El pleno del Parlamento Europeo aprueba la decisión de la Comisión Europea de incluir el gas y la energía nuclear en la clasificación del reglamento de taxonomía que establece qué inversiones pueden considerarse como sostenibles



Los legisladores de la Unión Europea votaron el miércoles y aprobaron una propuesta de la Comisión Europea para incluir el gas natural y la energía nuclear en la lista de inversiones sostenibles del bloque.
El pleno corrige así la posición en contra adoptada en comisión parlamentaria y tumba con 328 votos en contra, 278 votos a favor y 33 abstenciones el informe que planteaba una objeción que impedía al Ejecutivo comunitario aplicar la taxonomía y requería de una mayoría absoluta de la Cámara para salir adelante.
Para que la nueva clasificación comience a aplicarse a partir de enero de 2023, necesita aún superar el trámite del Consejo en donde los Estados miembro tienen hasta el próximo día 11 para presentar objeciones. No obstante, el Consejo podría bloquear la propuesta en caso de que una mayoría cualificada, representada por al menos 20 Estados miembro, plantee objeciones.
La decisión de incluir el gas y la nuclear en la clasificación de inversiones sostenibles ha sido respaldada por los populares y los liberales europeos, mientras que la izquierda, los Verdes y los socialistas la han rechazado.
Las normas de inversión verde de la UE están destinadas a ayudar a canalizar la inversión privada en proyectos para alcanzar el objetivo del Pacto Verde Europeo de cero emisiones netas para 2050. El también llamado Green Deal requiere unos 260.000 millones de euros cada año además de la financiación de la UE durante la primera década, según a las estimaciones de la Comisión.
La propuesta de Bruselas establece ciertas limitaciones temporales y de transparencia para incluir el gas y la nuclear en la clasificación de inversiones verdes. En el caso de la primera, la etiqueta de sostenible se extendería hasta 2030 y las inversiones nucleares estarían sujetas a ciertas normas para su desmantelamiento y el tratamiento de residuos. Sin embargo la propuesta generó el rechazo de la Plataforma de Finanzas Sostenibles, el grupo de expertos asesores del Ejecutivo Comunitario, y de países como España, así como Austria, Dinamarca y Luxemburgo que señalaron que pone en riesgo la transición energética.
Hidrógeno verde
A diferencia de otras opciones, el hidrógeno verde se plantea como una alternativa limpia a los combustibles fósiles. Sin embargo los altos costos y la falta de infraestructura han limitado el consumo, y al día de hoy el combustible cubre solo el 2% de las necesidades energéticas del bloque. A finales de 2021 la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, pidió que se invirtiera en hidrógeno verde al que calificó como «la energía de la próxima generación».
La mayor parte del consumo de la UE (96%) es del llamado hidrógeno «gris» producido a partir de combustibles fósiles, lo que aumenta los costos y las emisiones relacionadas. La carestía del gas está haciendo que esa tecnología aún en desarrollo sea económicamente competitiva. Eso ha hecho que el hidrógeno verde, como opción dentro de las energías renovables, sea una prioridad.
La estrategia energética de la UE en mayo estableció el objetivo de importar al menos 10 toneladas de hidrógeno verde para 2030, con otros 10 millones de toneladas que se producirán dentro del bloque.
Al tiempo que los parlamentarios votaban sobre la energía nuclear y el gas, Shell, la compañía angloholandesa de petróleo y gas, anunció la construcción de la planta de hidrógeno verde más grande de Europa en Róterdam, que estará operativa en 2025.
Según un comunicado de Shell, la nueva planta de hidrógeno, Holland Hyrdogen I, podrá producir hasta 60.000 kilogramos de hidrógeno renovable al día. La energía renovable provendrá de un parque eólico marino en Hollandse Kust, también propiedad parcial de Shell. El hidrógeno producido abastecerá a Shell Energy and Chemicals Park Rotterdam al reemplazar parte del uso de hidrógeno gris dentro de las instalaciones.
Greenpeace anunció este miércoles que presentará un recurso legal ante la votación del Parlamento Europeo que ha optado por incluir la energía nuclear y el gas en la lista de inversiones verdes dentro de la taxonomía ante «el fracaso» de los eurodiputados de bloquear estas energías en la transición europea.
El anuncio se produce tras la votación en la Eurocámara que para Greenpeace es «lamentable» y supone una cesión a las presiones de los lobbies nucleares y gasísticos, así como un «duro golpe a la necesaria apuesta» por las energías renovables y la transición energética.
Por ello, la ONG presentará una solicitud formal para que se revise de manera interna la decisión en la Comisión Europea y avisa de que en caso de no tener éxito su petición presentará una demanda ante el Tribunal de Justicia Europeo.
Por su parte, la responsable de la campaña ‘Finanzas sostenibles’ de Ecologistas en Acción, Sara Bourehiyi, ha calificado de «nefasto» el resultado de etiquetar al gas y a la nuclear como verdes, pues el propósito era que se creara un instrumento basado en la ciencia, que garantizase que una inversión calificada como verde contribuyese a la necesaria transición ecológica y a mitigar los efectos del cambio climático.
Por último, la responsable del programa de Clima y Energía de WWF, Mar Asunción, ha garantizado que la ONG seguirá trabajando hasta lograr una taxonomía verde y que estudiará la posibilidad de llevarlo a los tribunales como «último recurso obligatorio para detener el lavado verde y proteger la credibilidad de toda la Taxonomía de la UE», al tiempo que pide a los Estados miembros y a los eurodiputados que hagan lo mismo.
