Las ciudades deben adaptarse al calor extremo

Las ciudades deben adaptarse al calor extremo

Las temperaturas elevadas en las ciudades pueden sentirse hasta 9 ºC más que en las áreas rurales, por ello las soluciones urbanas son más necesarias que nunca frente a un futuro con olas de calor más frecuentes e intensas


En julio de este año la Organización Meteorológica Mundial (OMM) alertó de que las olas de calor serán cada vez más frecuentes e intensas al menos hasta 2060. Y se producirán, según la OMM, aunque las acciones de mitigación del cambio climático tengan éxito. La advertencia supone una carrera para que los países se preparen para enfrentar las elevadas temperaturas, especialmente las ciudades en el hemisferio norte ya que se sabe que las temperaturas pueden ser hasta de 9 grados más en zonas urbanas que rurales.

Las olas de calor simultáneas hornean este verano varios países: desde Estados Unidos a Europa y de China a Japón, las temperaturas extremas se han disparado durante semanas. Las temperatura elevadas han matado ya a millares de personas, provocando incendios forestales en España, Portugal, Francia, Italia y Grecia y desplazando a miles de residentes, ya que muchos buscan refugio en centros públicos de refrigeración.

Cerca de 90 ciudades han emitido alertas de calor, incluidas varias ciudades japonesas que rompieron récords de calor que se remontan a 1875, según la Agencia Meteorológica de Japón. Mientras tanto, en los Estados Unidos, más de 100 millones de personas están bajo alertas de calor debido a los incendios forestales en California, lo que llevó al presidente estadounidense, Joe Biden, a considerar declarar una emergencia climática.

Ciudades ardientes

El epicentro de la actual ola de calor mundial es Europa, donde millones de personas siguen sufriendo temperaturas altas durante largos periodos de tiempo; esto ha tenido consecuencias graves en las sequía en España, Portugal e Italia. Sin mencionar el caos que ha implicado en otros aspectos, como vías de tren y pistas de aterrizaje que se derriten en países que no solían tener esas elevadas temperaturas, como Francia y el Reino Unido. Esto ha provocado irrupciones en servicios de transporte como esenciales aviones y  trenes.

Las altas temperaturas han sido especialmente duras en las zonas urbanas. Las ciudades son de 5 °C a 9 °C más cálidas que las áreas rurales, ya que los edificios de hormigón y las aceras absorben e irradian la luz solar. La concentración de personas, automóviles y maquinaria también actúa para elevar las temperaturas.

«Estamos preocupados por las ciudades porque ahí es donde está la mayoría de la población», dijo Eleni Myrivili. ONU-Hábitat nombró recientemente a Myrivili como su directora global de calor para encabezar las medidas de resiliencia y respuesta al calor en ciudades de todo el mundo.

Myrivili también trabaja con Arsht-Rock en la Plataforma de Acción contra el Calor, una herramienta para que los funcionarios de la ciudad reduzcan los impactos humanos y económicos del calor extremo, desarrollada en asociación con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Como se vio a principios de este año en India, Pakistán y otros tantos países, las olas de calor se están volviendo más calientes, más prolongadas y más frecuentes como resultado del cambio climático. Los expertos en clima han advertido durante mucho tiempo sobre el aumento de las temperaturas y los mayores riesgos para la salud humana y la infraestructura. El informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de 2022 pintó una imagen sombría de cómo se ve el calentamiento global descontrolado: aumento de las olas de calor, estaciones cálidas más largas y estaciones frías más cortas.

Desafíos

Myrivili ve los desafíos que enfrentan las ciudades como dos prioridades urgentes que deben perseguirse simultáneamente. El objetivo a corto plazo, dice, es salvar vidas ayudando a las comunidades vulnerables a mantenerse frescas durante las olas de calor. En el futuro, el objetivo a largo plazo es generar resiliencia al cambio climático enfriando las ciudades de manera sostenible y devolviendo la naturaleza a las áreas urbanas.

Según Cool Coalition, un esfuerzo global sobre enfriamiento eficiente y amigable con el clima reunido por el PNUMA, las temperaturas extremas matan a 5 millones de personas al año, y las muertes relacionadas con el calor aumentan.

«Con un calentamiento de 1,5°C, 2.300 millones de personas podrían estar tanto expuestas como vulnerables a las olas de calor, con impactos negativos en la salud y la productividad» , dijo Mark Radka, Jefe de la Subdivisión de Energía y Clima del PNUMA. «Si no se toman medidas, en 2030, se podrían perder aproximadamente 80 millones de puestos de trabajo a tiempo completo en todo el mundo debido al estrés por calor, lo que generaría pérdidas económicas de 2,3 billones de dólares».

Myrivili dice que su trabajo como la primera directora mundial de calor de ONU-Hábitat se guiará por la pregunta: ¿Cómo usamos nuestros recursos naturales de manera mucho más inteligente y sostenible para aumentar la resiliencia al calor en las ciudades? Estas son preguntas difíciles cuyas respuestas requerirán no solo un enfoque de sistema completo para el enfriamiento urbano sostenible, sino también reimaginar nuestra noción misma de cómo se ve una ciudad, dijo Myrivili .

Soluciones existentes

Los datos del PNUMA revelan que simplemente plantar árboles en las calles de la ciudad le daría a 77 millones de personas un alivio de 1°C en los días calurosos. «Los árboles son los protagonistas cuando se trata de refrigeración», dijo Myrivili. «La creación de bosques dentro de las ciudades y los corredores verdes son una forma efectiva de cambiar la masa de aire para enfriar grandes áreas dentro de una ciudad».

«Rediseñar los paisajes urbanos con más vegetación y agua e implementar estrategias de enfriamiento pasivo para mejorar el rendimiento térmico y reducir el consumo de energía en los edificios son claves para hacer que las ciudades sean más resistentes a las olas de calor», dijo Jonathan Duwyn, jefe de la Unidad de Ciudades del PNUMA.

El sector de los edificios y la construcción se considera clave para lograr los objetivos de mitigación y adaptación climática establecidos en el Acuerdo de París para 2050. Mantener las ciudades a temperaturas habitables mientras se enfrenta a la crisis climática es uno de los mayores problemas que enfrentan los gobiernos. Sin embargo la tecnología ya provee soluciones: desde el pavimento enfriante en Tokio hasta los techos ecológicos verdes en Toronto, las ciudades de todo el mundo están experimentando con formas nuevas y sostenibles de mantenerse frescas.

Mientras tanto, en la capital griega, Atenas, duramente golpeada por múltiples sequías y temperaturas cada vez mayores, los funcionarios de la ciudad están renovando un acueducto histórico que data de la época romana para regar los corredores verdes de la ciudad. Sin embargo, estos proyectos de construcción requieren no solo una gran voluntad política por parte de los funcionarios electos, sino también considerables inversiones públicas y privadas.



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