La contaminación por plomo en el Ártico es testigo de la Historia - EL ÁGORA DIARIO

La contaminación por plomo en el Ártico es testigo de la Historia

¿Cómo impactó la peste negra en la economía de la Europa medieval? La respuesta puede encontrarse en las partículas de plomo atrapadas en el hielo ártico. Investigadores han analizado el período que abarca desde el año 500 hasta 2010 para estudiar su evolución


Desde la minería y la fundición de plata de la Antigua Roma para la fabricación de monedas, hasta la quema de combustibles fósiles de nuestros días, los procesos comerciales e industriales han emitido plomo a la atmósfera durante miles de años. Arrastrado por las corrientes de aire, este metal pesado se ha ido acumulando en el manto de hielo de Groenlandia y otras regiones del Ártico.

Debido a la unión del plomo con metales preciosos como la plata y al hecho de que sus niveles naturales en el ambiente son muy bajos, los científicos han llegado a la conclusión de que los depósitos de este elemento en las capas de hielo son un indicador fiable para medir la intensidad de la actividad económica global a lo largo de la historia.

Fruto de la colaboración internacional

En un trabajo publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, investigadores del Desert Research Institute (DRI), el Instituto Noruego para la Investigación del Aire (NILU, en sus siglas en inglés), el Instituto para la Investigación Polar y Marina Alfred Wegener y las universidades de Oxford, Copenhague y Rochester utilizaron 13 testigos de hielo –muestras cilíndricas obtenidas mediante perforación– de Groenlandia y el Ártico ruso para medir, datar y analizar emisiones de plomo. El estudio abarca un periodo comprendido entre el año 500 y el 2010, es decir, desde el comienzo de la Edad Media (convencionalmente se considera que se inicia en el año 476) hasta la actualidad.

Se trata de la continuación de una investigación en la que se describían los altibajos de la economía del continente europeo entre el año 1100 a. C. y el 800, un periodo que incluye la Antigua Grecia y el Imperio Romano. Desarrollada por una parte del equipo y publicada en 2018, la información procedía de una única muestra de hielo de Groenlandia.

Toma de muestras en el hielo de Groenlandia. | Joseph R. McConnell

“Hemos ampliado el registro para incluir la Edad Media y la Edad Moderna hasta el presente”, explica el doctor Joe McConnell, investigador principal del estudio y director del Laboratorio de Química de Ultratrazas de Testigos de Hielo del DRI en Reno (Nevada, Estados Unidos). “A partir de 13 muestras de hielo, en lugar de solo una, de los resultados se puede deducir que antes de la Revolución Industrial la contaminación por plomo era generalizada y sorprendentemente uniforme en una gran franja del Ártico. La colección de testigos de hielo muestra con asombroso detalle un registro continuo de las emisiones industriales europeas –y posteriormente norteamericanas- a lo largo de los últimos 1.500 años”.

“Hay que destacar que analizar e interpretar un número tan elevado de registros hubiera sido imposible sin la colaboración internacional”, agrega McConnell.

Epidemias y desastres climáticos

El equipo de investigación descubrió que los aumentos en la concentración de plomo están directamente relacionados con los periodos de expansión, la aparición y el uso de nuevas tecnologías y la prosperidad económica del continente europeo; por el contrario, disminuye con los desastres climáticos, guerras, plagas y hambrunas.

“El aumento sostenido de la contaminación por plomo durante la Temprana y Alta Edad Media (aproximadamente entre los años 800 y 1300) indica un crecimiento económico generalizado, en especial en Europa Central, a medida que se descubren nuevas áreas mineras en lugares como las montañas alemanas de Harz y Erzgebirge”, señala McConnell. “Sin embargo, la concentración del metal pesado en los registros de hielo disminuye durante la Baja Edad Media, a partir del año 1300, coincidiendo con un estancamiento de la actividad económica después de que la peste devastara esas regiones”.

Pero, incluso con los altibajos asociados a catástrofes como las epidemias, la presencia de plomo en el Ártico ha crecido de manera exponencial en los últimos 1.500 años. “Encontramos que la concentración es de 250 a 300 veces mayor en la década de 1970 que en el inicio de la Edad Media”, explica Nathan Chellman, estudiante de doctorado en el DRI y coautor del artículo.

“Por otro lado, desde la aprobación de las políticas de reducción de la contaminación atmosférica, incluida la norteamericana Ley de Aire Limpio de los años 70, la concentración de este metal pesado en el hielo ártico ha disminuido en más de un 80%”, añade. Aun así, es aproximadamente 60 veces más alta hoy de lo que era al comienzo de la Edad Media.

Modelos atmosféricos avanzados

Debido a lo amplio del territorio de estudio, el equipo de investigación utilizó modelos atmosféricos de vanguardia para determinar la sensibilidad relativa de cada una de las columnas de hielo a las emisiones.

“Los modelos muestran que el testigo procedente del Ártico ruso es más sensible a las emisiones europeas que las muestras de Groenlandia, en concreto a las del este del continente”, explica el doctor Andreas Stolh, climatólogo del Instituto Noruego para la Investigación del Aire y también coautor del estudio. “Por eso, en la muestra rusa, encontramos niveles considerablemente mayores de plomo e incrementos más rápidos de las concentraciones durante la Temprana y Alta Edad Media, conforme las extracciones mineras se desplazan al noreste, desde la Península Ibérica a Gran Bretaña y Alemania”.

Toma de muestras en el hielo de Groenlandia. | Joseph R. McConnell

La presencia en un mismo proyecto de investigadores de campos tan diferentes como la química y la historia económica ha generado unos resultados especialmente completos que, según argumentan desde el equipo, demuestran los beneficios de la colaboración interdisciplinaria.

“Lo que estamos encontrando no solo es interesante para los científicos ambientales que quieran comprender cómo la actividad humana ha alterado el medio ambiente”, dice el doctor Andrew Wilson, profesor de Arqueología del Imperio Romano en Oxford y coinvestigador, sino que además “sirve de ayuda a los historiadores para indagar y cuantificar cómo las distintas sociedades y sus economías han respondido a factores externos como las perturbaciones climáticas, las plagas o las crisis políticas”.



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