De la producción de sal a la economía circular en la bahía de Cádiz - EL ÁGORA DIARIO

De la producción de sal a la economía circular en la bahía de Cádiz

Los viejos esteros de la bahía de Cádiz se han transformado para albergar vida. De la sal se ha pasado a la acuicultura multitrófica, un modelo de producción sostenible en el que diversas especies crecen y se explotan aprovechando al máximo los beneficios del medio ambiente y sin la necesidad de alterarlo


Transformar la sal en vida parece imposible, pero no lo es. La prueba reside en la bahía de Cádiz, concretamente en su Parque Natural, un lugar en el que durante siglos imperó la producción y comercio de sal, y que ahora, con el abandono de las salinas, la vida ha prosperado en todos sus rincones.

Cangrejos violinista (Uca pugnax), flamencos (Phoenicopterus roseus) y cormoranes (Phalacrocorax carbo) habitan ahora en esos húmedos terrenos. Sin embargo, cualquiera que se acerque al Parque, podrá observar que la actividad humana no ha desaparecido por completo, sino que se ha adaptado a los nuevos tiempos que recorre la humanidad.

Así pues, la producción de sal ha dado paso a la acuicultura multitrófica integrada, un claro ejemplo de economía circular en el que en un mismo espacio diversas especies de distintos niveles tróficos son explotadas de forma sostenible, retroalimentándose unas con otras con el fin de favorecer la sostenibilidad ambiental.

Al mando de esta innovadora actividad en las viejas salinas se encuentra Ctaqua, una fundación sin ánimo de lucro que pretende fomentar la innovación competitiva de las empresas mediante el desarrollo de una investigación aplicada a los distintos procesos productivos.

“El modelo acuícola que hemos desarrollado en la región Cádiz es una gran oportunidad para incrementar el valor productivo de los esteros localizados en la región atlántica de Andalucía”, indica María del Mar Agraso Martínez, directora técnica de CTAQUA.

La sostenibilidad empieza desde el primer minuto

El sistema multitrófico que ha desarrollado Ctaqua se encuentra en el Estero Natural de la Salina Belén, en Puerto Real. Allí, confluyen tres tipos de especies que se retroalimentan entre sí: las doradas (Sparus aurata) en lo alto de la cadena alimentaria, seguidas de los ostiones (Magallana gigas), para terminar con dos tipos de algas: la Ulva lactuca y la Rhodophyta Gracilaria.

“Con nuestro sistema, solo hace falta alimentar a las doradas, que lo hacemos de forma natural con distintos alimentos. Los filtradores y las algas reciclan en alimento más tarde los desechos de los peces, completando así el ciclo”, explica Erik-jan Malta, responsable de proyectos.

Operarios tras la recolecta de ostiones. | Ctaqua

A pesar de la simplicidad del modelo, Ctaqua no ha dejado nada al azar en este proyecto que, además de destacar por la sostenibilidad en la cría, también sobresale por la sosteniblidad en el mantenimiento, empezando por los esteros en los que se lleva a cabo la actividad.

Los cultivos se encuentran ubicados en las distintas salinas de la zona que han sido aprovechadas para sacar el máximo partido al flujo de mareas, que renueva el agua de los esteros sin necesidad de ningún tipo de bombas mecánicas. Ctaqua, en este aspecto solo hace uso de unas pequeñas compuertas que se abren o cierran para mantener un flujo constante del agua.

En cuanto al cultivo de ostras, la fundación ha desarrollado una interesante forma de cultivo mediante flotación, compuesto por unos sacos, donde se crían los ostiones, que se voltean por periodos para imitar el movimiento natural de las mareas. De este modo, “se conserva el sabor natural de las ostras”, según María del Mar Agraso.

Además, Ctaqua ha tenido en cuenta la presencia de depredadores que se pueden alimentar de los ostiones, como el cangrejo violinista. Así pues, los sacos también tienen una función protectora, que conserva las otras hasta que alcanzan los 20 gramos de peso, un peso que les permite ya defenderse de sus atacantes.

Muestra de Ulva lactuca | El Ágora

Las algas, por su parte, también gozan de un sistema similar: los vegetales crecen en unas jaulas protectoras con flotadores para adaptarse al nivel del agua, donde recogen nutrientes. Una vez que alcanzan los dos kilos por saco, se extraen, se secan y se envasan al vacío para ser consumidas como alimento.

Sin embargo, lo más impresionante de este sistema, es que toda la actividad se hace de la forma más sostenible posible con el fin de alterar lo menos posible el ecosistema. Así pues, son los propios operarios lo que se tienen que adentrar en los esteros, haga calor o frío, para voltear los sacos, analizar las algas e, incluso, alimentar a los peces. «El objetivo es alterar en la menor medida posible la vida de las especies», relata María del Mar Agraso.

Un proyecto para salvar la acuicultura

A pesar de los beneficios ambientales que supone la acuicultura multitrófica y que está siendo abiertamente fomentada por distintas políticas de la Unión Europea, aún existen muchas trabas administrativas y legales que no permiten el pleno desarrollo de este sistema de producción.

Por ello, un grupo de expertos europeos ha estado trabajando para fortalecer las redes de colaboración entre el ámbito científico, la empresa y la administración, con el fin de elevar a la solución que supone la acuicultura a una realidad en Europa.

Operarios dentro de un estero recolectando las algas | El Ágora

Fruto de ese trabajo nació el proyecto INTEGRATE, que promueve la transformación de la industria acuícola del arco atlántico hacia un modelo de cultivos multritóficos. Para poder llevarlo a cabo, INTEGRATE puso en marcha diversas pruebas piloto, entre ellas, la que ha estado desarrollando Ctaqua en la bahía de Cádiz.

Además de esta en Cádiz, INTEGRATE cuenta con otras acciones piloto en Francia, Portugal e Irlanda para desarrollar la tecnología y procesos de producción específicos para la acuicultura integrada atlántica.

“El objetivo es consolidar y desarrollar un modelo de acuicultura multritrófica integrada, estandarizada y extrapolable a distintas instalaciones acuícolas con similares características”, concluye María del Mar Agraso.

CTAQUA, mucho más que esteros

Además de este proyecto, CTAQUA desarrolla en su centro de investigación distintos experimentos con el fin de avanzar dentro de este sector, como alimentación más eficiente para peces.

Por ejemplo, en una de las salas de experimentación, CETAQUA posee distintos estanques, con un complejo sistema de recirculación, donde los peces son sometidos a una dieta variada compuesta por los nutrientes de las microalgas.

“Normalmente los alimentos están formados por proteínas animales y grasas de otros peces. Lo que queremos demostrar con esto es que se pueden alimentar a estos seres con una más inclinada a lo vegetal y más sostenible”, comenta Laura Bermúdez, responsable de la planta experimental.

Además de la función nutricional, los nuevos alimentos elaborados con microalgas también poseen otras funciones, como la de proteger a los peces en entornos fríos, donde son más sensibles a las enfermedades.



Se adhiere a los criterios de transparencia de

Archivado en:
Otras noticias destacadas