La Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 10 de mayo Día Internacional del Argán, celebrado este año por primera vez, para destacar el papel de este fruto de Marruecos en la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible a nivel local en el país, además de por las propiedades únicas que ofrece a la sociedad mundial



En la mayoría de las ocasiones percibimos las zonas áridas de nuestro mundo como regiones ajenas a la vida por la visible falta de agua. Sin embargo, la realidad nos muestra un escenario totalmente distinto con territorios secos, sí, pero con una diversidad biológica tan única que incluso es capad de funcionar por sí misma como un motor de desarrollo sin parangón.
Es el caso de la región subsahariana de Marruecos, donde de entre piedras y polvo nace el argán (Argania spinosa). Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se trata de una especie emblemática de los sistemas boscosos de Arganeraie que de sus semillas se extrae el conocido aceite de argán, que tiene muchas aplicaciones, especialmente en la medicina tradicional y complementaria y en la industria culinaria y cosmética.
No obstante, el argán es mucho más que una fuente de aceite: sus hojas y frutos son comestibles y muy apreciados, al igual que el sotobosque, y constituyen una reserva forrajera vital para todos los rebaños, incluso en períodos de sequía.
El aceite de argán es uno de los aceites más raros del mundo y es aclamado como el «oro líquido» de Marruecos. Tiene múltiples usos en la cocina, la medicina y la cosmética.
Su capacidad para prevenir enfermedades cardiovasculares y sus beneficios para la piel están reconocidos científicamente. Las mujeres rurales dirigen todo el proceso de extracción gracias a los conocimientos transmitidos de una generación a otra.
Además, el argán es un árbol típicamente polivalente que apoya la generación de ingresos, aumenta la resiliencia y mejora la adaptación al clima, desempeñando un papel muy importante en la consecución de las tres dimensiones del desarrollo sostenible -económica, social y medioambiental- a nivel local.
Precisamente, el sector de la producción sostenible de argán contribuye al empoderamiento económico y a la inclusión financiera de las comunidades locales, especialmente de las mujeres que viven en zonas rurales. Para la ONU, estas cooperativas son fundamentales para promover las oportunidades de empleo local y pueden desempeñar un papel importante en la contribución a la seguridad alimentaria y la erradicación de la pobreza.
Por todos estos motivos, desde este año y en adelante el 10 de mayo se celebrará el Día Internacional del Argán, una jornada que culmina los numerosos reconocimientos que ha cosechado el argán a lo largo de su historia. Por ejemplo, la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) se adelantó en el 2018 reconociendo el sistema agrosilvopastoral del argán dentro del área de Ait Souab – Ait Mansour, en Marruecos, como un Sistema de Patrimonio Agrícola de Importancia Mundial.


Ahora, esa misma organización da la bienvenida a esta jornada destacando el papel del argán como vía necesaria para la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):
“La producción de aceite de argán en Marruecos y otros países, operada principalmente por mujeres, merece esta atención, incluso por su papel en la realización de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Al marcar el día, las Naciones Unidas honrarán el papel de las mujeres, los agricultores y los empresarios”, señala la FAO.
Carla Mucavi, directora de la oficina de enlace de la FAO en Nueva York, se refirió al raro árbol de argán como «el campeón de los Objetivos de Desarrollo Sostenible», ya que «brinda una excelente oportunidad para apoyar la generación de ingresos, desarrollar la resiliencia y mejorar la adaptación climática, especialmente en vista de las mayores oportunidades de mercado vinculadas al aceite de argán «.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) también aportó su granito de arena en el 2014 clasificando todo el conocimiento sobre el árbol de argán como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
