La factura alimentaria mundial se disparará en 2022 más de 47.000 millones de euros, según el informe de Perspectivas Alimentarias de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), lo que agudizará la crisis en los países más pobres



La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) muestra su pesimismo ante el panorama alimentario global que alcanzará facturas de récord este año y cuyas consecuencias, por los precios alcistas de la alimentación en el mercado internacional, se extenderán hasta 2024 agudizando el hambre en los países más pobres.
Así se desprende del informe de Perspectivas Alimentarias publicado este jueves por la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que ya esta misma semana avisó junto al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de una inminente crisis generalizada.
La ONU lleva meses avisando de un aumento generalizado de los precios de alimentos y energía, agudizado por la invasión rusa sobre Ucrania. De hecho, se prevé que la producción mundial de cereales descienda por primera vez en cuatro años, así como una caída inédita en dos décadas en el uso global de estas materias, de las que Rusia y Ucrania son fuentes clave.
Se espera que los países gasten la «asombrosa» cantidad de 1,8 billones de dólares (casi 1,7 billones de euros) en la importación de alimentos que necesitan este año; un nuevo récord mundial, fruto de una subida generalizada de los precios que elevará esta factura en unos 51.000 millones de dólares (más de 47.000 millones de euros) en términos interanuales.
Es probable que los costes fijos cada vez más altos para los agricultores de los llamados «insumos agrícolas», como fertilizantes y combustible, sean responsables de la factura mundial de importación de alimentos de este año, más grande que nunca.
«En vista del alza de los precios de los insumos, las preocupaciones sobre el clima y el aumento de las incertidumbres del mercado derivadas de la guerra en Ucrania, las últimas previsiones de la FAO apuntan a un probable endurecimiento de los mercados de alimentos y las facturas de importación de alimentos que alcancen un nuevo récord«, señala el economista de la FAO Upali Galketi Aratchilage.
Menos alimentos para los más pobres


Las grasas animales y los aceites vegetales serán el mayor contribuyente a las facturas de importación más altas este año, «aunque los cereales no se quedan atrás para los países desarrollados», afirma la FAO.
«Los países en desarrollo, en su conjunto, están reduciendo las importaciones de cereales, semillas oleaginosas y carne, lo que refleja su incapacidad para cubrir el aumento de los precios«.
Entre las naciones más vulnerables, la FAO estima que los países menos adelantados no tendrán más opción que gastar un cinco por ciento menos en importar alimentos este año. Es probable que los Estados del África subsahariana y otras naciones que compran más alimentos de los que exportan enfrenten un aumento en los costos, por lo que obtendrán cantidades más bajas de alimentos esenciales.
«Estas son señales alarmantes desde una perspectiva de seguridad alimentaria», dijo la FAO, que también advirtió que «a los importadores les resultará difícil financiar el aumento de los costos internacionales«, y que estos podrían, potencialmente, romperlos.
Para ayudar a evitar una inseguridad alimentaria aún mayor entre las naciones de bajos ingresos y garantizar las importaciones de alimentos, la agencia de la ONU ha recomendado la creación de un mecanismo de apoyo a la balanza de pagos.
Declive de los cereales
Otras conclusiones clave del informe de la FAO apuntaron a una disminución en la producción mundial de cereales en 2022 por primera vez en cuatro años.
Sin embargo, no se espera que esto tenga un impacto en el consumo humano de cereales, sino más bien en la menor cantidad de trigo, cereales secundarios y arroz que se utilizan en la alimentación animal.
Se espera que las existencias mundiales de trigo aumenten «marginalmente» en 2022, principalmente debido a las mayores reservas previstas en China, Rusia y Ucrania.
Las cosechas y la demanda mundiales de maíz probablemente alcanzarán un nuevo máximo, lo que se asocia con una mayor producción de etanol en Brasil y los Estados Unidos, así como con la producción industrial de almidón en China.
Se prevé que el consumo mundial de aceites vegetales supere a la producción, a pesar del racionamiento esperado de la demanda, señala también la FAO.
La agencia de la ONU explicó que aunque se espera que la producción de carne disminuya en Argentina, la Unión Europea (UE) y los Estados Unidos, se pronostica que las exportaciones mundiales se expandirán en un 1,4 por ciento, lideradas por un aumento probable del ocho por ciento en la producción de carne de cerdo en China.
Se pronostica que la producción mundial de leche en 2022 se expandirá más lentamente que en años anteriores, frenada por rebaños lecheros más pequeños y márgenes de ganancia más bajos en varias de las principales regiones productoras.
Se espera que la producción mundial de azúcar aumente después de tres años de declive, liderada por las ganancias en India, Tailandia y la UE.
Finalmente, se pronostica que la producción acuícola aumentará en un 2,9%, mientras que la pesca comercial probablemente se expandirá en solo un 0,2%. Como reflejo del aumento de los precios del pescado, se prevé que los ingresos totales de exportación de la pesca y la acuicultura aumenten un 2,8%, aunque los volúmenes disminuirán un 1,9%.
