La contaminación acústica es perjudicial para la salud. Tras Japón, España es el país con mayor índice de población del mundo expuesta a altos niveles de ruido, según un informe de la National Academy of Sciences Report. Se estima que alrededor de nueve millones de personas en el país sufren niveles medios de ruido de más de 65 decibelios, una cifra preocupante teniendo en cuenta que la Organización Mundial de la Salud sitúa los umbrales de exposición al ruido considerados como saludables por debajo de los 53 decibelios.
La principal causa de la contaminación acústica en Europa es el tráfico rodado. Hay que tener en cuenta que una calle con mucho tráfico puede alcanzar los 75 decibelios. Una encuesta del INE sobre Condiciones de Vida realizada en 2018 señala que el ruido exterior es un problema para el 17% de los hogares a nivel nacional, lo que equivale a 3.150.000 hogares.
Otra de las causas de contaminación acústica es el ruido vecinal. “Sus efectos están subestimados considerablemente en comparación con las fuentes de ruido exterior. Sin embargo, se ha demostrado que el efecto en la salud de las molestias debidas al ruido vecinal está en el mismo rango que en el caso del ruido de tráfico”, afirma a El Ágora el presidente de Afelma, Óscar del Río.
Cada vez más la gente se está concentrando en las grandes ciudades. Esto trae consecuencias sobre la salud, pues cuanto mayores son las aglomeraciones urbanas, más altas resultan también las tasas de contaminación. Entre ellas, la contaminación acústica: demasiado ruido.


Las consecuencias negativas del ruido no solo se relacionan con el oído. Estar expuestos a volúmenes de sonido elevados durante mucho tiempo puede provocar una pérdida total de la audición. Según los datos más recientes facilitados por el informe de la Agencia Europea de Medio Ambiente, se calcula que cada año la contaminación acústica que se produce en España, afecta directamente a 5.200 personas, de las cuales terminan en hospitalizaciones 4100 y en muertes prematuras 1.100. “Estos son casos más extremos, pero no hay que olvidar a esos 2,3 millones de personas que no pueden dormir a causa del ruido, comportando problemas graves de salud”, afirma un portavoz de la plataforma de Salud y Bienestar Laboral, WellWo.
La contaminación acústica es un problema cada vez mayor en toda Europa. Según los expertos de la Agencia Europea del Medio Ambiente, el 20% de la población europea, es decir, más de 100 millones de personas, está expuesto a niveles de ruido prolongados que resultan perjudiciales para la salud.
Desde WellWo explican que la contaminación acústica no solo afecta a las personas, sino a todo el ecosistema. “La fauna también sufre el impacto de la contaminación acústica, afectando directamente a su integridad, provocando cambios en la conducta y estrés. Un ejemplo, sería la incapacidad que tienen muchos animales para comunicarse con otros de su especie, debido al ruido que los humanos provocamos”, explican.
Una investigación liderada por el Biólogo marino, Carlos Duarte documenta cómo el ruido causado por el hombre afecta el paisaje sonoro de los océanos. La contaminación acústica modifica el comportamiento de sus habitantes, amenazando en algunos casos su supervivencia. “Durante los confinamientos se pudo ver cómo algunos animales marinos volvieron a acercarse a zonas costeras en donde hace años no se les veía”, afirma Duarte.
Consecuencias del ruido para la salud
El ruido es la segunda causa ambiental de problemas de salud, justo por detrás de la contaminación atmosférica. La OMS ha constatado que la contaminación acústica puede causar deficiencias cognitivas y es un factor desencadenante de trastornos psicológicos, enfermedades cardiovasculares y alteraciones en la audición.
“Hay estudios, como el publicado por el Journal of American College of Cardiology, donde se asegura que el exceso de ruido altera el cuerpo a nivel celular hasta tal punto que contribuye al desarrollo de hipertensión arterial, accidentes cerebrovasculares o insuficiencia cardíaca. Además de todo esto, ocasiona cambios de carácter, trastornos del sueño y aumento de la susceptibilidad, según los responsables de la investigación”, afirma Del Río.


Los efectos psicológicos y fisiológicos que genera una prolongada exposición a altos niveles de ruido se enmarcan en lo que se entiende como estrés ambiental. “La manera de combatirlo es proporcionando ambientes más silenciosos y confortables que mejoren nuestra calidad de vida”, afirma a El Ágora Eulalia Peris, experta en contaminación acústica de la Agencia Europea de Medio Ambiente.
Un 68% de las viviendas en España están construidas sin exigencias acústicas, un porcentaje que se eleva al 93% teniendo en cuenta las viviendas construidas antes de la entrada en vigor del Código Técnico de la Edificación. “Es necesario mejorar la normativa acústica y, en consecuencia, someter al CTE a una revisión al alza, equipándose a nuestros vecinos europeos”, denuncia el presidente de Afelma.
Soluciones contra la contaminación acústica
Eulalia Peris explica que muchas ciudades han adoptado una variedad de medidas para abordar los problemas del ruido, que se podrían hacer en cualquier ciudad. “Por ejemplo, se han instalado asfaltos de bajo ruido para carreteras, en algunos lugares ahora usan neumáticos silenciosos en vehículos de transporte público y han puesto más infraestructura para coches eléctricos en las ciudades”, comenta.


“El establecimiento de carriles para bicicletas en carreteras anchas se ha utilizado como una herramienta estándar para la reducción del ruido en Berlín. La ciudad, que tiene más de 500.000 personas expuestas a niveles de ruido de la carretera de al menos 50 dB durante la noche, implementó un programa de intervención enfocado en rediseñar algunas de las calles de la ciudad para reducir el espacio de conducción disponible para vehículos motorizados”, explica Peris. Calles de la ciudad con dos carriles en cada sentido y con tráfico que llegaba hasta 20.000 pasos de vehículos por día se redujeron a carreteras de un solo carril, liberando espacio para carriles bici e islas peatonales. Como resultado, el rediseño de las calles ayudó a reducir el número de personas expuestas a altos niveles nocturnos de ruido.
Desde la Agencia Europea de Medio Ambiente explican que esta fue una medida muy barata, ya que no se requirió ningún trabajo de construcción, solo el pintado de los carriles y eficiente porque disminuyeron los niveles de ruido. Por tanto, la lucha contra la contaminación acústica es básicamente una cuestión de prioridades: las soluciones ya están sobre la mesa.
