La Semana Europea de la Reducción de Residuos pone el foco en la "basura invisible"

La Semana Europea de la Reducción de Residuos pone el foco en la «basura invisible»

La Semana Europea de la Reducción de Residuos (EWWR) anima a todos los ciudadanos del continente a llevar a cabo acciones de concienciación sobre la gestión sostenible de los recursos y los residuos visibles e «invisibles»


La vista y el tacto a veces engañan. Cuando compramos un nuevo móvil u ordenador portátil, casi nunca pensamos en el gran impacto ambiental que generan a través de los residuos, ya que son objetos pequeños y no muy pesados que se pueden reciclar fácilmente si se usan los canales adecuados. Sin embargo, diversos estudios demuestran que, para fabricar un teléfono inteligente que pesa menos de 200 gramos y viene en un paquete pequeño, se producen aproximadamente 86 kilogramos de desechos, sobre todo procedentes de la minería. Es lo que se conoce como «basura invisible», un problema casi desconocido sobre el que se quiere aumentar la concienciación ciudadana durante la Semana Europea de la Reducción de Residuos (EWWR, por sus siglas en inglés), que se celebra estos días de noviembre.

El principal reto de la «basura invisible» es que una gran parte de estos residuos de manufacturación no se pueden reciclar y terminan en vertederos e incineradores, produciendo un impacto ambiental negativo al que hay que sumar la importante huella de carbono que tienen la mayoría de los productos electrónicos. Según apuntan desde EWWR, para lograr una producción y un consumo verdaderamente sostenibles, «los productos deben tener una vida útil más larga, ser más fáciles de reparar y reciclar y, además, no ser tóxicos el día en que se reciclan». Y es que, aumentando la vida útil del producto se reduce la necesidad de nueva producción y, por lo tanto, la cantidad de residuos producidos durante la fabricación de objetos nuevos.

Pero, para lograr que los consumidores utilicen sus ordenadores o móviles durante más tiempo, es necesario que sean conscientes del impacto ambiental que tiene cada compra de un producto nuevo. «La mayoría de los residuos se generan durante la producción del producto en sí. Por eso, los consumidores pueden tener dificultades para darse cuenta de la magnitud del impacto que sus comportamientos de consumo tienen en el medio ambiente, ya que solo ven los desechos generados en el hogar. Sin información completa sobre los impactos del ciclo de vida de los bienes, los consumidores no pueden adoptar conductas sostenibles consistentes«, asegura un informe reciente elaborado por Avfall Sverige, la empresa que se encarga de recolectar gran parte de los residuos en Suecia.

Para solucionar esta falta de conocimiento ciudadano sobre la cara oculta de sus residuos, en ese mismo informe se detalla el impacto real de productos tan cotidianos como un taladro, un teléfono móvil o un ordenador. Este último, por ejemplo, genera un total de 400 kilogramos de basura por cada kilo que pese finalmente, una terrible proporción que se debe sobre todo a los deshechos procedentes de la minería de plomo, litio o magnesio, materiales imprescindibles para su fabricación.

 

Sin embargo, ¿qué se puede hacer como consumidor para evitarlo? Los organizadores Semana Europea de la Reducción de Residuos apuntan a la jerarquía de residuos como solución, un concepto clave en la concienciación ciudadana que se centran en las llamadas 3R: reducción del consumo, reutilización de productos y materiales y reciclaje de residuos, en este orden. Es decir, que lo que tiene mayor impacto en la transición hacia una economía circular es que los ciudadanos reduzcan sus compras y reutilicen productos de segunda de mano, dejando el reciclaje como solución última aunque también muy necesaria.

Más de 10.000 acciones en una semana

Con la «basura invisible» como foco principal, en esta duodécima edición de la Semana Europea de la Reducción de Residuos se llevarán a cabo más de 10.600 acciones relacionadas con la reducción de desechos, la reutilización de productos, el reciclaje de materiales y la limpieza en 33 países de Europa y más allá. De ellas, 1.229 se realizarán en diferentes comunidades de España, abiertas a cualquier participante que se quiera inscribir en su página web. El objetivo no es otro que el de explicar al público en general, pero también a empresas y autoridades públicas, la necesidad de reducir los residuos, ante todo, y de reciclar y reparar los bienes cuando eso no sea posible.

Este tipo de acciones son «más necesarias que nunca», explica en un comunicado Virginijus Sinkevičius, Comisario Europeo de Medio Ambiente, «porque la cantidad de residuos que generamos se ha disparado». Y es que la basura doméstica media en la UE se ha duplicado en peso desde 1970: en 2018 se generaron 492 kg de residuos municipales y más de 5 toneladas de residuos totales per cápita.

Además, el sector de los residuos no ha estado exento de los efectos de la pandemia de la COVID-19. Durante la primera ola, las autoridades públicas tuvieron que adaptar rápidamente sus sistemas de gestión de residuos para que la recogida y el tratamiento de residuos fueran seguros. Al mismo tiempo, el cambio de estilo de vida que la mayoría de nosotros experimentó, al vernos obligados a pasar más tiempo en casa, afectó los patrones de generación de desechos.

Póster de la duodécima edición de la Semana Europea de la Reducción de Residuos. | EWWR

Precisamente por esto, a lo largo de la pandemia, la economía circular se mantuvo en un lugar destacado de la agenda política de la Comisión, desde donde se han hecho llamamientos para incluir estrategias de reducción, reutilización y reciclaje en los planes de recuperación económica. De hecho, un informe publicado recientemente por el Club de Roma, destaca cómo la implementación de una economía verdaderamente circular que se incluye en el Pacto Verde Europeo y la recuperación de post-coronavirus son en realidad dos caras de la misma moneda.

La Semana Europea para la Reducción de Residuos (EWWR) nació en 2009 como un proyecto LIFE+ financiado por la UE. La iniciativa provino de autoridades públicas de toda Europa dispuestas a unir fuerzas en la prevención de residuos, pero a lo largo de los años ha sabido tejer alianzas con la sociedad civil y el sector privado para aumentar la concienciación ciudadana en torno al problema de los residuos. Actualmente, cuentan con financiación propia y un comité director para preparar las sucesivas ediciones, que suelen tener lugar la última semana de noviembre.



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