Los directores del centro de investigación Economics for Energy han presentado un documento en el que apuestan por una transición energética en España en la que todos los agentes, gobiernos y consumidores se tengan que implicar para alcanzar los objetivos mediambientales propuestos



Pedro Linares y Xabier Labandeira, directores del centro de investigación Economics for Energy, han presentado esta mañana el segundo Barómetro de Transición Energética en la sede madrileña de la Fundación de Cajas de Ahorro (FUNCAS). Un documento que analiza la evolución de la descarbonización, la asequibilidad de la energía y su seguridad.
En este documento se ha concluido que España mejoró en 2018 «ligeramente» su índice de descarbonización pero “aún está lejos de alcanzar las cuotas de emisiones”. No obstante, se han conseguido algunos logros. Por ejemplo, en el documento se ha expuesto que España redujo las emisiones de 2018 en un 24% con respecto a 2005, un 3% más que en el 2017, debido principalmente al aumento de las lluvias que incrementó la producción de energía hidráulica.
Por otro lado, los directores han destacado que es necesario un cambio hacia las energías renovables. Un cambio que también pasa por la concienciación de los consumidores, sobre todo en materias de los precios. “Hay que hacer un llamamiento al consumidor para que se sensibilice sobre la relación entre el precio de la energía y el coste de esta transición energética”, ha subrayado Pedro Linares.
«Hay que hacer ver a la gente que determinados comportamientos tienen un coste para el medio ambiente»
No obstante, han destacado que también el gobierno tiene que poner de su parte, principalmente en materia de ayudas: “Se deben poner en marcha políticas fiscales en forma de deducciones y subvenciones para avanzar en la transición energética”. Estas “servirán para acelerar la transición energética y aumentar los beneficios para la población, como un aire menos contaminado”.
En este sentido, han puesto como ejemplo la energía nuclear, una fuente una fuente limpia y estable que debe ser aprovechada a corto plazo. “Las centrales nucleares tienen unos costes de construcción elevados, pero eso no quiere decir que haya que cerrarlas ya que, si no se encuentran alternativas para sustituirlas, al largo plazo los precios y las emisiones se van a incrementar”, han explicado.
“Para que no ocurra esto, no solo hay que concienciar al ciudadano, sino que la solución también pasa por una planificación política con visión de futuro y de medidas redistributivas, como las que se han previsto el plan presentado por el Ministerio de Transición Ecológica», han continuado. “Esos objetivos en relación con las renovables son ambiciosos, pero serán los necesarios para realizar los avances pertinentes”, apuntó Linares.
