La Federación Europarc señaló el día 24 de mayo como el Día Europeo de los Parques, una jornada que conmemora la creación de los primeros Parques Nacionales y que pretende demostrar este año el valor de estos espacios para la reconstrucción del mundo tras la pandemia



Parar el tiempo a veces significa rodearse de todos verdes, azules y marrones mientras en nuestros oídos solo penetran las baladas de cientos de autores anónimos que con sus cánticos componen un ecosistema sinigual junto al viento. Porque, al igual que el agua nos da la vida, bañarse en bosques y parques la restaura.
Y no son pocos los que cada vez se suman a recomendar una cada vez mayor conexión con nuestros espacios verdes para purificar nuestra mente y alma. De hecho, un gran abanico de estudios científicos que abalan el beneficio de los bosques y vegetación dentro de nuestra salud.
Sin embargo, sería muy poco científico justificar la existencia de los bosques solo por los beneficios que nos ofrecen a las personas, ya que estos espacios ejercen un papel fundamental dentro del correcto funcionamiento de la Tierra. Si hablamos también de que su existencia es esencial para responder con mayor éxito a los impactos derivados del cambio climático y la pérdida de biodiversidad, hecho que se ha hecho más que tangible con la llegada de la pandemia de coronavirus, su protección, más que una necesidad, es un imperativo en toda regla.
Por ese motivo, en 1999 la Federación EUROPARC instauró el 24 de mayo el Día Europeo de los Parques, una jornada que recuerda la creación de los primeros Parques Nacionales en Europa en 1909 y que en la actualidad pretende conmemorar la importancia de estas y otras áreas protegidas en Europa.Según la Ley 42/2007 de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, un área natural protegida se podría definir como aquel territorio nacional terrestre o marítimo que contenga sistemas o elementos naturales representativos, singulares, frágiles, amenazados o de especial interés; o esté dedicado especialmente a la protección y el mantenimiento de la diversidad biológica, de la geodiversidad y de los recursos naturales y culturales asociados.
La riqueza ecosistema de España ha conducido a nuestro país a ser la región con más espacios terrestres protegidos con más de 1.800, situándolo también a la vanguardia de la Red Natura 2000, que hace poco celebró su vigésimo noveno cumpleaños. Asimismo, España cuenta también con 15 Parques Nacionales, mientras que en Europa la cifra se eleva por encima de los 250.
En vista de la relevancia que han adquirido los parques de toda Europa tras la pandemia, la Federación Europarc ha decidió establecer como lema para la edición de este año “La próxima generación”. De este modo, pretende “discutir como tendrá que ser la próxima generación de parques, y como los parques deben repensarse y rediseñarse, para contribuir efectivamente a la construcción de una Europa más verde en la que las áreas protegidas son piezas claves de las políticas públicas”.
Al hablar de la próxima generación de Parques, Europarc piensa en los jóvenes y por eso señala “que su participación será esencial” para tejer los futuros espacios protegidos del continente: “Después de todo, son la próxima generación de profesionales de la naturaleza”, subrayan.


Dentro de esta jornada se llevarán a cabo distintas actividades en distintos formatos. Una de las más importantes se compondrá de un webinario en el que se presentará un avance sobre el estado de las áreas protegidas en España y se ilustrarán, a través de experiencias concretas, las aportaciones a la adaptación al cambio climático, la salud y la educación.
Por su parte, la red de Parques Nacionales dará a su conocer sus espacios de manera online y realizará actividades presenciales para resaltar la importancia y vulnerabilidad de estos iconos naturales españoles.
Conectar los Parques
Si bien el último informe del Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente (PNUMA-WCMC) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) alabó la labor de los países de todo el mundo por proteger casi el 17% de las áreas terrestres del mundo -rozando con los dedos una de las principales Metas de Aichi-, también afeó que apenas el 8% de ellas están interconectadas.
Europa, de hecho, es uno de los continentes más fragmentados en este sentido con el 30% de sus espacios protegidos aislados debido a la expansión urbana, los desarrollos en infraestructuras y los cambios en los usos de la tierra.


En vista de los futuros escenarios de cambio climático, los investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), Mario Mingarro y Jorge M. Lobo, han analizado recientemente qué áreas de la península ibérica van a jugar un papel relevante en los próximos años y han establecido los corredores naturales que habría que respetar si queremos mantener el patrimonio natural y los beneficios que aportan las áreas protegidas de nuestro país.
Al delimitar estos espacios han comprobado que muchos son comunes. Además, han identificado las conexiones entre dichas áreas y los diferentes parques, estableciendo los puntos que pueden provocar conflictos en la conectividad, haciendo que esos corredores naturales no puedan actuar como zonas de comunicación.
“Lo que llevamos comprobando gracias a numerosos estudios es que los parques reciben poblaciones y especies de las regiones que llamamos áreas emisoras, a la vez que las exportan a otras zonas, las áreas receptoras”, comenta Lobo.
«Lo que hemos logrado es delimitar cuáles son esas regiones y estimar con bastante precisión las mejores rutas de conexión entre las áreas receptoras y los actuales parques nacionales«, concluye.
