La empresa canadiense TC Energy ha anunciado su decisión de cancelar definitivamente el polémico oleoducto Keystone XL tras la decisión del presidente de EEUU, Joe Biden, de revocar el permiso de construcción transfronterizo



Fue una de las medidas estrella del primer día del presidente estadounidense, Joe Biden: revocar el permiso presidencial para que el controvertido oleoducto Keystone XL cruzase la frontera desde Canadá, tras más de una década en el centro de las luchas entre los ecologistas y las grandes compañías energéticas. Pero no ha sido hasta cinco meses después que la empresa canadiense TC Energy ha finalmente anunciado su decisión de cancelar definitivamente el polémico oleoducto, que debía conectar los yacimientos petrolíferos del oeste de Canadá con refinerías en Estados Unidos.
En un comunicado, TC Energy la decisión se ha producido «tras una amplia revisión de sus opciones y en consulta con su socio, el Gobierno de Alberta» (una de las provincias de Canadá), por lo que el proyecto, que fue alabado por el predecesor de Biden en la Casa Blanca, Donald Trump, entra ahora definitivamente en vía muerta.
TC Energy había previsto que Keystone XL tuviese una longitud de 1.947 kilómetros para conectar los yacimientos de arenas bituminosas de Alberta, una de las mayores explotaciones petrolíferas del mundo, con la localidad estadounidense de Steele City, en Nebraska. En concreto, el oleoducto estaba diseñado para transportar hasta 830.000 barriles de petróleo al día.
Pero organizaciones ecologistas y grupos indígenas a ambos lados de la frontera se habían opuesto a la construcción. Por eso, y como parte de su gran proyecto ambiental, Biden canceló el permiso transfronterizo en enero, nada más llegar a la Casa Blanca, porque Keystone XL permitiría poner en el mercado petróleo que hasta ahora no puede ser comercializado, lo que contribuiría a un mayor consumo de crudo cuando el mundo está intentado limitar el uso de combustibles fósiles para luchar la crisis climática.
El año pasado, el Gobierno de Alberta decidió invertir 1.500 millones de dólares en Keystone XL, además de otorgar miles de millones de dólares en garantías para préstamos, para garantizar la construcción del proyecto por lo que la cancelación supone que Alberta perderá unos 1.300 millones de dólares.
El primer ministro de la provincia, Jason Kenney, afirmó en un comunicado que están «defraudados y frustrados con las circunstancias del proyecto Keystone XL, incluida la cancelación del permiso presidencial».
La petrolera Shell prometió este miércoles “buscar formas” de acelerar su transición energética para cumplir con la histórica sentencia de la Justicia neerlandesa, que le exige reducir el 45 % de sus emisiones de CO2, e instó a los gobiernos a aplicar políticas “claras y coherentes” que permitan invertir en productos limpios.
En una carta, el director ejecutivo de Shell, Ben van Beurden, subrayó que la transición energética es un “desafío demasiado grande para que una sola empresa lo aborde, ningún país, ni un continente, podría lograrlo” e instó a “trabajar juntos, con la sociedad, gobiernos y clientes para lograr un cambio real y significativo en el sistema energético mundial, y este cambio debe abordar la demanda de energía basada en carbono, no solo su suministro”.
Sin embargo, subrayó que Shell tiene “la determinación de estar a la altura de este desafío” porque «está claro que todos tenemos el mismo objetivo», incluidos Amigos de la Tierra Países Bajos, que llevó el caso a los tribunales, la propia petrolera y la sociedad. El fallo tiene implicaciones inmediatas para la compañía, ha de “aplicarse de inmediato y no debe suspenderse a la espera de una apelación”, lo que supone “una aceleración” de la estrategia de transición energética presentada por Shell el pasado abril.
