Ana Baneira, la gallega que recorre 1.500 kilómetros para concienciar sobre la basura

Ana Baneira, la gallega que recorre 1.500 kilómetros para concienciar sobre la basura

Ana Baneira, la gallega que recorre 1.500 kilómetros para concienciar sobre la basura

La coruñesa Ana Baneira recorre la costa gallega desde principio de julio, en una larga marcha entre A Guarda (Pontevedra) y Ribadeo (Lugo) con la que quiere concienciar sobre la importancia de no tirar residuos y la necesidad de preservar el medio ambiente


Nicolás Pan-Montojo
A Coruña | 12 agosto, 2020


Detrás de unos risueños ojos azules y una sonrisa franca se puede entrever el profundo entusiasmo de Ana Baneira. Desde hace ya más de un mes, esta coruñesa de 22 años se levanta cada día en un punto diferente de la costa gallega y emprende su camino por playas, rías, acantilados y pueblos pesqueros. Mientras tanto, va recogiendo toda los residuos que encuentra por la ruta para meterlos en una bolsa de basura que lleva consigo a todas partes. El objetivo: concienciar a la gente sobre la importancia de retirar cualquier desecho de la naturaleza y, por supuesto, disfrutar de la belleza de la costa más extensa de España. Más de 1.498 kilómetros, 987 playas, 44 faros y tres provincias pasarán por debajo de sus botas este verano.

«Tengo un rollo de bolsas de basura, de 10 litros cada una. Cada mañana, me ato una a la mochila y voy recogiendo. Cuando voy llenando la bolsa y me empieza a ser incómodo, busco un contenedor, intentando siempre separar las latas, las botellas y la materia orgánica, porque reciclar es muy importante. Y vuelta a empezar», explica Baneira mientras espera a que se enfríe el té rojo que acaba de pedir en una pequeña cafetería de Ponteceso, en la Costa da Morte coruñesa. Una rutina que ya ha hecho suya durante un mes de caminata y que piensa repetir en los más de 800 kilómetros que le quedan por delante.

Todo comenzó con el Camino de Santiago y un libro. «La idea de hacerme toda la costa gallega la tenía desde hace tiempo, ya que cuando hice el Camino de Santiago desde Irún, para mi fue una experiencia increíble. Pero fue durante la cuarentena, mientras estaba leyendo el libro de Nacho Dean, un chico de Málaga que es la primera persona en dar la vuelta al mundo caminando, cuando decidí que era el momento. A mi me inspiró muchísimo el hecho de que su proyecto buscara concienciar sobre el medio ambiente«, relata la joven coruñesa, que está cursando el último año de Administración de Empresas en inglés.

Baneira quiere recorrer más de 1.498 kilómetros, 987 playas, 44 faros y tres provincias. | N.P.

Dicho y hecho. En cuanto acabó el confinamiento, Baneira se puso a planificar su ruta por la costa de Galicia, que es la comunidad autónoma con mayor longitud de costa de España con mucha diferencia: triplica a la segunda, que es Andalucía. Aunque al principio se planteó mapear los puntos más contaminados del litoral, la falta de tiempo le hizo decidirse por una opción más sencilla, como es la recogida de residuos. «Ha sido todo un poco improvisado, tenía una sensación de que o lo hago ahora o a saber cuándo voy a poder hacerlo«, reconoce la gallega que, como muchos otros, ha tenido que acelerar sus planes por la incertidumbre del coronavirus. A pesar de esta falta de preparación, gracias a las redes sociales y los medios locales, su historia se está dando a conocer entre mucha gente. «Estoy recibiendo mucho apoyo cada día, eso también me motiva mucho», asegura.

«Mucha gente pequeña, en muchos sitios pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo», dice Ana Baneira

Hasta el momento, las horas de ruta le han servido para constatar que lo peor en materia de residuos no está en la arena de las playas. «Si que hay bastante basura alrededor de la playa, en los caminos de acceso, en los pinares… En la propia arena está sin embargo bastante limpio porque en general hay servicios municipales que se encargan de retirar los desperdicios», explica. «Pero lo peor son las zonas de río y las zonas de monte. Allí hay mucha más basura que en la costa más conocida, nadie recoge lo que hay… Me he encontrado botellas o latas enterradas, que llevan ahí tanto tiempo que las confundes con piedras. En zonas turísticas, como la playa, hay más limpieza y se nota, porque no se quiere dar mala impresión», lamenta Baneira.

Concienciar a la gente

Para esta polifacética joven coruñesa, que ha trabajado durante cuatro años como árbitro de fútbol en categorías inferiores, lo más importante de su viaje es concienciar a la población sobre la necesidad de recoger cualquier residuo que encontremos en la naturaleza, por mucho que no tenga a priori nada que ver con nosostros. «Por ejemplo, en la entrada de Camariñas (A Coruña), el camino está lleno de basura. Me dijeron que en agosto, poco después de que yo pasara, el ayuntamiento contrata a gente para limpiar esa basura. Pero yo creo que eso no funciona, porque lo limpias y al año siguiente vuelve a estar sucio. Hay que optar por concienciar a la gente, con campañas públicas. Quizás en un año no funcione como debería, pero en unos cuantos seguro que dejaría de haber tanta gente que tira basura en cualquier sitio», opina Baneira.

«Hace falta invertir mucho dinero y tiempo en buenas campañas que dejen claro a la gente las consecuencias de tirar tus cosas en cualquier parte. Lo de las multas me parece muy complicado, porque no va a estar la policía detrás de todo el mundo y porque en el monte no funcionaría. Tiene que ser tu propia conciencia la que te lo pida», continúa la activista. Ella misma intenta ser parte de esa campaña de concienciación: «Lo primero que hago cuando llego a un pueblo es contarles que estoy recorriendo la costa gallega, y si veo que les produzco buena impresión, les explico mi proyecto de recoger basura. Hasta ahora, todo el mundo con el que he hablado me ha respaldado. Solo espero que eso haga que se motiven a recoger ellos también», comenta esperanzada.

Por ahora, no está encontrando ninguna resistencia a sus intenciones. «En cualquier caso, estoy muy sorprendida porque la gente está siendo súperamable conmigo. Me han invitado a comer, a cenar, a dormir… Se para gente a hablar conmigo, me dan ánimos. Pensé que la gente iba a ser mucho más desconfiada, pero estoy recibiendo mucho apoyo cada día, eso también me motiva mucho», asegura Baneira, que aún no tiene nada claro a qué se va a dedicar cuando termine la carrera, aunque está segura ya de que su trabajo de fin de grado versará sobre la recogida de residuos. «Quizás haya encontrado aquí una vocación», lanza entre risas.

La gallega tiene sin embargo muy claro que, aunque proyectos como éste no cambian la tendencia general de que cada vez haya mas desperdicios, cada gesto y cada paso cuenta. «Lo que yo hago no va a cambiar nada, pero si se va sumando, persona a persona, todos juntos sí que podemos transformar todo. Esa es la idea detrás de este proyecto: todo suma. Mucha gente pequeña, en muchos sitios pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo. Y eso es totalmente cierto. De pequeñas ONG se puede llegar a proyecto enormes, poco a poco», opina Baneira.

«Aunque va a seguir habiendo residuos y gente que tire la basura en cualquier sitio, si alguien oye mi historia y se decide a poner su granito de arena, ya habrá merecido la pena», concluye la joven coruñesa. Pero, por ahora, toca seguir caminando. Mientras se aleja por la carretera que lleva al pueblo costero de Corme, al final de la ría de Laxe, Ana Baneira se agacha para recoger un plástico que se había quedado enganchado a unas ramas a la vera del camino y lo mete en la bolsa de basura. Un pequeño gesto que, si repitiéramos todos, tendría un gran impacto.



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