El plastiglomerado, las piedras creadas por la acción del hombre y el calor

El plastiglomerado, las piedras creadas por la acción del hombre y el calor

El plastiglomerado, las piedras creadas por la acción del hombre y el calor

La actividad humana ha creado una piedra «imposible»: el plastiglomerado, que son sustratos que se depositan juntos, y que debido a altas temperaturas, se amalgaman transformándose en un material nuevo debido al cambio de su estructura


Ana Alemany
Madrid | 24 septiembre, 2021


Cuando un fuerte temporal obligó a Charles Moore a cambiar de rumbo, y atravesar la ruta sin vientos del Pacífico Norte para dirigirse de Hawái a Los Ángeles en 1997, su asombro no podía dar crédito a lo que descubrió: una especie de sopa flotante de objetos de diversos tamaños y texturas. Mirara en la dirección que mirara. A miles de km de la costa más cercana. Era 1997 y Moore acababa de descubrir en el vértice de las corrientes marinas del Pacífico Norte la gran isla de plástico que formaba un nuevo continente de 1,6 millones de km2 (aproximadamente 3 veces el tamaño de Francia). La mancha escapaba a la observación de los satélites porque estaba compuesta en su mayor parte por microplásticos.

Actualmente existen hasta 5 grandes extensiones de manchas de basura flotante similares en los diferentes giros de las corrientes marinas. Y sus dimensiones crecen día a día. Proyectos como los del neerlandés Boyan Slat hacen tener esperanzas, aunque si se continúan con los vertidos de deshechos, el problema continuará indefinidamente. De hecho, en el Océano Atlántico, la gran isla de deshechos plásticos se ha formado por los vertidos de, sobre todo, China, Indonesia, Tailandia, Filipinas y Vietnam. El 95% de los plásticos que llegan a los mares lo hacen a través de ríos como el Amarillo y el Yangtsé de China, el Níger de Nigeria, o el Mekong en Vietnam. Y también, de las descargas de desechos de los miles de barcos que recorren los mares.

«En los años 80 y 90, la mayoría pensábamos que el plástico se trataba de un material inerte, que no tendría una manifestación química o biológica a largo plazo, y no generaba excesiva preocupación», ha explicado el investigador al recordar cómo reaccionó ante el descubrimiento. Pero se equivocaron. De hecho, aún hoy en día, cuando alguien descubre por primera vez esa inmensa masa flotando, no son pocos los que, espeluznados, lloran.

plastiglomerado
Basura y plásticos en la turística playa de la isla de Bonaire en el Caribe. | Foto: Gem Russan

En 2012, Moore observó en la playa Kamilo, (Hawái) unas piedras extrañas, a lo largo de la isla paradisíaca. Aunque era una playa solitaria y apartada, precisamente esas características provocaron un inesperado interés y en poco tiempo se llenó de excursionistas que dejaron 20 toneladas de residuos al año. Y, entre los restos de todo tipo, esas piedras de conglomerado. Lo más llamativo es que esas “piedras” flotaban en el agua… por lo que dedujo que, a pesar de su aspecto; no podían ser piedras. ¿Qué eran, entonces?

Ante los requerimientos del propio Moore, un equipo de la Sociedad Geológica de América, con Patricia Corcoran al frente, acudió a estudiar la composición de estas peculiares “rocas”. Tras un exhaustivo análisis, comprobaron que no pertenecían ni al grupo de ígneas, sedimentarias o metamórficas, aunque tenían cualidades de las tres. Estaban formadas por sustratos que se habían depositado juntos, y que debido a altas temperaturas, se habían amalgamado, transformándose en un material nuevo debido al cambio de su estructura. Lo bautizaron con el nombre de “plastiglomerado”, por la unión de las palabras “plástico” y “conglomerado”.

La revista Science habló de este compuesto por primera vez en 2014. ¿Pero, entonces, de dónde había salido? Su origen es tan sencillo como dramático, por lo que a los geólogos no les costó descubrir su procedencia. Los excursionistas que acudían a la playa Kamilo, encendían hogueras donde, para deshacerse de sus envases, los quemaban, añadiendo a ese fuego los desperdicios que tal vez encontraran en la orilla arrastrados por la corriente. Al fundirse, el plástico se convertía en una masa viscosa y pegajosa que unía todos los materiales de su entorno: piedras, lava, conchas, restos de animales, arena, envases, cuerdas, arrastres, objetos personales…

Plastiglomerado por todo el mundo

Desgraciadamente, ahora podemos afirmar que el plastiglomerado no solo existe en Hawái, sino en las costas de prácticamente todo el mundo, ya que se pueden formar, no solo por fuegos causados por el hombre o la naturaleza (volcanes o rayos), sino incluso por la acción del sol y las mareas.

De hecho, Tony Cho, fotógrafo y activista medioambiental, los descubrió en Mallipo, una playa de Corea. A 150 km de esta playa, un buque accidentado vertió alrededor de 10.000 toneladas de petróleo, provocando el mayor derrame de la historia de Corea. Los restos de ese crudo llegó a la orilla y fue retirado por un millón de voluntarios durante años. Pero, como dice Cho, la catástrofe del plastiglomerado ha pasado inadvertida. Y ambos hechos han sido causados por la acción del hombre.

Es algo “inquietante”. De cerca no se distinguen. Parecen piedras naturales. Por su color y su textura. Pero, cuando los recoges y dejas caer en el mar, y flotan… te asustas. Comprendes al instante que tienen una historia trágica detrás.

plásticos
Si no se para la tendencia, dentro de poco habrá más plásticos en los océanos que peces.

Con estos elementos se da una dicotomía ambigua, ya que no son naturales, pero tampoco totalmente artificiales. Por ello, como los derivados del petróleo no existían en la naturaleza de forma extensa hasta mediados del siglo pasado, estos plastiglomerados se han propuesto como un marcador geológico del Antropoceno, la era de los combustibles fósiles que un grupo de científicos ha propuesto para cerrar el Holoceno (período que se definió hace 12.000 años, tras la última glaciación).

Estas “rocas falsas” también simbolizan los avances que nos ha reportado la Revolución Industrial, y puede que se conviertan en los fósiles que dejaremos a civilizaciones venideras.

Charles Moore, a sus 72 años, todavía conserva parte del espíritu idealista que le definía cuando era joven. Y, entre muchas de sus propuestas para avanzar en la solución a los deshechos plásticos, propone la necesidad de crear un “doctorado en reciclaje”, y unos vertederos con un diseño como si fuera un parque temático, donde se muestre el tratamiento de los residuos de forma atractiva junto con, por ejemplo, la agricultura.



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