promedio, se forman 20 ciclones tropicales en la región cada año y ocho o nueve atraviesan Filipinas.
«El entorno a gran escala para la formación de tifones en el noroeste del Pacífico es más favorable que el año pasado», comenta el meteorólogo Jeff Masters. Si es o no un fruto del cambio climático, habrá que esperar varios meses o incluso años a que los científicos puedan elaborar el estudio de atribución de este tifón, del mismo modo que ha pasado otros fenómenos similares en el resto del mundo. No obstante, últimas investigaciones parecen apuntar que el aumento de las temperaturas oceánicas están aumentando la probabilidad de que tifones como Surigae sean más comunes.