Cientos de países, representantes del sector privado y sociedad civil se reúnen de forma telemática para dar respuesta a la crisis que sufren los actuales sistemas alimentarios. Para muchos, este Food Systems Summit de la ONU representa, además, una oportunidad histórica para fortalecer las alianzas y encaminarnos en sintonía con los ODS



El sistema alimentario mundial se encuentra contra las cuerdas: mientras que casi 928 millones de personas de personas sufren inseguridad alimentaria en el mundo, otras 2.100 millones padecen de sobre peso al tiempo que se desperdicia casi el 14% de la cosecha, es decir, 400 mil millones de dólares en alimentos.
Los informes de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) explican que esta serie de contrastes, unido a la constante concatenación de malas cifras provocadas por los desafíos presentes y futuros, como la pandemia de COVID-19 o la pérdida de biodiversidad, están echando por tierra todos los progresos para alcanzar las metas relacionadas con alimentación y la agricultura.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un sistema alimentario es aquel que abraca a todas las personas y todos los procesos involucrados en el cultivo, la cría o la elaboración de alimentos.
Para que se considere eficiente, el sistema alimentario garantiza la seguridad alimentaria y la nutrición de todas las personas de tal forma que no se pongan en riesgo las bases económicas, sociales y ambientales de éstas para las futuras generaciones.
Esto podría representar además un punto de inflexión para el resto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) porque, al igual que el agua, los sistemas alimentarios funcionan como punto de apoyo para el resto de ODS. De hecho, la FAO cree que al menos ocho ODS, entre ellos el sexto, dependen directamente de unos sistemas de alimentación sanos, estando el resto relacionados indirectamente.
“La comida y la esperanza van de la mano. Un sistema alimentario eficaz puede ser de gran ayuda para prevenir conflictos, proteger el medioambiente y procurar a todo el mundo el adecuado sustento y una buena salud”, señala António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Esta nueva era marcada por las agendas multilaterales, la ONU impuso como primera respuesta la celebración de una gran cumbre los sistemas alimentarios que brindase la “oportunidad de desencadenar nuevas acciones ambiciosas, soluciones innovadoras y planes para transformar nuestros sistemas alimentarios”, al tiempo que aprovechase el impulso para “fortalecer el papel de la agricultura y alimentación eficiente para como nexo para conseguir el resto de ODS”.
Aquello ocurrió durante el Día Mundial de la Alimentación del 2019. Desde entonces, la ONU se ha encargado de reunir a todos los Estados miembros de las Naciones Unidas y a las circunscripciones de todo el mundo, incluidos miles de jóvenes, productores de alimentos, pueblos indígenas, la sociedad civil, investigadores, el sector privado y el sistema de las Naciones Unidas, para lograr resultados tangibles, cambios positivos en los sistemas alimentarios del mundo.


Ejemplo es La pre-cumbre de Roma, donde se ofrecieron los últimos enfoques científicos para la transformación de los sistemas alimentarios de todo el mundo y se movilizaron a los agentes clave para forjar nuevas alianzas dentro de esa misma línea. El Grupo Científico de la Cumbre de la Alimentación (ScGroup), concluyó de aquel evento que se necesita seguir favoreciendo la cooperación, una inversión de al menos el 1% del PIB en sistemas alimentarios y mejorar la alianza entre la política y la ciencia.
Hoy, ese proceso de 18 meses culmina al fin hoy con la celebración Cumbre de Sistemas Alimentarios, que se realizará de forma virtual desde Nueva York, al tiempo que se vive la Semana de Alto Nivel de la Asamblea General de la ONU. Se prevé que solo dure un día, desde las tres de la tarde, hora española, hasta las 12 de la noche.
“Tenemos el deber moral de mantener nuestra promesa de alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030”, declara Antonio Guterres, que insiste en hacer participe de la Cumbre a todas y cada una de las personas de este mundo para alimentar a un futuro mejor y más verde.
Para la ONU, las grandes y pequeñas empresas tienen la responsabilidad de actuar con urgencia para cambiar los sistemas alimentarios al ser un engranaje vital dentro de ellos. De ellas, pide que se unan y forjen alianzas con visión de futuro para hacer realidad la visión de la Cumbre.
Con la cumbre, la ONU espera lograr una acción significativa con acciones medibles que permitan el logro de las metas 2030. No solo quiere que se ponga de relieve las soluciones existentes, sino que se expongan nuevas por parte de diferentes actores, incluidos países, ciudades, comunidades, empresas, sociedad civil, ciudadanos y productores de alimentos.
En este sentido, busca que todos estos actores aprovechen sus sistemas alimentarios para apoyar los ODS, además de sensibilizar y promover el debate público sobre cómo la reforma de nuestros sistemas alimentarios puede ayudarnos a todos a alcanzar los ODS mediante la implementación de reformas que sean buenas para las personas y el planeta.
Del mismo modo, quiere que se cree un sistema de seguimiento que asegure que los resultados de la Cumbre continúen presentes y que sirva al tiempo como termómetro que mida el impacto de la Cumbre.
Con todo, esta cumbre única en su especie arece estar destinada a lograr el equivalente catalizador del «Efecto París» al acelerar un cambio profundo e irreversible en la mentalidad, la toma de decisiones, los flujos de financiación y la innovación. Y como en aquella ciudad europea, definir un nuevo acuerdo para las personas y el planeta.
