El sector del reciclaje español ha retirado este año más de 300.000 kilos de cartuchos de impresión, tanto de tóner como de tinta, gracias a 22.500 contenedores recién instalados. La reutilización de estas piezas es una novedad dentro de la economía circular



Estamos acostumbrados a reciclar pilas, bombillas y todo tipo de aparatos electrónicos. Pero, hasta hace poco, no había un reciclaje específico de los cartuchos de inmpresión, un recurso que se utiliza sobre todo en oficinas y administraciones públicas. En noviembre de 2018 echó a andar una iniciativa que traducía al sistema español una normativa europea que obligaba por primera vez a cumplir ciertos objetivos en el reciclaje de las recargas de las impresoras, y desde entonces se han retirado más de 300.000 kilos de cartuchos de impresión, de tóner y tinta, gracias a más de 22.500 contenedores para este tipo de residuos.
«El Gobierno, preocupado por cómo se iban a gestionar este tipo de residuos de acuerdo a la normativa europea, nos dio el mandato de montar las redes de recogida, elaborar un tipo de contenedor específico y diseñar la logística de separado y reciclaje», explica a El Ágora Gabriel García, director general de Recyclia, la entidad que gestiona las diferentes fundaciones que se encargan de recoger la conocida como «basura electrónica»: pilas, bombillas y electrodométicos. Con 15 años de experiencia en el sector, fundaciones como Ecopilas o Ecofimática cuentan además con el apoyo de los principales fabricantes e importadores de materiales de este tipo.
En el caso de la impresión, la nueva dinámica de economía circular cuenta también con el apoyo de los 15 fabricantes de equipos de impresión más importantes del mercado español. Debido al tipo de residuo, los esfuerzos de Reciclya se han centrado sobre todo en repartir contenedores en más de 6.200 empresas, organismos públicos, distribuidores de equipamiento ofimático y entidades locales. Pero también se ha buscado involucrar al usuario doméstico: cualquier ciudadano dispone de un buscador web para localizar los contenedores instalados en los lugares públicos más cercanos a su ubicación, denominados ECOpuntos. Además, en 2020 se prevé ampliar esta red de puntos de recogida y lanzar una aplicación móvil para ayudar su localización, garantizando por otro lado la trazabilidad de los residuos, desde la recogida hasta el tratamiento en la planta.
«El objetivo europeo es alcanzar un mínimo del 65% de reciclaje del total de cartuchos que se compran en España«, explica García, que detalla el proceso que siguen estos productos de impresión una vez se introducen en los contenedores específicos. Todo comienza cuando se llevan esos contenedores a plantas de clasificación, donde lo primero que hay que hacer es dividir los cartuchos de tóner (que usan polvos) y los de tinta. A partir de ahí, se lleva a distintas plantas de reciclado, donde se procede a moler las materias primas, sepárandolas del plástico que constituye la estructura de estos cartuchos.
Aprovechar con I+D
El punto en el que aún están trabajando en Recyclia es en cómo aprovechar al máximo estos cartuchos en el proceso de reciclaje. «En otros países ya hay muchos proyectos: bolígrafos cuyo plástico y tinta viene integramente de cartuchos reciclados o se usa el polvo de tóner como componente del alquitrán para asfaltar carreteras», detalla García. Este último proceso, de hecho, permitiría recuperar la ferrita que puede llegar hasta el 40% de la composición del polvo de tóner y el aprovechamiento energético de este residuo. De hecho, un kilo de este polvo puede producir suficiente energía para mantener encendida una bombilla LED alrededor de 300 horas.


García admite que aún no han dado con la clave para lograr un reciclaje óptimo, pero destaca la «permanente colaboración» de la entidad con centros de investigación en diferentes proyectos de I+D para encontrar opciones de reutilización del polvo de tinta y de tóner. Actualmente, las técnicas de reciclaje disponibles permiten recuperar de cada cartucho de tóner un 44% de plástico, un 39% de hierro, un 13% de polvo de tóner y un 4% de aluminio. «Pero el objetivo a largo plazo es reciclar el 100%«, explica el director general de Recyclia.
Aun así, desde la empresa destacan «la alta capilaridad de puntos de recogida alcanzada en todo el territorio nacional» y el volumen de residuos gestionado «de un tipo de aparato electrónico cuyo reciclaje es obligatorio sólo desde el 15 agosto de 2018«. Una tendencia que esperan reforzar en 2020, cuando prevén alcanzar un total de 40.000 contenedores en todo el territorio español.
