Reducir, reutilizar y reciclar. La economía circular se ha convertido en la solución más efectiva para hacer frente a los desafíos de la sostenibilidad en las ciudades. Y para lograrlo la población debe ser consciente de su responsabilidad y cambiar sus hábitos de consumo



A pesar de que los compromisos de los gobiernos y los grandes acuerdos globales son totalmente imprescindibles para lograr un futuro sostenible, la acción cotidiana de los ciudadanos es vital en la acción medioambiental. Si la población no asume su responsabilidad personal en la degradación de nuestro entorno, no seremos capaces de ganar esta batalla.
Para la experta en economía circular Sladjana Mijatovic, que recientemente visitó Barcelona para participar en el ciclo ‘Hagamos frente al cambio climático’, la gran preocupación es el crecimiento de la población urbana. En 2050 el 70% de los habitantes del planeta vivirá en ciudades y la gestión de los residuos será el caballo de batalla del día a día en las urbes.
Mijatovic, la responsable de que Amsterdam se haya convertido en una de las ciudades más sostenibles del mundo, lo tiene claro: “la única solución para hacer frente a este fenómeno es la economía circular. Es necesario un cambio de mentalidad de gobiernos y empresas, pero también y sobre todo de los ciudadanos. Si queremos lograrlo, tenemos que empezar a hablar de ciudadanos circulares”.
Esta tendencia que empieza a calar en la sociedad apuesta por la ruptura con una economía lineal, que produce, usa y desecha, para adoptar una circular, que reduce, reutiliza y recicla. El cambio de modelo de consumo implica necesariamente un cambio de cultura: “tenemos que dejar de obsesionarnos con poseer cosas”, señala. La solución pasa por potenciar el consumo a largo plazo de los productos, alargarles la vida y volverlos a poner en circulación una vez no los utilicemos.
Una segunda oportunidad
La reutilización de productos ha sufrido un claro crecimiento en España gracias a las plataformas digitales de intercambio y venta de artículos de segunda mano. Las transacciones se han duplicado en los últimos diez años y en 2018 el sector aumentó un 27%. De hecho, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), casi un 30% de los usuarios de internet compró o alquiló algún producto de segunda mano el pasado año.


Sin duda, el cambio de mentalidad se está produciendo entre los consumidores. Si antes era un mercado al que accedía quien no podía permitirse comprar de primera mano, en la actualidad se busca exclusividad, ser más ecológicos, encontrar productos descatalogados o regatear en el precio.
Desde teléfonos móviles, hasta muebles, ropa o artículos de coleccionismo, el sector promete seguir creciendo gracias a las tendencias de consumo de los más jóvenes, más concienciados con el consumo responsable.
En cuanto al reciclaje y la reducción de recursos, en España los comportamientos sostenibles también han ido calando en la ciudadanía, aunque aún queda por mejorar en separación de residuos de todo tipo, en especial los orgánicos, y en el consumo responsable de recursos como el agua, la electricidad y los alimentos.
Si seguimos consumiendo al ritmo actual, en 2050, con una población estimada de 9.700 millones, harían falta casi tres planetas para mantener nuestro modo de vida. Es hora de actuar y convertirnos en verdaderos ciudadanos circulares. Gran parte de la solución está en nuestras manos.
