Chile, Colombia, México y Perú han firmado una declaración presidencial en la que se han comprometido a impulsar la lucha contra la contaminación y en favor del reciclaje y la economía circular. Además, reafirman su compromiso con la Agenda 2030



Gestionar los residuos plásticos se ha convertido en uno de los retos más importantes en el camino hacia la economía circular. Hasta la fecha, se estima que se han producido 8.300 millones de toneladas de este material que han generado unas 6.500 millones de toneladas de residuos. Los plásticos de un solo uso son el principal caballo de batalla para cumplir el objetivo de reducción de desechos si no queremos que, en 2050, 12.000 millones de toneladas de residuos plásticos colapsen el planeta.
Conscientes de la magnitud del problema y uniéndose a los compromisos de otras organizaciones internacionales, países de la Alianza del Pacífico le han declarado formalmente la guerra al plástico de uso único y han prometido impulsar y dar «atención coordinada y efectiva» a la lucha contra la contaminación y en favor del reciclaje y la economía circular.
Así lo recoge una declaración presidencial firmada el pasado fin de semana en Lima por los presidentes del bloque formado por Chile, Colombia, México y Perú al cierre de su XIV Cumbre presidencial. En el texto reafirman su compromiso de cumplir con la Agenda 2030 de Naciones Unidas y sus los Objetivos de Desarrollo Sostenible alineada a la visión estratégica de la Alianza y que pasa por el control de los residuos.
Impacto en los ecosistemas
Los presidentes declararon su preocupación ante «la creciente generación, dispersión y acumulación en el medio ambiente de los residuos de plásticos y microplásticos» y su disposición para prevenir «los impactos negativos» que causan «sobre todos los ecosistemas, incluyendo los marinos».
En ese sentido, la Alianza del Pacífico apostará por «desarrollar e implementar» políticas y estrategias «globales, regionales, nacionales y locales» para promover la gestión integral de los plásticos a lo largo de su ciclo de vida, reducir su uso y presencia y «avanzar hacia una economía circular».
Los países de la Alianza pretenden impulsar «soluciones innovadoras» para regular la producción y el consumo del plástico y crear «políticas públicas regionales, nacionales y locales» para fomentar el respeto por la naturaleza y «transformar los valores y prácticas».
Como aplicaciones prácticas de este acuerdo, la Alianza apunto a tomar acciones que «desincentiven la demanda y el uso» de plásticos de un solo uso, limitar o prohibir el ingreso de productos de este material en áreas naturales protegidas y promocionar la investigación y la innovación en la industria para desarrollar «alternativas más sostenibles».
