La fundación Conama ha publicado el informe ‘Agua y Economía Circular’ donde evalúa los aciertos y dificultades que encuentran los proyectos de circularidad en el sector del agua y señala la necesidad de un cambio en la normativa nacional y comunitaria



Para acelerar la economía circular en el sector de agua es necesario evaluar y modificar el marco normativo vigente en España y Europa, conservando los distintos niveles de seguridad y precaución necesarios. Y es que actualmente existen determinaciones normativas que suponen barreras para el cierre de ciclos, la utilización de materias primas secundarias (por ejemplo, lodos procedentes de los procesos de potabilización y depuración) o la reutilización de aguas, entre otros.
Esta es una de las conclusiones del informe ‘Agua y Economía Circular’ que ha publicado el grupo de trabajo de Agua y Economía Circular de la fundación Conama. El objetivo del documento es orientar a las entidades y las empresas hacia esta transformación de modelo de negocio para gestionar los recursos hídricos de manera más sostenible.
En el informe, el grupo de trabajo ha elaborado una definición de economía circular aplicada al ciclo integral del agua, en el que no solo se tiene en cuenta la depuración y reutilización, sino también la planificación hidrológica, la captación, el suministro y la interacción con otros sectores, como por ejemplo, el energético y el de residuos.
Además, se muestran algunas de las acciones que se deberían realizarse en cada fase como es el caso de mejorar la eficiencia, la detección de fugas, el impulso de las redes separativas y un mayor uso del drenaje urbano sostenible.
Con la finalidad de demostrar el papel del sector del agua en la economía circular, el uso de buenas prácticas y el desarrollo de proyectos innovadores, el grupo de trabajo lanzó una convocatoria abierta a la que se presentaron 31 proyectos.
El grupo de expertos analizó las principales claves de éxito y las barreras a las que se han enfrentado estos proyectos. Como aspectos positivos sobresalen la colaboración entre actores participantes y el intercambio de conocimientos, ya que, para lo que en unas actividades supone un residuo, para otras puede significar una materia prima y, por lo tanto, una fuente de negocio.
Las principales dificultades identificadas, además de los actuales marcos regulatorios, fueron la falta de financiación, la falta de indicadores que midan la circularidad de este recurso y la falta de aceptación social.
El grupo de trabajo de Conama también lamenta la falta de indicadores que permitan medir la circularidad en materia de agua, tanto a escala nacional como europea. Por ello proponen indicadores básicos y estratégicos que abarcan las distintas fases del ciclo del agua, tanto natural como urbano, y las distintas facetas de la economía circular: indicadores de captación, de abastecimiento, de uso de agua, de saneamiento y reutilización, y de estado ambiental.
