Voluntariado, el apoyo perfecto para detectar el cambio climático

Voluntariado, el apoyo perfecto para detectar el cambio climático

Esta semana, ACA presentó los resultados del 2019 de un proyecto de voluntariado que inició en 2002 con el objetivo de ofrecer apoyo a la Red de Seguimiento del Cambio Global en la Red de Parques Nacionales. Gracias a los datos de los voluntarios, se han podido realizar diversos trabajos científicos, así como detectar los primeros indicios de la consecuencia del cambio climático en Sierra Nevada


Los Picos de Europa, la Sierra de Guadarrama o Sierra Nevada son tres de los 15 Parques Nacionales que posee España. Además de estar situados a grandes altitudes, destacan por la gran biodiversidad que presentan y por albergar dentro de sus lindes una nueva “especie” que, lejos de aprovecharse de sus recursos, su única misión es velar por su bienestar. Ellos son los voluntarios.

Esto se debe a un proyecto nacido en 2002 de la mano de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) en el que apostaron por la labor de voluntariado científico para proporcionar apoyo a la Red de Seguimiento del Cambio Global en la Red de Parques Nacionales, que pretende “crear una infraestructura de recogida, almacenaje y procesamiento de datos in situ con el fin de desarrollar un sistema de evaluación y seguimiento de los impactos generados en la Red de Parques Nacionales españoles como consecuencia del cambio global”.

Mapa con los Parques Nacionales de España | Miteco

Tras más de 15 años, ACA continúa construyendo y ampliando este proyecto “que empezó en el Parque Nacional de Los Picos de Europa y que ahora se ha expandido a 11 campos de voluntariado repartidos expandido a cuatro Parques Nacionales más”, tal y como explicó Sergio Martín, técnico de medio ambiente en ACA, durante la presentación de los resultados de la iniciativa durante 2019.

Durante esa Jornada, Sergio Martín puso de manifiesto todos los logros conseguido durante este año, entre los que quiso destacar los cinco artículos científicos, los cuatro Trabajos de Fin de Grado (FFG), el Trabajo de Fin de Máster, así como el congreso y los 11 contratos de prácticas que se han podido crear gracias a los datos de campo adquiridos en el marco del proyecto.

“Esto es un proyecto con continuidad, por lo que no solo recogemos muestras por recoger. Nosotros, al no ser expertos, solo nos centramos en el trabajo de campo. En los Parques recogemos las muestras que después se envían a los laboratorios donde se extraen las conclusiones que pueden servir para trabajos futuros”, comentó Sergio Martín.

«Nosotros ponemos un especial interés en la formación de los voluntarios, con grupos de trabajo reducidos en los que puedan satisfacer sus necesidades científicas»

Sin embargo, que no sean expertos no quiere decir que sea algo malo, tal y como señaló Sergio Martín. De hecho, es uno de los aspectos en los que sobresalen: “Una gran parte de los voluntarios está compuesta por personas nóveles en este tipo de labor, como los recién graduados. En este aspecto, nosotros ponemos un especial interés en su formación, con grupos de trabajo reducidos en los que puedan satisfacer sus necesidades científicas”, añadió Sergio.

En este sentido, el miembro de ACA explicó que, además del trabajo de campo centrado en la recogida de muestras de macroinvertebrados (los indicadores perfectos para conocer cambios en los ecosistemas), los voluntarios forman parte de otro tipo de actividades que de igual manera “los nutren de experiencia”. “Las jornadas de sensibilización a los visitantes, análisis de los parámetros fisicoquímicos de los ríos o la realización de recorridos de conocimiento de los ecosistemas forman parte de su formación y tareas”, apuntó.

El ejemplo de Sierra Nevada

“Las regiones montañosas son puntos calientes dentro de las regiones donde el cambio climático provoca las primeras consecuencias, por lo que las convierten en las zonas perfectas para comenzar a realizar nuestros análisis

Con estas palabras, José Miguel Barea, biólogo y miembro del Observatorio Cambio Global en Parque Nacional de Sierra Nevada, dio comienzo a la segunda parte de exposiciones centradas en el fruto de los datos compilados, además para poner de manifiesto un hecho: las regiones de la alta montaña, como Sierra Nevada, ya están sufriendo los efectos del cambio climático.

De acuerdo con los datos del científico, la temperatura mínima en Sierra Nevada subirá entre 1.81 y 4.39 grados centígrados de aquí al final del siglo. Con este escenario de aumento de temperaturas, el experto explicó que ya han podido observar cambios en la distribución de las aves, las cuales, las que necesitan ambientes más fríos, no han parado de escalar a los pisos más altos, mientras que las otras más adaptadas a los climas cálidos entraban a ocupar los pisos más bajos.

Voluntarios durante una jornada de sensibilización en Sierra Nevada  | flickr ACA

“Simplificando todo mucho, se trata de una cuestión de ganadores y perdedores: mientras unas especies entran, otras salen”, apuntó José Miguel Barea.

Sin embargo, para el científico, este es solo un ejemplo de las consecuencias que están investigando en estos momentos. Los borreguiles, por su parte, son un tipo de ecosistemas muy sensibles a los cambios en la distribución hídrica que también están sufriendo cambios. Por no hablar de la cubierta vegetal, que en este caso, está disminuyendo por culpa de la actividad humana en Sierra Nevada.

Mª Carmen Fajardo, también del Observatorio, sacó a relucir aquellos datos relacionados con la hidrología y que, según su criterio, siguen el mismo camino. De hecho, según los datos recogidos, la temperatura del agua había aumentado 0,5 grados centígrados durante los últimos 50 años y siguen creciendo.

“La Calidad Ecológica de los ríos de Sierra Nevada por lo general es buena o muy buena, aun así, la tendencia en la última década ha sido negativa en la mayoría de los ríos, excepto en el Río Alhorí (cara Norte) donde ha aumentado en la última década”, añadió.

Por otro lado, señaló que la vegetación de ribera se ha deteriorado notablemente por a la actividad humana, algo que se puede exacerbar por el aumento de la temperatura y disminución del caudal.

Ante todos los problemas expuesto, Fajardo concluyó con la necesidad de aumentar los esfuerzos para garantizar la protección efectiva, ya no solo de los sistemas hídricos, sino de un ecosistema único que sirve de refugio para muchas especies.



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