Naciones Unidas apuesta en el Día Mundial del Hábitat por fomentar las tecnologías de vanguardia para hacer frente a uno de los principales retos a los que se enfrenta el planeta: la gestión sostenible de residuos en los asentamientos humanos



Cada año, el primer lunes de octubre se celebra el Día Mundial del Hábitat, designado por Naciones Unidas con el objetivo de reflexionar sobre el estado de pueblos y ciudades y sobre el derecho de todos los seres humanos a una vivienda adecuada. Además, también recuerda al mundo el poder y la responsabilidad de moldear el futuro de nuestros hábitats.
Las ciudades del mundo producen alrededor de 10 mil millones de toneladas de residuos por año y la gestión de estos desechos es uno de los principales retos a los que se enfrentan. Según datos de la ONU, los municipios de los países de bajos ingresos gastan en promedio el 20% de sus presupuestos en gestión de residuos sólidos y menos del 3% en saneamiento. Con todo, esta aportación no es suficiente.
La recolección de residuos sólidos llega a menos de la mitad de la población de países en vías de desarrollo y el 16% de los habitantes urbanos carecen de acceso a servicios básicos de saneamiento. A nivel mundial, un tercio de los residuos sólidos generados todavía se arroja abiertamente, mientras que solo un quinto de materiales se recuperará, es decir, reciclaje y compostaje, y el 80% de todas las aguas residuales se descarga en las vías fluviales del mundo.
Ante estos datos, el Día Mundial del Hábitat 2019 tiene como lema ‘Tecnologías punteras como herramientas innovadoras para transformar los residuos en riqueza y prosperidad’, que promueve la contribución de las tecnologías de vanguardia en la gestión de residuos para lograr el ODS 11: ciudades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. El objetivo es recordar a la población que los desechos producidos por la actividad humana (sólidos, líquidos, domésticos, industriales y comerciales) tienen un impacto devastador en la salud pública y el medio ambiente y agravan la crisis climática.
Entre los ejemplos propuestos por la ONU en la aplicación de nuevas tecnologías en la gestión de residuos destacan:
- El uso de nuevos materiales como polímeros sostenibles en la producción para evitar la generación de desechos o generar desechos reciclables, o nanotecnología en el tratamiento de desechos, aprovechando su mayor reactividad.
- La impresión 3D, que tiene el potencial de generar menos desperdicio durante la producción, así como usar “residuos” como materia prima.
- Aplicaciones móviles, plataformas logísticas, tableros digitales, computación en la nube, big data e Internet de las cosas para la recolección y gestión eficiente de residuos, así como la formulación de políticas informadas.
- Contenedores inteligentes que utilizan inteligencia artificial o sensores para facilitar la clasificación.
La falta de una gestión adecuada de los desechos ha resultado en una contaminación excesiva del aire, el suelo y el agua, amenazando la salud pública, los ecosistemas y la biodiversidad, así como acumulando inmensas cantidades de desechos en los océanos del mundo, especialmente porque el 90% de las áreas urbanas está ubicadas en las costas.
Según Naciones Unidas, los plásticos que ingresan a los océanos están matando a 100.000 animales marinos cada año. Esta contaminación tiene considerables efectos económicos en el turismo, la pesca y la atención médica: alrededor de 375 US$ por tonelada métrica de desechos sólidos. Además, se estima que cada 30 segundos una persona muere debido a enfermedades causadas por el mal manejo de los desechos, como diarrea, malaria, enfermedades cardíacas y cáncer, lo que representa entre 400.000 y un millón de muertes al año.
