El desarrollo de la infraestructura para permitir la transición energética en Europa requerirá recursos sustanciales y generará grandes volúmenes de desechos a medida que los equipos lleguen al final de su vida útil, que necesitarán de estrategias de economía circular



El cambio climático y la degradación ambiental se han convertido en una amenaza existencial para Europa y el mundo. Para superar estos desafíos, la Unión Europea puso en marcha el año pasado una nueva estrategia de crecimiento, el Pacto Verde Europeo, que busca que la economía comunitaria sea no solo competitiva y moderna, sino además eficiente en el uso de recursos, circular y climáticamente neutra. En este sentido, si la UE quiere que la neutralidad de carbono sea una realidad en 2050, tendrá que priorizar la transición a un modelo energético sostenible y con bajas emisiones de carbono, lo que requiere olvidar los combustibles fósiles y centrarse definitivamente en unas renovables que tendrán que explotar en su desarrollo para cubrir las necesidades de la población del continente.
Sin embargo, la velocidad a la que estos cambios deben ocurrir para permitir una reducción neta del 55% en las emisiones de gases de efecto invernadero tan pronto como 2030 es un auténtico desafío. Dentro del sector energético de la UE, la electricidad renovable debe convertirse en el principal generador de energía en solo una década, lo que requerirá que el sector se rediseñe casi por completo para adaptarse a las tecnologías emergentes más rápidas. Además, la nueva infraestructura necesitará del despliegue generalizado de tecnologías de almacenamiento de energía, que también deberá mantenerse durante su vida útil y reemplazarse a medida que mejore la tecnología.
Estas claves se traducen en una transición que requerirá importantes recursos materiales y generará cantidades sustanciales de nuevos tipos de desechos, lo que según la Agencia Europa de Medio Ambiente (AEMA) significa una oportunidad única para que la UE se anticipe al cambio y prepare un marco político para aplicar los principios de la economía circular a este nuevo modelo desde una etapa temprana. En un nuevo informe, esta agencia encargada de proporcionar información fiable e independiente sobre el medio ambiente, proyecta que los desechos derivados de las renovables crecerán hasta 30 veces durante los próximos 10 años, lo que debería ayudar a reducir el consumo de materias primas escasas mediante el reciclaje de metales y otros recursos valiosos de vuelta a los sistemas de producción.
Aunque las proyecciones hablan de un problema del futuro, lo cierto es que es necesario prepararse ya. Por mucho que la generación de residuos de las renovables sea actualmente bastante baja, esto se debe a que las instalaciones son relativamente nuevas y, en general, aún no han agotado su vida útil. Sin embargo, la generación de desechos en este sector experimentará un aumento dramático en el futuro y requiere atención inmediata por parte de los responsables de la formulación de políticas. Este aumento será difícil de gestionar, aunque existen grandes beneficios potenciales porque muchos de los desechos que surgen pertenecen a sistemas de reciclaje establecidos (por ejemplo, acero, vidrio, aluminio); o son materias primas críticas de alto valor.
Sin embargo, recuperar estos materiales y reintroducirlos en los ciclos de producción presenta desafíos para el procesamiento de residuos debido a problemas como el uso de materiales compuestos, la presencia de sustancias peligrosas y las bajas concentraciones de elementos más valiosos. Además, hay muchos equipos actuales que no están diseñados para facilitar aspectos relacionados con el final de su vida útil y las tecnologías y capacidad de reciclaje de muchos países de la UE están subdesarrolladas. Por último, las condiciones de mercado actuales no valoran adecuadamente las externalidades del uso de materiales vírgenes frente a los reciclados y existe una serie de problemas logísticos debido a las ubicaciones remotas, el tamaño y los requisitos de seguridad asociados con la infraestructura energética.
Hacia una energía circular
En cualquier caso, los plazos también son importantes en el desarrollo de políticas y protocolos para hacer frente a los residuos futuros generados por este sector. Gran parte de la infraestructura que se está instalando tendrá una vida útil relativamente larga y, por lo tanto, se requieren disposiciones para planificar ahora los impactos ambientales y financieros de tratar estos desechos a medida que surjan en el futuro. Por eso, la aplicación de los principios de la economía circular para mitigar los impactos de este sector implicará que la UE se centre en aplicar modelos comerciales circulares para mantener la responsabilidad del productor, diseñar la infraestructura de forma circular para facilitar la reutilización de componentes y apoyar el desarrollo del reciclaje para maximizar la recuperación de materiales.
En este sentido, la AEMA considera además que para aprovechar la oportunidad de aumentar la circularidad de las renovables y sus flujos de residuos emergentes será necesario que los principios de la economía circular se apliquen en todo el ciclo de vida de las tecnologías de suministro de energía. De hecho, el estudio que sustenta el informe publicado esta semana establece los factores que harían que el sistema de energía renovable fuera más circular.Por un lado, es imprescindible reducir la extracción de materias primas mediante un mayor uso de materias primas secundarias en la fabricación. Esto se puede caracterizar mediante criterios de contenido mínimo de material reciclado en nuevos productos generadores de energía (circuito cerrado); o por el suministro de materiales de desecho para su uso en otros sectores manufactureros (circuito abierto). También será importante centrarse en el diseño: aplicar principios de diseño circular para facilitar el reciclaje y la reutilización de los materiales que sustentan las energías renovables mejorará significativamente la durabilidad, reparabilidad y reciclabilidad de la futura infraestructura energética.
Del lado de la producción, la AEMA pide también que se utilicen prácticas de fabricación eficientes en el uso de recursos y enfoques logísticos optimizados, como por ejemplo la implementación de pasaportes de productos digitales para equipos a fin de proporcionar información sobre los materiales constituyentes y resaltar la presencia de materiales de alto impacto. Y del lado del consumo, se requiere extender la vida útil de la infraestructura mediante el mantenimiento preventivo, la reparación de componentes defectuosos y la actualización gradual de componentes modulares.
