Durante este fin de semana, España ha pasado por el primer, pero no último, periodo de altas temperaturas de 2021. En amplias zonas se han superado los 40 grados de temperaturas, y este lunes se espera una anomalía térmica en Levante, con máximas poco comunes



España se despide hoy de su primer episodio de altas temperaturas del año, no sin antes recibir un cálido abrazo en la zona de la vertiente mediterránea ya que, como adelantó la semana pasada Beatriz Beatriz Hervella, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), la masa de aire cálido africana se irá desplazando a lo largo de la jornada hacia esa zona, una anomalía térmica que hará subir aún más los termómetros.
Por este motivo, mientras que gran parte de la Península se tomará un merecido respiro por este episodio, el Levante sufrirá hoy un ascenso «extraordinario» de las temperaturas que, tal y como adelantó Beatriz, puede que superen los récords vistos este fin de semana.
En Murcia, por ejemplo, se espera que superen los 44 grados Celsius, mientras que los 40°C serán la norma en puntos del este y sureste peninsular. En Canarias se alcanzarán los 35ºC de forma bastante generalizada y puntualmente los 37ºC, principalmente en el centro y sur de Gran Canaria.“Para el martes 13 se prevé que el aire relativamente fresco afecte a todo el país, provocando un descenso de las temperaturas principalmente en el área Mediterránea y Canarias. Las temperaturas estarán próximas a los valores propios de estas fechas y se finalizará así el episodio de temperaturas altas que”, señalaba la experta.
Eso sí, a pesar de todas las temperaturas alcanzadas durante el fin de semana, la portavoz advirtió que no hemos estado ante una ola de calor al uso porque no se han cumplido los requisitos para catalogarse como tal.
Como recuerdan desde la Aemet, una ola de calor consiste en “un episodio de al menos tres días consecutivos en los que como mínimo el 10% de las estaciones de medición consideradas registran máximas por encima del percentil del 95% de su serie de temperaturas máximas diarias de los meses de julio y agosto del periodo 1971-2000”.
En cualquier caso, estos requisitos se pueden revisar después del evento para verificar el episodio, aunque normalmente antes de que suceda se sabe de su existencia gracias a las previsiones, de ahí que se lancen avisos por riesgos de altas temperaturas con anterioridad para fomentar la precaución.
En este evento de altas temperaturas, el requisito que no se ha cumplido en concreto ha sido la persistencia ya que las altas temperaturas generalizadas se registraron principalmente durante el sábado y el domingo.
Un posible récord de temperaturas
La posición geográfica de España y su cercanía al desierto del Sahara hacen de España un lugar propenso a sufrir eventos de altas temperaturas. De hecho, este en concreto se ha originado por la entrada de una masa de aire cálido de procedencia africana, junto a una alta insolación que persistía desde el jueves.
No obstante, estos ingredientes no han sido suficientes para terminar de levantar el récord de temperatura máxima absoluta en el país, situado en 47,3°C en Córdoba, algo de lo que ya avisó Beatriz Hervella la semana pasada.


Para lograr superar esta cifra e incluso los 49,6°C registrados la semana pasada en Canadá, es necesario que se aúnen una serie de factores una serie de factores, tal y como señala Víctor González, físico y diculgador climático, en un artículo en Meteored.
En primer lugar, es preciso que llegue a nuestro país una masa de aire cálido procedente de latitudes tropicales y que sea lo suficientemente estable como para llevar su calor en altura hacia la superficie. A esto debería unirse un periodo de máxima irradiación solar, que suelen aparecer durante el mes de julio y primera quincena de agosto. Y por último el comportamiento de las brisas.
En este aspecto, el experto comenta que la presencia de mares a nuestro alrededor propicia brisas marinas que suavizan mucho las temperaturas. Solo en el caso de que estas viajen por tierra, ascendiendo y descendiendo por las cordilleras de nuestra Península, podrían revertir la norma.
“Bien se conoce este fenómeno en la vertiente mediterránea con flujos del oeste. Por el contrario, las brisas del oeste en el Valle del Guadalquivir suelen suavizar las máximas”, señala en su artículo.
Por ahora, recuerda, tanto España como el resto de Europa están lejos de alcanzar o superar los 50 grados Celsius. En nuestro continente, máxima está situada Grecia donde se lograron registrar 48°C.
Hidratación, aliado contra el calor
El agua es esencial para nuestro organismo por una enrome variedad de razones, pero una de las más concretas por su capacidad para regular la temperatura de nuestro cuerpo. El problema es que los seres humanos no almacenamos el agua dentro de nuestro organismo, por lo que a medida que la perdemos, también aumentamos nuestra temperatura.
Se sabe que por cada 1% de peso corporal que se elimine por la pérdida de agua, la temperatura de nuestro organismo aumenta entre 0,1 grados Celsius y 0,23°C, por lo que perder un peso del 10% podría ocasionar problemas graves relacionados con la temperatura que, en la mayoría de los casos, aumentaría nuestro riesgo de muerte considerablemente.En verano esta pérdida se acentúa por el sudor, que precisamente es el mismo mecanismo encargado de refrigerar el cuerpo humano: “Además de estar compuesto por agua, el sudor contiene sales minerales (iones) que se pierden; de ahí la importancia de reponer esos líquidos, ya que esta pérdida tiene un efecto directo en la homeostasis, esto es, el mecanismo que equilibra nuestros líquidos internos”, recuerda explica Laura Esquius, profesora del máster universitario de Alimentación en la Actividad Física y el Deporte de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Según esta experta, hay un método muy sencillo para saber si estamos adecuadamente hidratados, que consiste en observar el color de la orina: un color claro es indicativo de un estado de hidratación adecuado, mientras que una orina amarillo oscuro es señal de deshidratación.
Otras señales que acompañan la deshidratación son sed, boca seca o pegajosa, piel seca y fría, orinar poco, dolor de cabeza y calambres musculares. Cuando se trata de una deshidratación grave, se puede presentar además irritabilidad o confusión, mareos o aturdimiento, aceleración del pulso cardiaco, apatía, ojos hundidos, inconsciencia o delirio.
