Utilizar residuos marinos, como redes de pesca o plásticos abandonados, para reducir los graves impactos de esta contaminación, y convertirlos en nuevos productos de moda de alta calidad. Es un claro ejemplo de supra-reciclaje en la Economía Circular que varias empresas, algunas de ellas españolas, realizan ya a nivel mundial. Ahora bien, ¿cuánto hay de marketing verde o greenwashing y cuánto de productos realmente sostenibles? Lo analizamos también en este artículo.
¿Por qué es importante recuperar los residuos del mar y convertirlos en productos nuevos? La contaminación de los océanos ha crecido de forma alarmante en las últimas décadas. El vertido incontrolado de plásticos se ha convertido en uno de sus principales protagonistas. Según Naciones Unidas, 13 millones de toneladas de plástico llegan a los océanos cada año: Es como si un camión de la basura lleno vertiera sus residuos cada medio minuto a las aguas.
Como advierten desde la ONU, provoca, entre otros daños, la muerte de 100.000 ejemplares de especies marinas cada año. La mayoría de los plásticos quedan intactos durante décadas o siglos después de su uso, y los que se deterioran se convierten en microplásticos. Si no se frena, en 2050 habrá más plástico que peces en los océanos, alertaba un informe del World Economic Forum (WEF, por sus siglas en inglés).


Recuperar toda esta enorme cantidad de residuos y convertirlos en productos nuevos puede tener un doble efecto reparador. Por un lado, porque cuantos más residuos eliminemos, menos impacto producirán. Estos residuos acaban dañando los ecosistemas y formando parte de la cadena alimentaria que, finalmente, llega hasta nuestros platos.
Por otro lado, porque “a la vez que limpiamos hacemos una labor igual de importante, concienciar y educar. No hay nada que impacte más y que haga cambiar nuestros hábitos que ver con ojos propios lo que hay debajo de nuestros océanos para reconocer su magnitud”, sostiene Nuria Fernández Muñiz, experta en moda sostenible y residuos marinos, y responsable de Delaene, consultora especializada en sostenibilidad.
Junto a Nuria Fernández hemos seleccionado varias marcas de moda que utilizan residuos recuperados del mar, como redes de pesca y plásticos de todo tipo. También la hemos preguntado si estos productos son realmente sostenibles.
Ocho marcas que usan residuos marinos
1. Aquafil
Este grupo italiano produce Econyl, un nailon reciclado a partir de redes y trampas de los pescadores. Este material está siendo utilizado por cada vez más empresas del sector, como Gucci y Prada. Recuperar estos aparejos es muy importante: el 6% de todas las redes, el 9% de todas las trampas y el 29% de todas las líneas de pesca se pierden o desechan en nuestros océanos cada año, según un estudio de 2019 de la revista especializada Fish and Fisheries. Por su parte, Greenpeace estima que 640.000 toneladas de redes se abandonan cada año en los fondos marinos.
2. Cholita
Esta empresa con sede en A Coruña comercializa dos modelos de bolsas, las Teresitas, hechas a mano anudando redes reutilizadas de las que los pescadores desechan. Por otro lado, las Cholitas, hechas con hilos de red de los que se utilizan para reparar las redes. Sus responsables reconocen que “no todo puede venir del mar porque a veces está muy deteriorado, y el desgaste obliga a hacer muchos nudos”.
3. Ecoalf
En 2015, liderada por su impulsor, Javier Goyeneche, Ecoalf lanzaba Upcycling the Oceans, un proyecto financiado por la Unión Europea para lograr un triple objetivo. Uno, eliminar los desechos que dañan los ecosistemas marinos; dos, ahorrar energía y agua al sustituir las materias primas por material reciclado; y tres, producir con ello productos textiles y accesorios de gran calidad. Según sus responsables, han involucrado a más de 3.000 pescadores en 40 puertos, sumando 550 arrastreros marítimos y recolectando 500 toneladas de basura del fondo de las costas españolas.
4. Ikea
La multinacional sueca lanzaba a comienzos de febrero MUSSELBLOMMA, una colección elaborada con plásticos de un solo uso y otros residuos recogidos por pescadores españoles en el Mediterráneo. Estos productos, fabricados en España y diseñados por la murciana Inma Bermúdez, comenzarán a venderse en España e Italia, aunque según sus responsables, acabarán llegando al resto de países en los que tienen presencia.
5. Rosa Faia
Esta empresa de origen alemán, aunque vende en todo el mundo, ha creado la línea Eco Rosa, unos bañadores deportivos elaborados con econyl.
6. Sea2See
Esta empresa barcelonesa lleva años haciendo sus monturas de gafas con residuos de gafas. Además, por cada gafa que compra el cliente, financia 10 euros para recogidas de vertidos marinos que lleva a cabo una organización española.
7. Seaqual
Uno de los impulsores de esta empresa española ha sido también Javier Goyeneche, de Ecoalf, pero el año pasado salía de su capital. En la actualidad, el grupo industrial cántabro Textil Santanderina y la compañía catalana Antex son sus impulsores, los cuales producen tejidos fabricados con hilo de poliéster de alta calidad elaborado a partir de materiales capturados del mar.
8. Ternua
Esta empresa vasca de ropa de montaña y deportiva lleva varios años poniendo en marcha diversos proyectos para recuperar materiales desechados y convertirlos en algunos de sus productos. El proyecto Redcycle consiste en la colaboración con Aquafil para elaborar su tejido econyl a partir de la recogida de redes en las diferentes cofradías guipuzcoanas y vizcaínas de Bermeo, Getaria y Hondarribia. Por otra parte, el proyecto Seacycle utiliza botellas de plástico postconsumo, tanto de contenedor de residuos plásticos como recogidas directamente del mar para crear poliéster reciclado.
¿Son realmente sostenibles?
El reciclaje de plásticos es un proceso ya de por sí difícil y costoso. Si hablamos además de convertirlos en productos nuevos, habría que hacer un análisis mucho más profundo.
“Desde una visión purista, en muchos casos, como los objetos de plástico muy degradados o mezcla de diversos plásticos, lo mejor sería no hacer nada con ellos y que entren en el circuito de residuos de los municipios. El consumo energético en el proceso puede ser altísimo, sin olvidar su toxicidad. En mi experiencia de las recogidas en el mar, el 90% de residuos plásticos no se podría reciclar”, explica Nuria Fernández. Fijándonos así por ejemplo en el Mediterráneo, donde el 95% de los residuos son plásticos, “parece que no es lo más sostenible hacer productos con ellos”, añade la responsable de Delaene.
Otra cuestión criticable es la escasa transparencia en los procesos de reciclaje de estas prendas u objetos. “Si decimos que unas zapatillas están hechas con residuos de mar reciclados y realmente se ha utilizado un 5% del total de la materia prima, es un escenario muy parecido al que hemos vivido con los productos “eco”. Podríamos hablar de greenwashing”, sostiene Fernández.
Como propuesta positiva, en opinión de la impulsora de Delaene, es el nailon producido a partir de las redes de pesca, ya que se trata de un material que se puede recuperar y transformar de manera adecuada.
